Era sábado por la mañana. Jungkook no tenía que trabajar en la florería, tampoco tenía ninguna obligación como fotógrafo, pero sí tenía cosas que estudiar para la universidad.
No iba a poder quedarse hasta tarde entre sus sábanas y mantas, aunque ganas no le faltaban.
Salió de su cómoda cama, se dio una ducha con la esperanza de que lo ayudara a despertar, y se preparó un desayuno. No tenía hambre por las mañanas en realidad, pero si no comía algo luego comenzaba a sentirse cansado y débil. En eso estaba, con la mente en blanco, la mirada perdida en algún punto imaginario de la pared de su sala, y la taza caliente entre sus labios, cuando recordó un importante detalle.
No tenía sus libros y cuadernos
Los llevaba siempre a la florería, con intenciones de adelantar trabajo y estudiar cuando no tuviera que hacer nada ni atender a ningún cliente, y seguramente los había dejado el día anterior.
Bajó su cabeza con resignación y vio por la ventana de su sala.
El día se veía demasiado frío y gris, incluso parecía que en cualquier momento iba a llover, pero no tenía otra alternativa. Iba a tener que salir e ir por sus cosas. En ese momento agradecía que el señor Min le hubiera dado una copia de las llaves del local por si acaso.
Terminó rápido su comida, se abrigó y luego de tomar las llaves salió de su casa.
No quería seguir perdiendo tiempo, necesitaba aprovechar al máximo ese día para estudiar, y seguramente iba a perder minutos valiosos esperando el transporte público. En momentos como ese se lamentaba mucho no tener un auto, o tal vez una motocicleta, pero su economía personal no se lo permitía.
Tal vez ese podía ser su nuevo motivo para ahorrar.
Seguramente si le comentaba a sus padres el deseo y la necesidad de un transporte propio, ellos lo ayudarían con gusto, pero Jungkook no quería seguir pidiéndoles cosas, suficiente habían hecho ya durante 20 años de su vida.
Para su suerte, solo tuvo que aguardar unos minutos en la parada de autobuses a que llegara el que lo llevaba a su trabajo. Viajó cómodo y a gusto, y pudo disfrutar de mirar por la ventana justo cuando la lluvia se desató sobre la ciudad.
Él amaba los días lluviosos en realidad, siempre y cuando pudiera disfrutarlos en un lugar seco, cómodo y cálido, como su cama o su sillón, pero iba a tener que conformarse con el autobús mientras pudiera.
Se bajó cuando arribó a su parada y se preparó para correr hasta la florería, la cual estaba a solo 2 calles de distancia. Tal vez era algo tonto correr, no iba a mojarse menos, pero no tenía paraguas y tampoco quería seguir mucho tiempo afuera, así que simplemente intentó ir lo más rápido posible.
Una vez dentro del local, encendió todas las luces y se dispuso a buscar su mochila.
Siempre la dejaba en los mismos lugares, pero ahora no aparecía, y por un momento sintió miedo de que su jefe se la hubiera llevado a su casa, porque no tenía idea de dónde quedaba eso.
Intentó respirar profundamente y tranquilizarse, porque ese día ya estaba sofocándolo.
Se encontraba en el depósito, revisando algunos muebles y estantes, cuando pudo sentir la campana de la puerta principal. Jeon sintió que no podía sucederle ninguna cosa más esa mañana, pero intentó mantener su actitud amable.
─ Buen día, lo siento, no está abierto en realidad. ─ Dijo saliendo del pequeño cuarto, para llevarse una gran sorpresa.
─ Jungkook, qué bueno que te encuentro. ─ Jimin estaba parado en el medio de la tienda, sonriendo y viéndose muy atractivo y elegante.

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Just Kids; jikook
Short StoryUna historia sobre dos mejores amigos inseparables, o eso se pensaba.