Espacio

469 37 0
                                    


Aziraphale siempre había respetado el espacio de Crowley cada que discutían él demonio se alejada, esto debido a su incapacidad de pedir perdón, por su parte el ángel lo perdonada, pero eso no significada que Crowley se perdonara así mismo.

Aziraphale también sabía que Crowley era diferente de otros demonios no solo por su creatividad, la cual, usada para sus travesuras en la tierra, no el ángel sabía que el demonio aun podía sentir cariño, arrepentimiento, compasión, pero en su naturaleza demoniaca predominan las emociones como orgullo, arrogancia, ira, incluso pensamientos sobre asesinatos, por ello eran los primeros en manifestarse, Aziraphale trata de no tomarse todo lo que decía el demonio de forma seria.

Él guardián de la puerta del Edén sonreía con amor y alegría cuando Crowley regresa a buscarlo a la librería, al parque o cualquier otro lugar donde se encontrará con una invitación a un almuerzo, cena o desayuno, y aunque en el exterior se mostrara molesto (o por lo menos eso intenta), le hacía inmensamente feliz saber que su demonio a su manera le pedí perdón por su comportamiento.

Debido a ello en su momento fue una sorpresa cuando en ese día del juicio final su compañero estaciono su elegante auto a mitad de la calle pidiendo perdón, vaya que era el fin de los tiempos para que los demonios pudieran mostrar arrepentimiento y expresarlo a los cuatro vientos, Aziraphale pensó por unos segundos que estaba soñando.

Sin embargo, volvieron a discutir fue entonces cuando el rubio trato, inútilmente, de no pensar y sentir el dolor en el pecho por saber que Crowley se iría sin él, el sentimiento fue muy similiar al que sintió cuando fue todo el asunto del agua bendita, pero esto era definitivamente diferente confiaba en que el todopoderoso tendría una solución y los guiaría a todos aun camino donde la guerra definitivamente no estaba involucrada.

Todo saldría bien... tiene que salir bien.

---Un par de canciones de Queen y un no apocalipsis después. ---

Ahora Crowley y él ya no discutían o por lo menos él no cuenta como discusiones si las crepas eran mejores que el vino, aunque si definitivamente las crepas son superiores al vino, ambos pasaban mucho más tiempo juntos y ese espacio que ambos tenían como individuos seguía allí, pero ahora había uno nuevo que era de ambos era su propio espacio como un par.

Aziraphale atesora ese espacio que ahora compartían sobre todo cuando estaban en la intimidad de su librería juntos a sus libros, su cocoa caliente y la ruidosa música de Crowley.

 

Los días de aquellos ineffablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora