A5 - Slightly bewildered

14 3 0
                                    

—¡Damas y caballeros! — la música tétrica que sonaba de fondo era bastante desenfocada a la algarabía que rodeaba el evento como tal —denle la bienvenida a Pierrot—.

Los aplausos formaron parte de aquella música distorsionado, donde todos veían entrar a aquel payaso que usaba colores rojos y blancos en su ropa. Viéndose bastante rechoncho.

—¡Un placer a todos! —aquella voz no pudo hacer evitar que me colocara de pie rápidamente de donde estaba en aquel sitio. Necesitaba bajar de ahí e ir a su encuentro.

Mana.

La música por un momento se cortó.

Ya no estaba entre el público; todo el mundo me veía con emoción mientras aplaudía de forma lúdica. Preste un poco más de atención a lo que estaba haciendo. Mis manos se movían agiles, como si tuviera años realizando aquella tarea, estaba haciendo malabares.

Las pelotas cayeron de golpe al desconcentrarme de aquella tarea innata que estaba realizando.

Los pucheros no se hicieron esperar ante la torpeza de un payaso que se suponía sabia lo que estaba haciendo.

Pero aquel sonido incesante de un piano no dejaba de retumbar.

Hasta que ocurrió un corte.

Ocurrió mientras recogía las pelotas. Que ya no eran pelotas. Parecían objetos que alguien había tirado apropósito al suelo, plumas, tinta (que para mi suerte estaba cerrada), papel.

Al alzar la vista nuevamente me tope con lo que era la casa de mi infancia. Los muebles, todo su alrededor intacto. Los muebles de telas finas, las paredes pulcramente pintadas.

Aquel molesto piano.

Mis pasos siguieron de forma pausada observando todo aquel espacio con nostalgia, la nostalgia saber que era una memoria. Ahí en el piano logre verla.

Katerine

Era esa viva imagen de una mujer dulce y amable, su rostro sin una arruga. Sus habilidades para el piano no eran las mejores, a decir verdad. Pero aquella tonada le ponía la piel de punta.

—¿Qué canción es esa? —no pude evitar cuestionar.

—Si te soy sincera... es un desliz— la mujer comentaba sin mucha prisa mientras sus dedos hacían un acorde que acaban en una tonada melodiosa. Pero a momentos bruscos se detenía.

—¿Un desliz? —tenía más preguntas ahora.

—Una idea borroneada—agregó —quizá una añoranza, es como si cayeras en un pozo del cual ansias salir, por el... sol... solo...—.

Mi gesto se fruncia a medida que seguía ella hablando, pues su voz parecía cortarse en los momentos que la música también lo hacía.

Sus palabras quedaron vacías de un momento a otro, parecía sonreír, hacia tanto no la veía sonreír.

La tonada se volvía más suave, como si ella ya no fuera quien la tocara. Sus dedos se movían, pero el sonido que emitan parecía lejano, como si la tonada pasara a otra habitación.

—¿Katerine? —dijo intentando tocar a la mujer que estaba a su lado, pero parecía ajena a él, ajena a lo que ocurría.

Me coloque de pie buscando de donde venia ahora el sonido.

Poco a poco mis pasos daban a un pasillo desolado, sin adornos, donde la luz se omitía; dando paso a un resplandor que venia de frente.

Cubrí mis ojos un instante.

Y ahí estaba. Una puerta de un diseño blanco, bastante fuera de la época.

Se abrió para mí, como si tuviera la oportunidad de huir de aquel recuerdo.

Era un sitio de un paisaje distopico, donde los colores negro y blanco reinaban. Piso blanco con un extraño césped y ramas que iban en aquel par de colores duros y crudos.

Y poco a poco, mientras más me adentraba podía distinguir la voz de un niño.

Entonces ahí a lo lejos, tomando firmemente la mano de aquel payaso que vi. Pude darme cuenta que quizá... solo quizá, que ya era hora.

Hora de despertar. 

Ժ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴

Escrito por su servidora. Puede encontrarme en instagram y face como douceart26 y en face con una cuenta de rol llamada Ester Chifflet. 

Everywhere At The End Of TimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora