Mis brazos vacíos

395 32 9
                                    

Se lo advirtió miles de veces, pero ella no quiso entender que las decisiones tomadas de forma egoísta conllevaban un riesgo mayor. La prueba de ello recaía en aquel ser inocente descansando en una suave cuna, la cual los negros ojos de Mikasa observaban desde una distancia prudente.

-Es un niño hermoso, mi nieto-Su madre la acompañaba.

Tras la pomposa boda de Mikasa, aquella mujer visitaba seguido a su hija pese a que su esposo no estaba a favor. El padre de Mikasa prefería no visitarla y mirar las fotografías de su hija cuando, inocente al mundo, lo único que deseaba era aprender a bordar y hacer muñecos de trapo.

Algo que estaba en contra de los ideales de Hanna debido a que deseaba todo tipo de lujos para su hija y al ver lo hermosa que se ponía con el pasar de los años, se dedicó a alimentar el ego de Mikasa al punto de meterle una cantidad de ideales narcisistas cuyos frutos eran finalmente cosechados.

-Mi yerno está orgulloso de este niño-Aquel ser inocente cuyos ojos eran de tonalidad turquesa, pero cabellos negros como los de su madre, se quedaba sereno en los brazos de su abuela.

-Supongo-Por su parte, Mikasa no tenía que mover ni un solo dedo.

Zeke había contratado una nana para que Mikasa no se desvelara atendiendo a su vástago, la trataba como una reina e incluso en su vivienda tenia a plena disposición un par de mucamas que la atendían cuando ella lo requería y ni qué decir del chofer que estaba para llevar a Mikasa a donde sea que lo deseara.

Un armario tan grande como una habitación donde estaban vestidos de diseñador, zapatos de todos tipos y colores, así como joyas que su esposo le regalaba de forma regular, incluso los perfumes de edición limitada que descansaban en su tocador eran tan fragantes.

Y ni el más delicioso de los aromas lograba cubrir el vacío que Mikasa sentía en su corazón con cada día que pasaba al lado de su esposo e hijo.

-¿Me vas a decir por qué no quieres ir a casa de tus suegros?-Las manitas de su hijo estiradas, tratando de alcanzarla pero Mikasa se limitaba a alejarse de él porque se sentía ajena ese niño.

No lo deseaba, no quería atarse de esta manera a Zeke, tampoco tenía previsto tener un hijo dentro de un matrimonio en el que ella no amaba a su esposo pese a que le daba todo lo que ella pedía y aun lo que no.

-Mis suegros son... algo especiales-Recordaba que los padres de Zeke no asistieron a su boda por motivos de trabajo.

Lo que entendía era que su suegro era el presidente de una empresa dedicada a la importación y exportación de vinos.

Tenía un hijo menor a Zeke al que hasta el momento no conocía, su esposo era reservado en temas familiares y ella no estaba de ánimo para averiguar más del hombre con el que compartía su vida.

-Chester se merece tantas cosas ¡Mira estos ojitos lindos! No dejan de buscarte, cárgalo al menos unos pocos minutos para que sientas lo cálido que es mi nieto-Incluso el día de su nacimiento ese pequeño fue rechazado por Mikasa con el pretexto de estar fatigada tras la labor de parto.

Tampoco amamanto a su hijo, buscando una nodriza para hacer esa tarea. Zeke no la presionaba, estaba de acuerdo con las decisiones que tomaba Mikasa y la complacía en esos caprichos pues, para él, ese niño representaba un requisito más en su vida tras saber que para heredar la compañía familiar debía tener un hijo.

Fue así como busco la mejor oferta a sus ojos y lo que encontró fue a una mujer hermosa, llena de ambiciones que él podía complacer a manos llenas. Por eso se metió en la vida de Mikasa sin esforzarse mucho tras ver que ella era igual a él: una persona que se guiaba por sus intereses personales y dejaba de lado a quienes no le eran de utilidad.

Atrapa sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora