1° OBSERVA CON PACIENCIA

847 82 12
                                    

Cuando encontró ese ridículo diario en el ático no le dio la atención merecida. Él creía que mientras estuvieran en la misma clase no necesitaría nada más que su presencia, siempre, a dos bancas de distancia. Después de todo podía observarla durante clases sin que ella ni nadie se diera cuenta.

A la corta edad de doce años el tiempo no suele ser algo prioritario, pero los días se convirtieron en semanas, luego en meses y no fue hasta un amargo lunes a mediados de último año de instituto que la portada de ese perdido diario llegó a su memoria.

La imagen de ella abrazando a ese recién llegado se había impregnado en su cerebro. Le ardía el estómago y no almorzó porque una vez llegó a casa ese día, subió al ático y rebuscó bajo capas de polvo ese título.

—Aquí está.

Estaba escrito a mano y se notaba muy viejo. En la primera página habia un nombre que ya no se podía distinguir y que tampoco era su prioridad. Buscó un índice, pero no había. Solo una nota que mencionaba así:

"Cuatro pasos para que alguien se fije en ti"

La siguiente página tenía como título:

"PASO 1: Observar con paciencia"

El primer paso era un poco escueto. Todo se resumía en una sola página.

"El primer paso será el más difícil, querido lector. Pero valdrá la pena si lo haces como se debe. Como novato, imagino yo, te tomará un largo tiempo. No obstante, si ya tienes la experiencia quizá te agrade saber que no tendrás mucho que aprender de mis palabras.

Si eres novato procura mirar a la persona que quieres sin que nadie te note y, claro está, sin que esa persona se de cuenta.

Posiblemente te tomará unos años.

Ahora bien. Si ya dominas lo anterior podemos pasar a observar no sólo cuando esté cerca, sino también cuando no."

Él arrugó la frente y continuó la lectura todavía con la acidez que lo obligó a dejar la clase sin esperar a verla tomar el bus. Porque esa bella sonrisa se la dio al recién llegado.

"Para ser más específico... Tendrás que continuar observando. Observar sin importar el lugar. ¿Fácil, no?"

Cerró el diario y bajó del ático. Su hermano le preguntó si se encontraba bien, pero no le respondió y se encerró en la habitación. Dejó el diario sobre el escritorio y tomó asiento en la cama. Miró el cuadernillo por varios minutos en los cuales la dispersa idea tomó forma y tamaño dentro de su cabeza.

Al día siguiente se dedicó a observar incluso si eso implicaba tener que verla sonreír junto a ese imbécil de cabello marrón. Con cada segundo que pasó mirándola, esa idea se transformó de un pequeño gatito a un tigre sigiloso.

Su rutina se limitaba a contemplar desde la distancia durante clases, pero ese día, aquel martes, la vio subir al bus, la vio tomar asiento junto a la ventana, la vio cabecear un poco, la vio bajar del bus frente a una cafetería y la vio sonrojar cuando la mano atrofiada y repulsiva de un imbécil rubio la rodeó por la cintura, la acercó a su cuerpo y le dio un maldito y enfermizo beso en los labios.

Ese martes no estaba nublado, ese martes no era particularmente especial, pero ese martes la mirada de Sasuke, el joven escondido en las sombras de un árbol al otro lado de la calle, se oscureció. Ese martes, Sasuke descubrió que la chica de la que se había enamorado en secundaria tenía pretendientes.

Y fue ese martes donde una idea con forma de tigre en su cabeza se transformó en una bestia peluda, alta y huesuda con hocico de dientes afilados que escurría saliva cual animal hambriento.

"Ella no está sola, tiene a otros. Pero haremos que ella se fije en tí"

— ¿Cómo lo haremos?

"Sólo hay que seguir los pasos."

.

.

.

Paso a paso: Que alguien se fije en ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora