Ciento uno.

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Primer mes...

Ellen podía llegar ser un dolor de cabeza. Y sin embargo, se sentaba a meditar en las posibilidades de sobrellevar su relación mientras intentaba respirar entre tantos problemas familiares.

Y para ese entonces había días que no podía comunicarse siquiera con su mejor amiga y le entristecía que su vida la golpeará de una manera absurda pero dolorosa trataba de idear tiempo para hablar con logan y su familia que no hacía más que pelear. Era tan frustrante para la castaña no saber de él que busco trabajo para pagarse sus necesidades y poder hablar siempre con él.

Detestaba también no ser como él que la presumía en sus redes sociales en sus estados de WhatsApp en todo. Y temía que esto fuera como un suspiro al viento, un último adiós... la castaña comprendía que no le demostraba mucho afecto pero con sus hechos aunque eran pequeños lo hacía por gritarle a su chico lo mucho que lo amaba.

Porque después de todo aunque no lo viera rezaba por la noche un día nuevo para toda su familia y para él estaba seguro de que Dios la castigaría por tantas peticiones a su amorcito pero lo amaba e iba hacer de todo e incluso rezar para que su día fuera mejor que el suyo.

–Y tú la observabas con una cara de querer castrarla, eh? No creas que no me di cuenta. –La castaña sonrió para sí misma y recordó como logan sonreía mientras una chica sumamente hermosa se abrazaba a su espalda.

–Yo. –testo con sorna tras carcajearse con brusquedad.

– ¡No! No me vas decir que no observabas a este galán ¡Niégalo!

–Está bien. Está bien si lo hacía pero que conste que no lo hice con celos. –Se confesó más tenía un as bajo la manga–: Y tú que querías ligarte a mi prima.

– ¡No! Es que su foto me gustó mucho es todo. –Volvió a sonreír sintiendo sus mejillas ruborizarse. A su pecho llenarse de alegría y volver a releer el mensaje mi ¡Dios! Parecía una loca sonriendo a la nada y celebrar por algo tan insignificante como eso.

El de verdad había cambiado. Y ahí entendió que su orgullo era ambiguo y que esperaba nunca volverlo alejar. –Nunca más...–Dijo.

El niño que la había enamorado todavía existía en el pero claro ahora era maduro sabía lo que quería y afrontar las cosas lo dominaba bien. Demasiado bien él era diferente ahora, alguien nuevo.

Era otro en su vida.

Segundo mes.

Ellen aunque sonreía extrañaba mucho su cercanía. Extrañaba sus besos, su sonrisa torcida, sus ojos vibrantes tan llenos de vida y de admiración cuando los dos se encontraban sin querer.

Estaban juntos si pero deseaba tanto su cercanía que le frustraba su relación a distancia, le frustraba no tenerlo ahí con ella todo el tiempo, pero debía esperar lo bueno llegaba después de la tormenta ¿no?

Las relaciones a distancia normalmente no funcionan. sobraban dedos para contar cuantas personas se lo comentaban día a día que tal vez no la amaban o que de seguro estaba con otra. ¿Sabes cuantas veces lloro la castaña? No, bueno tampoco yo siquiera puedo recordar las veces que lo hizo. Se motivó a sí misma para dejar de llorar y entender que solo eran personas de mentes cerradas que creen que porque la sociedad hoy en día no valora el esfuerzo que hacen otros por ti creen que todos son iguales o semejantes.

–Amar es saber esperar el tiempo que sea necesario. – Dijo a su primo quien se burlaba de ella como si su noviazgo no iba enserio.

Suspiro y forzó una sonrisa limpia sin rastro de resentimiento.

°•Eres otro en mi vida.•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora