Cincuenta y cinco.

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Había llegado el mes más estresante del año y con eso mi malhumor por comprar regalos, comida para una manada de lobos y ropa para mí― ok eso último no se me hacía tan irritante―pero si platicar una vez más con mis primos los cuales parecían venir de otra era.

¿Sabían ustedes que a los niños, no se le pueden dar azúcar hasta tarde? Porque según mis tías se alteran y enloquecen como monos. Y yo que a su edad eran tan pacífica y nada frenética con los dulces. Pero en fin. Tuve que pasar navidad con la familia Adams y no nada más eso también compartí mi dormitorio con algunas primas que lo único bueno de tenerlas era que limpiaban mi desastre a diferencia de maría que esa no solamente limpia también husmeaba mis cosas y yo disimulaba que no la observaba.

Logan. Ella era la culpable de que tomara mi diario y releyera unas páginas que contenían tu nombre y fechas importantes para ti hasta miedos escribí en el para recordarlos con una sonrisa de burla. Pero esta vez no era de burla si no algo melancólica.

Las metas que yacían ahí escritas eran para que ambos la hiciéramos al cumplir dieciocho años. Claro que ahora ya no ¿Cierto? Eso jamás pasaría de nuevo. Y por eso bote todo lo que me recordara a ti. Absolutamente todo para no volver a decaer y mirarlas a pesar de que dañaran. Masoquismo se le llama pero es que quien no lo ha hecho.

¿Tú lo hacías logan?

°•Eres otro en mi vida.•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora