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Annaís recupera la consciencia tan pronto percibe un apretado pinchazo demoliéndole el costado y parte de la espalda. El cuerpo le pesa, los músculos resienten la posición, y el ruido que se cuela por sus tímpanos le interrumpe la somnolencia que estuvo disfrutando hasta ese preciso momento.

Su entrecejo se arruga aún con los párpados cerrados, y a medida en que va recuperando el sentido de la realidad y todo lo que la rodea, se va dando cuenta de unas cuantas cosas que se escapan de su rutina matinal.

Lo primero es el desconocido aroma que emana de las sábanas que la envuelven con descuido. Es una fragancia que se instala en alguna parte de sus fosas nasales, similar a algo que no logra identificar pero que aun así se siente conocido, muy reciente.

Lo segundo es la almohada en la que su cabeza reposa. No es la suya, lo sabe de inmediato, especialmente porque no huele a su detergente habitual y porque esta es mucho más esponjosa que la suya.

Lo tercero es el peso extra que hunde su cuerpo contra el colchón, ese que la ha estado dejando sin aire cada tanto y que no le permite estirar sus extremidades como acostumbra a hacer tan pronto como despierta.

Por un instante, su cerebro le hace una mala jugada, y momentáneamente le hace suponer que se trata de Alan. No obstante, su estado de confusión pasa en un instante, en el siguiente segundo en el que los recuerdos de la noche anterior destellan debajo de sus párpados como una estrella fugaz que ha cruzado el cielo de su razonamiento.

Las memorias la aturden, la sofocan a decir verdad, pero nada la deja sin aliento como la realización de lo que ha hecho.

¿Ella de verdad se ha dejado abrazar por el padre de la que solía ser su mejor amiga?

¿En serio cometió el error de entregarse al único hombre que estaba fuera de sus opciones y que de algún modo buscó la forma de colarse por la hendidura de su vulnerabilidad?

Por un momento no puede creerlo. No, Annaís se rehúsa a creerlo. Se niega rotundamente a creerse capaz de caer en las garras de la estupidez y hacer todo lo contrario a lo que se supone que tuvo que hacer desde un inicio: alejarse de la familia Hood de una vez por todas.

No puede haber sido tan imbécil, o al menos, eso es lo que se dice a sí misma en un pensamiento que le lleva la contraria cuando reúne el valor de abrir los párpados y enfocar la mirada. Encuentra paredes que no son suyas, muebles que no le pertenecen, marcos de fotografías borrosas en su memoria y un sinfín de objetos que se mantienen en la parte más profunda de su mente por causa del ayer.

No es su habitación. Es la del señor Hood, quien parece notar la irregularidad en su respiración y la intención de movimiento en su cuerpo y se abraza más a ella en una especie de agarre enredado que la restringe de cualquier clase de escapatoria.

El pelo contra la piel de su espalda le hace cosquillas, le pica en realidad, pero Annaís no está tan al pendiente de ese hecho cuando percibe cómo el moreno frota el borde de su pómulo con la dermis salpicada que cubre su columna vertebral antes de volver a caer en las profundidades de un sueño que ya debió culminar.

No sabe qué hora es. Las cortinas que cubren los ventanales son tan pesadas y tan oscuras que no le permiten conocer qué tanto resplandece el sol afuera. No es que pueda deducir la hora gracias a la posición aquella estrella, pero por lo menos sabría si es prudente preocuparse de la manera en la que está empezando a hacerlo.

Quiere golpearse por su inconsecuencia, por ese error que ha cometido en horas nocturnas que ahora la perseguirán por el resto de su vida. Por una eternidad completa si no se va de allí ahora. En el siguiente segundo. Ayer. Cielos, tuvo que haberse ido ayer. No. Ni siquiera debió subir a ese coche. Debió fingir que no lo reconocía, que era otra persona, que había sufrido de amnesia y que su caja de recuerdos estaba tan vacía como su espíritu. Sí, eso es lo que tenía que haber hecho desde el principio, pero ahora no importa.

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⏰ Última actualización: Sep 21, 2023 ⏰

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How to be a heartbreaker [#2] ♡ sugardaddy! [cth]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora