𝐗𝐕𝐈

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"Será que quiero saber si este sentimiento es correspondido"

Do I wanna Know- ARTIC MONKEYS

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—Cariño, basta. Vas a terminar asesinandola, ella no tiene la culpa de que Steve sea un imbécil.

Natasha solo pedía algo de misericordia por esa pobre almohada que había sido torturada por Wanda durante las siguientes tres horas. Finalmente, ella la soltó y el objeto cayó sobre la cama.

—¿Ups? Nat, no puedo creer que haya sido capaz de algo así. Quiero decir, ¿Qué carajo le pasa? ¿Es una de esas cosas de la edad que ahora está presentando secuelas? ¿O es que simplemente se ha vuelto loco? Quiero encontrar una explicación realmente buena que justifique el por qué besó a Sharon Carter.

—¿No se supone que la molesta debería ser yo?

—Bueno...sí—Wanda se cruzó de brazos y la miró acusatoria—, pero has estado bastante concentrada en evadir el tema, tus sentimientos y no has hecho el intento por salir de esta habitación.

—¡Yo no!—cerró la boca cuando notó que casi comienza un drama de niña pequeña—. Aquí es cómodo, ¿De acuerdo? No quiero salir porque está frío afuera. No estoy ignorando nada, me estoy tomando un descanso.

—¿Un descanso? Pues entonces descansaste tres horas y contando.

—De acuerdo, esto es demasiado. Vete de mi habitación, Wanda Maximoff.

—¡Nat!

—¡Me juró que no pasaría nada con ella! ¡¿Bien?! Y esto debería importarme una mierda porque no es como si él y yo tuviéramos algo formal, ¡Se supone que estábamos divirtiéndonos, maldita sea! Detesto que ella esté aquí, su sola presencia me irrita, no la soporto—cerró los ojos y trató de regular su respiración. La furia burbujeaba como lava ardiente por sus venas—. Estoy muy enfadada, Wanda. ¿Y qué? ¿Cuándo no lo he estado antes?

—Esto es diferente.

—¿Diferente cómo?

—Él te importa y tú a él.

Todo parecía resuelto a sus ojos, en el rincón de su mente donde cada cosa estaba cubierta de azúcar y unicornios que vomitan arcoíris, lejos del caos y la destrucción habitual. A veces Wanda podía ser una niña ingenua, y por eso a Natasha le correspondía asesinar esa parte suya y traerla de vuelta a la despiadada realidad.

—Sí, ¿Y?

—¡Oh, por un demonio! ¿Acaso no puedes agregarle una pizca de romanticismo a tu vida?

—El romance apesta.

—Solo lo dices porque Steve no está aportando mucho a la sociedad involucrándose con esa bestia del averno con peluca. ¡Tenemos una situación aquí!

Natasha elevó una ceja.

—¿Tenemos?

—Necesito algo emocionante en mi vida, la mía da lástima.

—Santo cielo, necesitas coger con urgencia—la miró con horror, llevándose solemne una mano al pecho—. Estoy severamente preocupada por tu vida sexual, linda.

—Cómo sea. No puedes darte por vencida. Te lo prohíbo.

—¿Ah, sí? Pues, una pena que me odie lo suficiente como para no querer atreverme a meter la pata otra vez.

—¡Steve no te odia!

Natasha cayó de espaldas sobre la cama y se cubrió con la sábana hasta la cabeza.

Love You MADLYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora