𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈

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"Y estos días están lejos de terminar, sabes que no puedo evitarlo, me encanta venir por ti y me está matando por dentro. He estado muriendo por ti casi todas las noches. Olvida las palabras que digo. Sé que he sido cruel, rezo por la paz, dime por qué no"

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PRAY– JRY.

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Si James Barnes hubiera tenido la oportunidad de apodarse a sí mismo en el pasado, no habría dudado en llamarse "El conquistador". Era un seductor por naturaleza, (no porque él lo quisiese...) Ocurría sin esfuerzo alguno, las mujeres llegaban a él. Bien podía culpar a su descarada sonrisa, sus ojos astutos o su voz profunda. Sea lo que sea lo que traía tan locas a las señoritas en aquel tiempo, traía loca a Wanda ahora, «¿No es así?»

Él realmente se estaba devanando los sesos por saberlo, puesto que ella había salido con Natasha la noche anterior. Dos cosas: Dónde sea que la hubiera llevado Natasha era un lugar lleno de perdición, y no podía confiarse de la cara inocente de Wanda; debajo de eso todavía podía encontrar una personalidad capaz de volarle la cabeza. ¡No estaba analizando a la chica correctamente!

Quizá el que se había vuelto loco era él, por ella...

—¡Qué vida para más irónica!—miró hacia el techo en blanco, a ver si así espabilaba un poco y terminaba lo que había comenzado. Cartas. ¡Las cartas! Cartas a Wanda, a la antigua.

Era el método seguro e infalible. Y quería que fueran para ella. ¡Dios! ¡Él quería que fueran para Wanda! No podía creer, ni siquiera podía imaginarse a sí mismo usando papel perfumado y lapicera para escribir algo tan trillado y cursi.

Él no era trillado, en definitiva ¡No era cursi...!

Él se consideraba un tipo simple. Y ella era terriblemente despistada y con una ternura cautivadora.

Algo brilló en su mente y escribió, en el reverso de la hoja, "¿Si quieres conquistar a la loca que quiere conquistarte, eso quiere decir que también estás loco? Si es así, me declaro en estado crítico" Bucky Barnes.

Wanda recibió la nota nada más despertarse, los dedos de sus pies tocaron el papel que se había deslizado bajo su puerta. El dolor de cabeza debido a la resaca todavía persistía después de las tres. Le habría dado igual de no ser porque, a pesar de su vista empañada y lo poco que podía distinguir debido a ello, encontró la palabra "Barnes" al final de la frase.

Su primer pensamiento después de: ¡Maldita sea! Y seguido de: Bebí demasiado, pasando por: ¡¿Por qué no me pueden gustar los tipos a los que sí les gusto?! Llegando a la conclusión de: Me gustan los que me ignoran...Bueno, más bien, el primer pensamiento consciente de Wanda fue: debería desistir de esto.

Hasta que encontró la nota de James.

Se agachó para recogerlo y se encontró con una letra estilizada, bastante bonita, mucho mejor que la de ella «Y qué envidia».

La primera frase la dejó con una sonrisa tonta, pero el reverso de la hoja la dejó pasmada: "Sé que estás evitándome y te advierto que no va a funcionar, Wanda Maximoff, tendrás que inventarte otra excusa; la del gato ya está muy usada" Posdata: Lindo pijama.

Wanda se miró a si misma en el espejo del tocador; su pijama de gatos no era nada seductor como el que le robó a Natasha ese día, pero lo tomaría como motivación.

Lo que ella no esperaba era tener que encontrárselo una vez que abriera la puerta minutos más tarde.

De cara a él, el soldado parecía más apuesto, había algo en su rostro que le agregaba un brillo inusual y no estaba hablando de su sonrisa amplia. Él la estaba mirando como si estuviera feliz de verla.

Love You MADLYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora