Capítulo 77. Juntos y Vivos

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Resplandor entre Tinieblas

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Resplandor entre Tinieblas

Por
WingzemonX

Capítulo 77.
Juntos y Vivos

La mañana del día en que Damien Thorn conoció por primera vez a Mabel y James, el joven de Chicago se levantó temprano en su habitación de lujo en la suite del hotel en Manchester. Se había mantenido encerrado durante esos días, sin siquiera salir a comer. Sin embargo, esa mañana parecía tener planes.

Se arregló con su habitual look de traje oscuro y camisa, pero al momento de querer ponerse su corbata... vaciló unos momentos.

Recordó aquella casual merienda que habían tenido Abra y él esa tarde en la zona de comidas del centro de convenciones, en específico como lo había despeinado y quitado su corbata, para así sacar la que quizás era la peor foto que le habían tomado.

"Ahora sí; ya no pareces tanto un yuppie."

Damien contempló la corbata en su mano, azul con rayas diagonales, bastante fina. Optó, sin embargo, por omitirla ese día y en su lugar la tiró con cierto desdén a la cama. Se miró al espejo y pasó sus dedos por sus cabellos, desacomodándolos sólo un poco. Tomó su billetera, su teléfono celular y su cámara, y salió apresurado de la habitación.

No le sorprendió mucho el encontrarse a su tía Ann al salir, sentada en la pequeña sala de la suite, la misma donde noches antes habían tenido esa acalorada discusión. La mujer alzó su mirada, al parecer sorprendida de verlo. Usaba un traje ejecutivo color azul oscuro, y llevaba su cabello recogido en una cebolla que adornaba la parte trasera de su cabeza. En una mano sujetaba una humeante taza de café, mientras con la otra tomaba su tableta electrónica.

—Damien —musitó la mujer llamándolo, pero él sólo la miró un segundo, y casi de inmediato siguió de largo en dirección a la puerta—. Espera —Pronunció con apuro, colocando su taza y tableta sobre la mesita de centro delante de ella, y poniéndose de pie con apuro—. ¿A dónde vas?

—¿Acaso te importa? —contestó el muchacho de forma cortante.

—Por supuesto que me importa. —Ann rodeó el sillón y se dirigió apresurada detrás de él—. Es nuestro último día aquí, ¿ni siquiera tienes pensado presentarte en la cláusula?

Damien se detuvo unos momentos en su lugar, soltó una pequeña risa sarcástica y entonces se viró sólo lo necesario hacia ella.

—No hay nada que me interese menos en estos momentos.

Y dicho eso, alzó una mano a modo de despedida y se dispuso a seguir con su partida. Sin embargo, apenas logró dar un paso.

—¡No puedes seguir tratándome así! —Gritó Ann con exigencia, aproximándose hacia él para tomarlo de su brazo. La puerta de la suite se abrió en ese momento, justo para que la persona del otro lado escuchara aquellos gritos—. ¡Yo soy tu tía!, me debes aunque sea un poco de respeto...

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