Viernes. Primera semana de instituto finalizada.
No sé si es por la tensión de estar en un lugar nuevo o por el hecho de ir medio perdida por todos lados, pero me siento agotada y exausta.
Ya me imagino este fin de semana, en mi nueva cama, durmiendo y sin salir de mi habitación en todo el dia. Eso sí es lo que yo llamo fantasía.—¡Hola!- saluda Maya apareciendo como por arte de magia justo tras mi taquilla.
—¡Joder!- respondo algo sobresaltada.
—¡No te había visto en todo el día!- sigue ella, ignorando totalmente el salto que he pegado.
Y es que desde el lunes, Maya empezó a esperarme a diario en la entrada del instituto, sentándose conmigo a la hora de desayunar, o invitándome a cualquier cosa que fuera a hacer.
En resumen, creo que me considera su amiga.
Y sinceramente, no entiendo que vio en mi como para que le cayese tan bien.
No es que yo sea la simpatía personificada, la verdad.—¿Te apetece salir esta noche?- pregunta con una sonrisa.
—Eh... No estoy segura.
No. La respuesta es no. No me apetece salir los fines de semana. Ya es suficiente tener que pasar la semana rodeada de gente aquí en el instituto como para luego salir los findes.
—¿Por qué? ¡Si casi no tenemos deberes! ¡Y es viernes! ¡Anímate!- sigue insistiendo ella.
Y sé que lo hace con toda la buena intención del mundo, pero si supiese como estoy por dentro...
—¿Puedo decírtelo más tarde?- al menos así tendré más tiempo para buscar alguna excusa coherente que darle.
—De acuerdo- responde encogiéndose de hombros.
Le dedico una pequeña sonrisa de disculpa y me despido de ella.
—¡Escríbeme!- me grita cuando ya estoy saliendo por la puerta del instituto.
Una pequeña sensación de culpabilidad invade mi cuerpo. Me siento mal por rechazar su invitación, pero ya me pasaba lo mismo con mis antiguos amigos. Ellos siempre insistían en salir, quedar y hacer cosas juntos, pero ni se imaginaban lo jodido que puede llegar a ser el hecho de sentirse mal por no querer salir, haciéndoles pensar que el problema son ellos cuando en realidad el único problema eres tú, y realmente te sientes con cero ganas de hacer nada.
—No puedes seguir así Liv. Llegará un día en el que deberás volver a vivir- me interrumpe la voz de mi hermano.
—No sabes de lo que hablas Luke- le respondo recibiendo la mirada extrañada de una chica que pasaba a mi lado.
—Sí que lo sé. No puedes seguir evitando y rechazando a todo el mundo. ¡Permítete volver a ser feliz!
Y justo cuando iba a contraatacar, desaparece de nuevo.
Niego con la cabeza y suelto un suspiro de exasperación.
***
Me paseo por casa tranquilamente con mi sudadera XL y mis pantalones de algodón grises mientras voy dando sorbos a mi taza de te.
—Cariño- me llama mi madre- Una amiga de la escuela ha invitado a Abby a dormir a su casa. La llevaré ahora. ¿Tú vas a salir?
—¿Yo? No creo- niego recordando la propuesta de Maya de esta mañana.
—De acuerdo. Pues nos vemos luego.
Y justo en el momento en que ellas desaparecen por la puerta, mi móvil empieza a sonar.
Me estiro sobre la encimera para cogerlo y responder.
Maya.
—¿Hola?
—¡¿Salimos o que?!
—Maya... Es que...
—¡No quiero excusas! ¡Tú y yo vamos a salir, y no permitiré que me contradigas!
—Estoy sin arreglar, y me da mucha pereza hacerlo...- murmuro bostezando.
—¡En veinte minutos pasaré a recogerte! Y mas te vale estar lista, o el metro se irá sin nosotras, y yo me niego a ir andando.
—Pero, ¿a dónde ire...- y sin dejarme terminar, cuelga.
Perfecto. En veinte minutos tendré a Maya esperándome en frente de mi edificio y yo aquí sin ganas ni de vivir.
Me dirijo a mi habitación, y de mala gana, recojo unos vaqueros y una camiseta negra. Ni siquiera me molesto en peinarme, al fin y al cabo, tampoco es que lo haga nunca.
Maya clase: ¡Llevo cinco minutos esperándote! ¿Bajas?
Leo el mensaje que me ha escrito y dejo una pequeña nota encima de la encimera para avisar a mi madre de que al final, muy a mi pesar, sí he salido.
Al menos finge que estas contenta. Me recuerda mi conciencia mientras bajo en el ascensor.
Una vez abajo me despido con la mano de Boris, el portero, y salgo del edificio, donde mi nueva amiga me espera imapciente.
—¡Hola!- me saluda alegremente.
En el momento en el que la veo no puedo evitar compárame con ella. Su visión de salir debe ser muy distinta a la mía, ya que se ha vestido como si de una gala de los Oscar se tratase.
Lleva un vestido a cuadros ceñido a su espectacular cuerpo y unas botas militares negras. Aunque siendo sinceros, podría estar vistiendo una bolsa de basura e igualmente se vería deslumbrante.
Es imposible no compararse con esta chica.
Mi pelo liso y oscuro, mis ojos grises apagados y mi delgado cuerpo, obviamente con absoluta ausencia de curvas, esta muy lejos de poder compararse o competir con el de Maya.
—Tengo la sensación de que nunca me estas escuchando- habla Maya entre risas, sacándome de mi pequeño ensimismamiento.
—Lo siento- murmuro intentado reír también.
—No pasa nada- y acto seguido echa a andar-.¡Venga, vámonos!
Después de unos diez minutos andando llegamos a la estación de metro, donde sin la compañía de Maya, probablemente habría terminado cogiendo la línea equivocada.
—Ni siquiera me has contado a donde vamos- le recuerdo una vez estamos sentadas en el interior del transporte.
—Ya lo verás...- responde dedicándome una sonrisa deslumbrante.
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Souls
RomanceOlivia es el claro ejemplo de una persona rota, sin metas ni razones para volver a ser feliz. Ash lo sabe. Desde el primer día que sus miradas se cruzaron supo que esa chica necesitaba ayuda. ¿Podrá él recomponer los cristales rotos de Olivia? ¿O...