Temple

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Rey descubrió que Leia había vuelto cuando Ben no se encontró con ella como de costumbre, y aunque molesta porque no le había dicho nada, la perspectiva de volver a ver a la Duquesa de Alderaan lo compensaba

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Rey descubrió que Leia había vuelto cuando Ben no se encontró con ella como de costumbre, y aunque molesta porque no le había dicho nada, la perspectiva de volver a ver a la Duquesa de Alderaan lo compensaba.

Ya no había trato del que hablar, cumplido por ambas partes, pero en el poco tiempo que la había conocido, se había ganado su respeto. Y era obvio que también el de todos en ese campamento, que de repente bullía con una emoción vigorizante, como si acabara de llegar su salvadora.

Ben no pensaba igual.

Estaba claro por la ira y la impotencia que Rey oía en su voz y que salía de la tienda de la duquesa, algo que había aprendido a reconocer con el tiempo, aunque él pensara que lo escondía bien. Al parecer no estaba de acuerdo con los pasos a seguir:

- ¡Hay que atacar ya!

- He conseguido que Mon Cala y Chandrila nos prometan su apoyo. Pero necesitamos más hombres.

- Eso dará igual si la Orden descifra mi libro.

- Ben, no voy a lanzar un ataque suicida solo por un libro.

- ¿¡Solo...!?

- La muerte de Snoke nos ha dado un oportunidad. Mientras la Orden se reorganiza, podremos hablar y negociar con el rey.

- Madre, la Orden trabaja para él.

Rey, que se había acercado tímidamente a la reunión, sintió como sus palabras creaban conmoción entre los presentes, pues iba en contra de lo que todos sabían.

Porque lo que todos sabían, era que el rey era un pobre anciano, heredero de la gran estirpe de los Naboo, manipulado y exprimido por su corte y los nobles que lo rodeaban. Como la Orden, que se había aprovechado de la vejez del monarca y había actuado impune hasta ahora.

Pero el rey no. Él quería al pueblo. ¿O no?

- ¿Estás seguro de eso? - preguntó Finn.

- Me enviaron para estudiar en la Orden. Lo se bien – respondió Ben.

La expresión estoica que Leia había conservado hasta entonces vaciló un instante bajo la intensa mirada de su hijo.

- Lanza un ataque ahora.

- Necesitamos más tiempo para estudiar esta nueva situación.

- ¡No! - chilló Ben sin poder contenerse - ¡No lo entiendes! ¡Esta es la clave!

- Tienes el mismo temple que tu padre – respondió Leia ante sus gritos – Ninguno.

Incluso desde la distancia Rey pudo ver como madre e hijo palidecían. Todos debían verlo, porque nadie se atrevió a hablar.

Sin poder aguantar la tensión, Ben se abrió paso entre la gente, pero antes de marcharse, se dio la vuelta para decir algo más:

- Y fui yo quien mató a Snoke. De nada.

En el silencio que quedó, Rey vio el dolor y el pesar en el rostro de la duquesa, la misma expresión que tenía Ben cuando pasó a su lado.

A veces las familias eran complicadas.

La reunión no duró mucho más después de eso.

- Siento que hayas visto eso – dijo Leia cuando se quedaron solas –Estoy segura de que no es lo que esperabas cuando te contraté.

- No pasa nada.

- Parece que no podemos hablar de otra forma. Es como su padre – siguió con la voz llena de nostalgia – Tan lleno de...

- Pasión – respondió Rey con convicción.

Leia se volvió hacia ella con curiosidad, como si estuviera buscando algo.

- Si... - murmuró al final en voz baja. Entonces, miró a Rey con resolución – Necesito de tus servicios de nuevo.

- Lo que sea.

- No se como podría pagarte, pero por favor, protege a mi hijo.

- Lo haré – respondió Rey sin dudar, y su propia firmeza la sorprendió, como la veracidad de lo que decía.

Leia sonrió complacida, alzando las manos para acunarle las mejillas de manera maternal.

- Gracias.

Septiembre2020 microficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora