Capítulo 10

40 6 2
                                    


Cada vez se me hacía todo más cuesta arriba y no sé cómo pude continuar sin rendirme la verdad. La rosa anterior me dejó completamente desconcertada, pensé en ella casi toda la noche, no sabía si era una pista o simplemente servía para joderme más la cabeza. Ya que el día anterior no pude estudiar mucho para el examen de física, me encontraba en la habitación de Jonas junto con Ash, mi novio nos ayudaba a estudiar a ambos. Cuando salía de la habitación, el rubio y yo aprovechábamos para intentar asesinarnos con pullas o miradas mortales.

—¿Lo entiendes ya? —preguntó mi querido pelirrojo a su mejor amigo.

—No, porque no tiene ningún puto sentido —respondió frustrado, estábamos avanzando muchísimo, nótese mi sarcasmo.

—Joder estúpido, solo tienes que poner la maldita fórmula —exclame harta, no había sido bendecida con el don de la paciencia, yo creo que es por eso que no tengo hijos a día de hoy.

—Tranquila maldita gafotas, ni se te ocurra gritarme porque te creas más inteligente que yo —contraatacó, ambos nos levantamos de la silla y nos miramos como perros rabiosos, Jonas se levantó poniéndose en medio de ambos intentando poner calma.

—Vale, vale que haya paz, es cierto que es un poco complicado y es genial que lo entiendas Altea, pero no todos tenemos las mismas capacidades de aprendizaje —calmó el pelirrojo, sabía que tenía razón, pero entre que no había dormido, la presencia de Ash y que detestaba física no podía estar calmada.

—Lo entiendo, pero si queréis perder el tiempo con un solo ejercicio, adelante, que yo sepa en el examen habrá más ejercicios que podríamos estar repasando, en vez de atascarnos en uno solo —declaré volviéndome a sentar en la silla con los brazos cruzados, ambos me miraron durante unos segundos.

—La pelo estropajo por mucho que me duela, tiene razón —asintió Ash también sentándose en su silla, ya me hubiera gustado a mí que aguantara mi coñazo de pelo.

—Está bien, pasemos al siguiente ejercicio —sonrió Jonas por ver que nos poníamos de acuerdo por primera vez en toda la tarde, avanzamos unos tres ejercicios más, pero Ash volvió a quedarse atascado y mi súper motivadora charla quedó en el olvido. Así que mientras tardaron casi una hora en una actividad yo seguí avanzando por mi cuenta.

Cuando comenzó a oscurecer salí de casa de Jonas para dirigirme a la mía, no sin antes despedirme de ellos claro. Mientras caminaba hacia mi tranquilo hogar, comenzó a lloviznar y eso a mi cabellera no le sentaba demasiado bien, mi pelo siempre fue y será como esos típicos juguetes que si les echas agua comienzan a expandirse. El camino no era precisamente corto y mi cabello comenzaba a tomar una forma bastante extraña, sentía que en cualquier momento me comería la cabeza y moriría ahogada. Con una goma de pelo intenté domarlo, así que lo amarré con mucha dificultad y proseguí mi camino; eso sí, la ligera lluvia no descendía y al final mi goma de pelo explotó no pudiendo más con semejante mata, lo que provocó que todo mi pelo se interpusiera en mi campo de visión justo cuando cruzaba una carretera. Entre la oscuridad de la tarde, mi cabello por mi cara y mis gafas enredadas en mi pelo no veía nada, de repente comencé a escuchar un ruido de motor venir en mi dirección, era un coche y yo como buena tonta estaba parada en medio de la carretera, sin ver absolutamente nada inicié una carrera en línea recta hasta la acera, después de unos segundos corriendo comprobé que estaba a salvo cuando el bordillo chocó con mi bota y fui de morros al suelo.

Espera que os mejoro la situación, no solo me rompí la cara, sino que también quedé completamente empapada por caer directamente en un charco de barro, pensareis que mi suerte no puede ser peor, pero aquí está la tía Altea para aseguraros que mi suerte era una auténtica mierda. El mismo coche que había esquivado haciendo algo peor que el ridículo, pasó a mi lado con gran velocidad mojándome aún más. Con la cara y el cuello adoloridos, mi dignidad en el núcleo de la Tierra, mi pelo pareciendo una escoba vieja, y sin tener ni puñetera idea de donde estaban mis gafas, intenté incorporarme. Primero intenté apoyar mis manos en el suelo para hacer fuerza y levantarme, pero un enorme Crack hizo que soltara un pequeño gemido de dolor, ¿eran mis gafas las que había roto con la mano derecha y me había cortado con el cristal? Efectivamente, pero no aun no puedes reírte, ya que la graciosa anécdota, no queda solo ahí. Sin ver mucho más allá de mis narices continué mi camino a casa, para mi increíble suerte, la calle que me llevaba a mi hogar estaba anormalmente transitada y la gente me miraba como si fuera un payaso de feria, hasta que escuché...

Wydenbourn (MADNESS#1) ✔  (Disponible en físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora