Capítulo 14

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Las náuseas habían sido horribles durante toda la mañana del domingo, cada vez que pensaba en comer cualquier cosa, recordaba la lengua cortada que recibí la pasada noche y se me quitaba el apetito. Necesitaba hablarlo con alguien así que llamé a la persona con la que más confianza tenía o al menos una de ellas.

—Alice, necesito que me ayudes con una cosa... —dije por teléfono.

—Por favor dime que es para una cita con Jonas, hace muchísimo que no vamos de compras —respondió de buen humor.

—Sí, es exactamente para eso —le di la razón, necesitaba alejarme de todo un poco e ir de compras con ella me ayudó a dejar de pensar en todo. El plan era que después de ir de tiendas vendríamos a mi casa a que yo le contara todo y así traumatizarla de por vida, gran plan.

Colgué y con el plan clarísimo me dispuse a vestirme, elegí una ancha sudadera con unos vaqueros y unas botas, me coloqué tres gomas de pelo para evitar que explotara otra vez, agarré mi abrigo y me encaminé al centro del pueblo donde estaban todas las tiendas a encontrarme con mi preciosa amiga. La visualicé a lo lejos, era bastante fácil distinguirla, su cabello largo y rubio caía por sus hombros bien peinado, llevaba un abrigo largo azul marino con un lacito del mismo color, unas botas de tacón negras y uno leggins blancos. Siempre se vestía tan bien, con ropa que remarcaba sus grandes atributos y su bien formada parte trasera, ¿alguna vez habéis escuchado esa frase que dice "júntate con amigos feos para resaltar más"? Bueno, pues yo era la amiga fea pero no por eso nos íbamos a llevar mal, ella era muy amable y dulce, no como muestran en las películas que la rubia siempre es creída e insufrible.

—¡Altea! —gritó con emoción a lo que yo sonreí algo avergonzada ya que todo el mundo se giró a mirarnos.

—Hola, ¿cómo estás? —pregunté acercándome a ella para abrazarnos.

—No puedo quejarme, ese es tu trabajo —declaró divertida dándome un beso en la mejilla. Ambas reímos por su comentario y nos dirigimos a las tiendas de ropa.

—Mira esta camiseta, es preciosa y te sentaría muy bien —exclamó poniéndomela encima para saber cómo me quedaría puesta, era una camiseta de tirantes bastante mona de color rojo vino—. Con unos vaqueros negros ajustados y unos tacones te quedaría perfecto.

—No sé yo, no tengo cuerpo para caber en eso —dije insegura, no me avergonzaba mi cuerpo y en verano me ponía cosas cortas enseñando cacho, pero esa camiseta me estrujaría de tal forma que no podría respirar.

—Tienes un cuerpo precioso, estás incluso más delgada que yo —mintió descaradamente, su abdomen completamente plano se burlaba de mi grasita, pero yo amaba y amo mi barriguita.

—Lo que digas, compremos esto y ya está —contesté agarrándolo para pagarlo, al salir de la tienda me arrastró a otros cinco locales de ropa porque, según ella, necesitaba renovar mi armario entero. Al cabo de unas horas, nos sentamos en el interior de una cafetería para rematar a mi pobre cartera, Alice había insistido demasiado en comprar tantas prendas que de mi monedero no salían ni moscas.

—Nunca me has contado cómo comenzasteis a salir Jonas y tú —dijo de repente como si ella fuera una nieta preguntando a su abuela la historia de su vida.

—Bueno, nos conocimos en clase, pero empezamos a hablar cuando me lo encontré en la boutique de la señora Gates —mencioné sin importancia.

—¿Esa boutique no era de ropa femenina? Sí, es más yo tengo sujetadores de esa tienda —se respondió a sí misma. Solo asentí y la puse en situación mientras esperábamos nuestros chocolates.

Wydenbourn (MADNESS#1) ✔  (Disponible en físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora