-Vas a tener que ser un poco más concreta, Lulabell. ¿Para qué necesito saber defensa personal?
-El marido de Ana dijo que Omens se encargaría de acabar el trabajo. Que le vigilase. Así que, ¿sabes o no? Pondré una patrulla en la casa en la que estéis, pero por si acaso hay otro impostor entre nosotros deberías poder defenderte.
-Eh... Vale. Sí, di algunas clases de defensa. No hay problema.
-Bien. Organizaré todo. Voy a despedirme de Xavs. ¿Te quedarás un rato más?
-Sí, me mantendrá ocupado. No quiero pensar en ella.
-Ay, Fer... Ro está bien, confía en mí.
-¿Has hablado con ella?
-¿Sabes que puedo hablar con los muertos?
-Eh, bueno, sí- dijo rascándose la nuca-. A tu primo se le va la lengua con los sedantes. Pero tranquila. No diré nada.
-Más te vale, amigo. No quiero una quema de brujas ni ningún otro escándalo público.
Volví a la habitación.
-Xavier, ¿cómo se te ocurre contarle a Fer que soy bruja? Acordamos que se lo diríamos solo a gente importante y cercana.
-Lo siento, primita... se me escapó...
Parecía realmente arrepentido.
-Ay, Xavs... ¿qué voy a hacer contigo?- Dije elevando los brazos de forma dramática.- Bueno, en todo caso debo irme. Necesito hablar con Belén.
-Lull, ¡no!- Su grito me sobresaltó.- ¿Es que quieres perder la noción del tiempo otra vez? ¿Quieres quedarte perdida para siempre? Sabes que cada vez te cuesta más regresar, es peligroso que vayas sola.
-Xavi, tranquilo. Baja la voz. Estaré bien. Hoy no alimentaré a la gata y dejaré la puerta abierta. Kira no dejará que pase un día sin su comida, si puede impedirlo.
-¿No hay forma de convencerte de que no lo hagas?
-Temo que no, Xavs. Tengo que hacer esto.
-Está bien, Lulabell. Mañana a primera hora te llamaré. Más te vale contestar.
-Sí, capitán- dije poniendo los ojos en blanco-. Buenas noches, Xavs.
-Buenas noches, prima.
Unas horas más tarde, mientras la luz blanca se intensificaba, escuché una voz:
-Lulabell, querida... sal de aquí.
-¿Quién habla?
Si algo había aprendido de esos viajes, era a no fiarme de lo que no veo. Los malos espíritus son capaces de atraparte a mitad del camino y no dejarte volver.
-Soy yo, Lulabell. Tu abuela. Rosalinda.
-Déjate ver- le ordené a la voz.
-Si es tu deseo...- Una nube de polvo comenzó a formarse a mi alrededor. El polvo se agrupó en una zona delante de mí, donde tardó pocos segundos en revelar a una anciana. La visión era hermosa. La mujer, con su pelo blanco, su suave vestido de satén de color crema, su expresión sabia y afable y el profundo cariño que brotaba de sus ojos, me miraba con diversión.
-Te enseñé bien, querida. No te fíes de nadie.
Centré cada fibra de mi cuerpo en esa señora y su energía. No cabía duda. Era un ser celestial. Era mi abuela.
-Tantos años, abuela... Nunca pude hablar contigo- sentí cómo las lágrimas inundaban mis ojos.
-Lo sé, mi niña, lo sé. Pero has estado bien sin mí. Mírate. Toda una mujercita, agente de policía, cerca de resolver uno de los mayores casos de su carrera.
-¿Resolverlo? Sólo tenemos a un sospechoso. No es gran cosa. Hemos tenido muchos sospechosos en este caso.
-Lo sé. Pero estás cerca. Necesitas hablar con Belén. Antes de que vayas a hablar con ella, voy a hacerte dos favores. Voy a ralentizar un poco el tiempo del plano terrenal para que puedas estar aquí más tiempo. Y te voy a decir a qué se referían los Ángeles Mayores cuando te dijeron que quedáis siete brujas vivas.
-Creía que nadie tenía acceso a los significados de sus profecías.
-Bueno, no. Una sola persona no podría saberlo hasta llegado el momento. Ni siquiera una bruja mayor como yo podría. Pero aquí hay muchas brujas. Y aquí también podemos hacer algo de magia- me guiñó un ojo-. Este conjuro requiere mucha magia. Por suerte nuestra energía es muy poderosa.
-Siempre fuiste la mejor bruja, abuela. Y la mejor abuela del mundo.
-Gracias, querida. Las siete brujas os conocéis de alguna forma. Tenéis vínculos. A todas os relaciona lo mismo.
-¿La magia?
-No, no. La magia es diferente para cada bruja, recuerda que te lo dije hace mucho tiempo. No, no es la magia. Pero necesitáis hacer un fuerte hechizo. Tienes que encontrar a las brujas. No podrás hacerlo sola.
-¿Y que nos une?
-Omens, querida. Os une Omens.
Sentí un escalofrío. Esos malditos...
-¿A todas? ¿Omens ha hecho mal a toda esa gente?
-Oh, no, querida. Lo que os une es que todas habéis tenido algún tipo de relación con alguien de esa banda. Recuerda que Belén te advirtió de Alejandro.
-¿Alex?- Escuchar su nombre fue como una puñalada.- Alex no haría daño a nadie.
-¿Tú crees? Él la secuestró.
-Entonces... ¿Omens secuestró a la hija de uno de sus esbirros?- Mi abuela asintió despacio.- ¿Por qué?
-Eso es lo que debes averiguar tú, preciosa.
-Está bien. Gracias, abuela.
-Te llevaré con Belén. Siendo la guía de los perdidos es un poco difícil localizarla.
Cerré los ojos mientras mi abuela me ponía la mano sobre los ojos.
-Te quiero, abuela. Volveré a visitarte, te lo prometo.
-No lo dudo, mi niña.
Una brisa me envolvió. Al abrir los ojos vi al ya conocido ser de luz.
-Belén.
-Ah, Lulabell, querida. Levanta, ven conmigo. Te estaba esperando.
-Belén, tu padre...
-Ese hombre- me interrumpió con brusquedad- no es mi padre. Un padre es quien te quiere y te cuida, Lulabell.
-Está bien. Él es un miembro de Omens. ¿Sabes por qué su grupo te secuestró?
-Sí. Por supuesto que lo sé. El muy maldito me odiaba por haber heredado la magia de mi madre. Pero a Omens le convenía tener una brujita joven e ingenua en su grupo. Ese hombre básicamente me vendió a su organización criminal.
-Oh... Lo siento mucho, Belén. Debe ser duro.
-Ni te imaginas cuanto. Pero gracias.
-Entonces... ¿Qué debo hacer ahora?
-Ahora debes ir a hablar con Juan otra vez. Con esta nueva información puedes descubrir quienes son las otras brujas.
-Y cuando lo descubra, tendré que averiguar que es lo que debemos hacer y cómo hacerlo.
-Exactamente. Sé que puedes hacerlo. Cuento contigo. También tu abuela, Ro y Armando. Sabemos que no nos fallarás. ¡Ah! Antes de que se me olvide. Ro quiere que le digas a Fernando que le quiere mucho y que quiere que sea feliz.
-¿Armando tiene algún mensaje?
-Sí. Quiere que le digas a Paco que le agradece su preocupación, y que espera que su marido se sienta mejor.
-¿Paco...? ¡Ah, claro! El agente Reyes. Claro, se lo diré. A ambos.
-Bien, Lulabell. Te sacaré de aquí. En el plano terrenal han pasado unas pocas horas. No demasiadas.
La luz blanca se intensificaba cada vez más. Cerré los ojos, preparada para volver.
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Omens
ParanormalLulabell es una joven bruja con mucha responsabilidad sobre sus hombros. Grandes cargas que la llevarán a tomar difíciles elecciones.