Abrí los ojos. ¿Estaba en el Cielo? ¿En el limbo? No tenía ni idea.
-Lulabell... Has sido muy valiente.
-¿Abuela? ¿Estoy muerta?
-No, querida. Sólo inconsciente. Debes regresar. Yo te ayudaré.
-No quiero regresar. He fallado a mucha gente, abuela.
-No, querida. Todos estamos orgullosos de ti. Y cuando vuelvas al plano terrenal, vas a acabar esta misión. Así está escrito. Puedes hacerlo. Pero debes despertar. Han pasado pocos minutos. Tu ex te ha encerrado en un cuarto. No podrás moverte cuando vuelvas.
-¿Por qué me cuentas esto?
-Necesito que sepas lo que vas a encontrarte, para que estés tranquila y cumplas esta misión.
-Está bien, abuela. Lo haré. Llévame de vuelta.
-Esa es mi niña. Cierra los ojos.
Al abrirlos, vi exactamente lo que mi abuela me había dicho. Estaba en un cuarto. Estaba atada de manos y pies. Y Alejandro paseaba delante de mí. Intenté hablar. Me ardían los pulmones y la garganta.
-Ah, Lulabell. ¿Ese gruñido ha sido un intento de hablar?- dijo en tono sarcástico.
No respondí.
-Hace tiempo eras importante para mí. Como muestra de buena fé, toma. Bebe algo de agua. Te sentará bien.
Llenó un vaso en un pequeño grifo. Me lo acercó a los labios y lo inclinó. Bebí. Observé la habitación. En una esquina estaba el micrófono, sobre mi chaqueta. No había cama. Sólo un par de sillas, el grifo y unas cuantas cuerdas. Y, en una de las esquinas, un gran bulto que parecía temblar.
-Eres un monstruo- dije con voz ronca.
-Ah, eso es otra cosa. Echaba de menos tu dulce voz. Para que veas que soy bueno, te ofreceré algo de comer. ¿Qué te apetece?
Vi mi oportunidad. Con un poco de suerte, el micrófono aún funcionaría.
-Me gustaría comer algo de fruta- dije en voz alta.
-Hm. Siempre tan sana. Está bien, te traeré algo.
Al salir, se acercó al bulto y le dijo:
-Silencio. No más juegos.
Cuando se fue, me arrastré hacia la puerta. El bulto emitió un ruido, como un pequeño grito. Me detuve.
Dos minutos después, Alejandro volvió con la fruta. Se agachó y comenzó a darme pequeños trozos de fresas y plátano.
-Están dulces, ¿verdad?
-Sí.
Escuché un gran ruido. Alejandro se giró bruscamente.
-¿Y ahora qué?
Se acercó a la puerta, dijo que no hiciésemos ruido y la abrió. Lo siguiente sucedió muy rápido. Siete policías entraron a la habitación, dos de ellos agarraron a Alex de los brazos. Tres de ellos empezaron a dar vueltas por la habitación en busca de amenazas potenciales y otros dos me ayudaron a liberarme. Me puse de pie, apoyándome en mis compañeros. Me temblaban las piernas.
-¿Dónde está el señor Reyes?
-Jefa, debe descansar, ha sido una experiencia traumática.
-¿Dónde está?- Repetí.
-Eh... En el hospital. Está muy grave. Le han dejado para el arrastre...
-Malditos...
-Vamos, detective Castillo, debe usted descansar- dijo una joven agente.
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Omens
ParanormalLulabell es una joven bruja con mucha responsabilidad sobre sus hombros. Grandes cargas que la llevarán a tomar difíciles elecciones.