--Fuck...--Sintió la piel del cuerpo debajo suyo erizarse ante el susurro en su oído, estremeciéndolo al tomarlo de las caderas para poder moverlo con más fuerza y precisión, estaba tan cerca de llegar. Argentina hace unos momentos había acabado pero no era algo que le importara demasiado, al fin y al cabo lo que estaba sucediendo sólo era para que lo complaciera a él.
Para eso le había pagado al fin y al cabo.
--Apúrate, bombón, por favor--Su protesta quedó un poco entrecortada por su propia respiración al sentir que la velocidad era lentamente reducida, siendo cada vez más suave y lento que antes. Se suponía que el tiempo del estadounidense se había acabado hace más de veinte minutos pero no podía simplemente vestirse e irse, es decir, si podía, pero le tiene una clase de afecto especial a su mejor cliente, le daría el tiempo suficiente como para poder acabar de nuevo esa noche.
Sólo por esta vez.
Finalmente sintió como los suaves cabellos blancos se recostaban en su espalda con cansancio por la pequeña muerte que sintió en todo su ser el estadounidense, el cual no tardó ni un minuto más en separarse del latino para poder quitar el condón y tirarlo al cesto junto a la cama.
--You are awesome--La respiración casi parecía que jugaba una carrera ya que estaba tan agitada que incluso las primeras veces le preocupó un poco, no por la salud del putero yanqui, sino porque si se desmayaba tendría que hacerse cargo él. No se imaginaba con mayas de red y un traje de látex en medio de una sala de espera en emergencias.
Con el paso del tiempo descubrió que USA no iba a caer desmayado así que su preocupación murió y yacía enterrada con la tonta idea de que quizás así se desharía de ese niño molesto.
--Si no lo fuera no estaría aquí--De chico siempre había creído que los besos eran la cosa más pura que había, el símbolo irrompible de un amor interminable y lo único que nadie podría robar sin que signifique nada, el significado del amor. Por eso las putas no besaban en la boca. Pero eso era sólo una creencia tonta e infantil que había desmentido de la peor manera.
Podías pasar toda la noche saboreando tantas salivas que a la mañana siquiera podría recordar de quien había sido el sabor a tequila que aún persistía.
Necesita bañarse, está todo sudado, y odia sentirse así.
Sucio y asqueroso.
Aunque esa sensación no se quitaría sólo con un baño.
--¿Dónde vas, mi amor? ¿No es tarde para que tengas otro trabajo?--Escuchó como los resortes chillaban ante el estadounidense gateando en la cama para acercarse a él con rapidez al verlo acercarse a su ropa para poder cambiarse e irse. Nada raro teniendo en cuenta de que siempre hace lo mismo--Quédate un poco más conmigo.
También nada raro teniendo en cuenta de que USA siempre pide lo mismo.
--Tu tiempo se acabó--No quería sonar seco ni dañar al estadounidense a sus espaldas pero sabía que tenía una debilidad con el estadounidense y que con sólo este pedírselo era capaz de aceptar.
--No para eso, cariño--Las manos de USA estaban cálidas en contraste con las propias que estaban frías, lo notó en el momento en el que el chico de pelo blanco la tomó y tiró de ella para poder acostarlo de nuevo en el lugar. Argentina sólo sonrió y se dejó llevar, sin poner ninguna clase de oposición.--Sólo quédate conmigo esta noche.
¿Sólo eso?
--¿No tienes cosas que hacer mañana?
¿Sólo esta noche?
--Nada es más importante que estar contigo--El pecho del estadounidense casi le rogó que pose su rostro contra él, dejando su mejilla apoyada en medio de las clavículas y su respiración cosquilleando el cuello ajeno, queriendo complacer al chico debajo suyo. Podía quedarse esa noche, era tarde así que podía hacerlo un rato nada más, a menos de que lo llamen, claro.
Argentina casi no vio otra opción que aceptar en realidad. USA es su mejor cliente al fin y al cabo, no puede decepcionarlo.
No quiere hacerlo, en realidad.
USA era el típico chico bonito, ingenuo y adorable, o al menos lo es a veces cuando no tiene esos ataques que al argentino tanto lo marean.
Porque aunque no se notara cuando sentía su respirar contra su oído y su corazón latiendo contra su mejilla, está completamente loco.
A veces es capaz de enloquecer de una manera encantadora, obsesionándose con él, no queriendo que nadie más lo toque y rogándole que deje su "trabajo", casi pidiendo de rodillas que ambos se vayan lejos de esa maldita ciudad para poder vivir juntos en una casa perdida en el mapa.
Y las mejores veces intenta matarlo.
Aunque no es necesario vivir en los buenos momentos, la vida sigue.
--Es verdad--Le dio un pequeño beso en los labios antes de poder acostarse más cómodamente sobre el torso del estadounidense, sintiendo como este lo rodeaba con los brazos y depositaba un pequeño beso en su cabeza.
Pero los ataques más comunes de locura del yanqui...
--Te amo, Argentina.
...Son cuando cree amarlo.
--Yo también, USA.
Y esos sin duda son los peores para Argentina.
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Just once baby //UsArg
Short Story¿Recuerdas cuando intentaste matarme la noche pasada, mi amor? Yo no, estaba demasiado drogado, lo siento.