--¿Puedo preguntarte...--Al tener la cabeza apoyada en su pecho, pudo sentir como el yanqui estaba suspirando de manera lenta y pesada, tomando bastante aire antes de continuar su pregunta--...quien era la persona que llamaste?
Nunca esperó tanto que alguien no hiciera una pregunta.
Aunque tampoco le importaba mucho contestar, una vez no haría daño.
--Mi hermano.
--¿Tienes un hermano?
Dos, de hecho, pero si le preguntan a uno de ellos es probable que niegue el conocerlo. Incluso está seguro de que Paraguay seguramente no vuelva a verlo a la cara ni aunque esté en un ataúd.
Seguramente le daría asco.
--Si, es menor que yo.
Hablar de su hermano le creaba un nudo en la garganta que lo dejaba sin palabras, quería decir tanto al respecto que se queda con la cabeza en blanco cuando era el momento.
Era todo su hermano para él, era su razón de vivir, su razón por la que hace todo lo que hace.
--¿Y dónde está?
--Con mi otro hermano.
Era confuso pero muy simple, Uruguay estaba con Paraguay, ambos menores de edad que él mantenía con su "oficio". Odiaba la palabra mantener, sentía como si hablara de ellos como si fueran lacras, sanguijuelas.
Ellos eran su vida.
--¿Tus padres?
--Muertos.
No era mentira del todo.
--No sabía que tuvieras familia.
¿Eso se puede considerar familia? Incluso antes de que se fueran, su padre ya era una mierda de persona, puede asegurar que en realidad sólo los soportaba porque no tenía de otra.
Aún recuerda los moretones en los brazos de Uru.
Su padre nunca los quiso.
¿Por que los tuvo entonces?
Su madre siempre quiso hijos, y su padre, a pesar de que sea una mierda, siempre la amó y la amará como no amó a nadie. Así que no dudó en cumplir los sueños del amor de su vida.
Lástima que esta misma murió hace unos años, cuando Uruguay era aún muy pequeño.
Quizás las cosas hubieran sido diferentes si ella siguiera con vida.
Aunque quizás ella se hubiera sentido igual o incluso más decepcionada de que su pequeño sol sea un maldito homosexual. ¿Qué diría ella si supiera que ahora se prostituye?
¿Acaso lo hubiera odiado tanto como su padre lo hace?
No.
Eso no era una familia.
--Si, pero no puedo contar con mi padre.
--¿Y tu madre?--USA lentamente lo quitó de su pecho para poder verlo a los ojos, esos bellos ojos verdes que supuestamente le encantaban.
Esa mirada que tanto fastidiaba a Argentina, no sabía si detestaba más la mirada falsamente enamorada del yanqui o su fatídica cara de lástima.
--Murió hace unos años.
--Oh, lo siento mucho, cariño.
Si, él también lo siente mucho.
Demasiado para haber pasado ya nueve años desde eso.
--No te preocupes.
No lo iba a hacer tampoco, seguramente.
Nadie se ha preocupado por él en mucho tiempo, así que poco le importa sentir la lástima de un maldito niño rico. Le estresa más que nada.
Porque él no necesita nada de nadie, mucho menos compasión.
Ya era demasiado tarde para eso.
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Just once baby //UsArg
Short Story¿Recuerdas cuando intentaste matarme la noche pasada, mi amor? Yo no, estaba demasiado drogado, lo siento.