Capítulo 4

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(El camarógrafo se cansó de estar esperando y la pantalla se comenzó a mover, pasa por un arco a un pasillo, enfocando una gran puerta de madera roja con una estrella colgada, a través del umbral enfoca a una chica con una camiseta rosa y unos vaqueros azules, quien dormía totalmente desparramada sobre un lujoso sofá, por alguna razón un globo flotaba a su lado, y con un palito el camarógrafo pincha el globo…

TRAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSSSSSHHHHH!

… bueno, es que era un globo muy grande)

¡Eh! ¿!Que!? ¡Quien fue el zopenco que me despertó!

¿Estamos al aire?

Dios! que vergüenza, cof cof, en donde esta mi libro de fanfics… a sí, lo estaba usando de almohada. Bien, a veeer… Caperucita Blanca, el patito malhumorado, Halle y los tres osos "versión censurada", ¡aquí está! L Bello Durmiente, me había quedado en la parte de los fatales juegos de los padrinos mágicos…

En un castillo, a unos kilómetros de donde se organizaban los juegos de los padrinos mágicos, rodeado de plantas espinosas de un kilómetro de altura, en el último cuarto de la torre más alta, estaba Elle, Bello Durmiente, desparramado en su suave colchón de flores.

Ciertamente después de ocho años, su figura no había cambiado mucho. Se mantenía igual de joven y tierno que antes ¿Por qué? Solo denle las gracias a la magia de los fanfics.

En todos estos años, lo único que se había dedicado a hacer era soñar dulces sueños, en el sentido literal de la palabra.

Vamos a echarle un vistazo, quieren…

-¡Tengo todos los pasteles del mundo! .- exclamó Elle en medio de una enorme sala, rodeado de millones de pasteles de todos los sabores. Básicamente, en esto se había dedicado a soñar, lo que explicaría el rió de baba que salía de su boca hace un rato.

-…pero aun así… me siento un poco solo…- murmuró, dejando su tenedor en uno de los tantos platos que allí residían, se puso de pie, y alzó su blanco vestido, con cintas azules a los costados, saliendo en busca de alguna presencia.

Afuera sólo había un silencio inquebrantable.

En verdad que no había nadie en ninguna parte. A donde fuera y por donde mirara las blancas paredes le daban la cara. Cansado terminó apoyado en una pared, mirando a sus pies, que sobresalían debajo de los pliegues. Suspiró, cerrando los ojos, conteniendo la tristeza de tanta soledad.

Hasta que el suave sonido de una melodía llamó su atención. Curioso, apresuró el paso hacia su origen, que, como descubrió, provenía de un enorme salón que supuso era para bailar, pero estaba tan vacío como el resto del castillo. Se situó en el centro, con la esperanza de ver a alguien por allí. Se desilusionó cuando vió que su esperanza no era real…

Una mano se posó en su hombro dándole media vuelta. Se encaró a un alto joven con una mascara blanca cubriéndole toda el rostro, vestía un traje negro elegantísimo, y un sombrero de copa. Parecía salido de un sueño (noo ¿en serio? ¡Esto es un sueño!) Elle se quedó sin habla. El joven le tendió una mano, entendiendo que quería invitarlo a bailar. Sintió una mano en su cintura, y el apuesto joven (¿Cómo sabe que es apuesto? quien sabe, podría ser Matsuda el que está debajo de la máscara. Pero no, queridos lectores, le juro que no es Matsuda el que está bajo la máscara, pueden estar tranquilos) lo guió junto con la música, y Elle no podía sentirse más feliz.

Y pasando de esta muy cursi escena a pedido de los fans de Elle volvemos a lo que era por fin el inicio de la primera prueba de los padrinos mágicos.

Los tres pretendientes estaban estirando las piernas, brazos, deltoides y anfibios, no espera, esos son ranas, oops, nunca aprobé anatomía… ya se habían colocado en la línea de partida al estilo de los jugadores olímpicos, con la rodilla en tierra, esperando el disparo, alarma, o lo que sea que indicara el inicio.

L Bello DurmienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora