01. El plan

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El plan era simple, pero los celos que sentía en este momento no lo eran... De solo pensar en Agustín y Bianca solos en una habitación, me causaba una mezcla de ira, impotencia y tristeza, por más que fuera una simple actuación para ver si Disgusto era un estúpido alterno.

Agustín tenía que fingir tenerle ganas a Bianca, intentar besarla a la fuerza o algo y así Disgust entraría en escena.

El plan era maravilloso, el único problema es que yo estoy enamorada de Agustín, nadie lo sabe y ahora pretenden que no me enoje cuando él tiene que fingir tenerle ganas a Bianca.

Pusimos en marcha el plan, y todo marchaba relativamente, bien hasta que empezó a marchar relativamente mal ¿Por qué? ¿Cómo? Así de simple:

Me dirigía a la habitación en la que estaban Agustín y Bianca, a pedido de Guillermina, porque nos inquietó bastante que no hubieran avisado nada, o que tardaran tanto (claro que obviamente yo no alimenté esos temores por chusma… obvio), así que salí por la entrada que daba al living, cuando vi que Augusto entraba por la otra puerta, en la cocina. Tal vez el plan si estaba resultando, pero no me iba a quedar sin pasar información como Guillermina había pedido (repito, solo Guille, yo no tengo nada que ver). Caminé hasta la escalera justo cuando el destino mismo hizo que Augusto acelerara el paso, haciendo que nos encontráramos.

-El estanque queda para el otro lado.
- Tu dignidad tampoco está ahí, así que no sé qué hacés acá.
-Eso mismo te iba a preguntar.
- ¿Acaso te importa?
- ¿Y a vos?
- Vengo a ver si Bianca está acá, nada más.
- Que coincidencia- murmuró como si quisiera que no lo escuchara.

Continuamos discutiendo entre susurros, hasta que quedamos en frente a la bendita puerta. Augusto tomó el picaporte y abrió muy lentamente la puerta, como si quisiera espiar algo que no deseaba ver. Efectivamente era algo que ninguno de los dos quería ver...
¡¿A QUÉ PERSONA MASOQUISTA LE GUSTARÍA ADMIRAR LA ESCENA EN LA QUE SU AMOR PLATÓNICO LE ESTÁ COMIENDO LA BOCA A SU MEJOR AMIGA?!

Quedamos boquiabiertos y nos consultamos con la mirada para saber si era real la escena que estábamos mirando. Augusto cerró con lentitud la puerta y nos dispusimos a correr. Creo que en la corrida olvidamos la poca dignidad que nos quedaba enganchada en algún lugar.

Podía soportar bullying, desaprobación, incluso decepcionar a mis papás, pero ver a mis dos mejores amigos así... no sé qué decir, tengo ganas de llorar, desaparecer completamente del planeta tierra. Augusto parece muy interesado en la cuchilla de cortar carne que se asoma en uno de los cajones, y la verdad no lo veo como una mala idea.

Por primera vez en la historia de la humanidad nunca vista, entiendo a Augusto, se lo que siente, la diferencia es que él lo merece; yo no.
Minutos después los veo salir un poco incómodos, y sobre todo confundidos; espero no nos hayan visto. Ahora que lo pienso sería patético si en verdad nos vieron.
Agustín pasa a mi lado y ni siquiera me mira, y Bianca en cambio viene conmigo, pero se detiene; no entiendo porque hasta que doy media vuelta y está él detrás de mí. Augusto. Bianca se aleja rápidamente y se pierde junto... JUNTO A AGUSTÍN.

Creo que nunca nadie en la vida se sintió tan impotente, invisible, inservible, inseguro, triste, enojado, furioso, y sobre todo CELOSO, que yo en este preciso momento.

Augusto se fue, pero antes de eso me dedicó una mirada triste y a la vez desafiante, no supe como tomarlo, así que me dispuse a ir cuando Agustín apareció a mi lado:

- ¿A dónde se supone que vas?
- No te incumbe – bufo con molestia.
- ¿Qué hice ahora? - dijo con aire divertido.
- Nada, vos hacés todo perfecto- dije y continué como en un suspiro- Como siempre.

Quiso decir algo más, pero fui más rápida, abrí la puerta y me fui caminando hasta algún parquecito que quedara cerca de ahí.

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