07. Destinos que chocan

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Con mi nueva amiga Iara vamos a enfrentar las fuerzas del comandante A.M.G, quien opondrá resistencia en la hora de matemática para establecer conexión con... bueno ya entendieron ¡¿Por qué si le digo que no me hable, viene y hace lo contrario?! En fin, ahora Iara me está ayudando a evadirlo...

- Es que de verdad se siente muy mal, mirale la cara- toma mi barbilla- está muy pálida, yo le dije que se retire pero no quiso.

- Si. Okey. Ahora quiero hablar con ella de todos modos.

- Pero no quiere.

- ¿Acaso importa?

- Obviamente.

- No.

- Si.

- Basta los dos, Augusto por favor no vengas más, me siento mal no quiero hablar.

- Desde la semana pasada te "sentís mal" ¿Es por qué tu mamá no quiere que me acerque? Está bien, pero no me va a impedir que te dirija la palabra.

- No es por eso.

- ¿Entonces?

- No es nada. Andate por favor.

- Te vas a arrepentir. Y yo no me llamo ni Agustín ni Bianca, así que no te voy a dar otra oportunidad.

- Mirá, conmigo no te vas a hacer malito, además, acá nadie te dijo que te iba a buscar.

Sin decir más, dio media vuelta y se fue a su banco, justo cuando la profesora llegaba.

No pasó nada relevante en todo el día escolar, salvo cuando salimos; como siempre yo por el portón de atrás, alejada de las chicas y más de Agustín. De solo pensar en él me daban unas ganas tremendas de llorar y tirarme debajo del primer auto que viera. Pareciera que lo llamara con el pensamiento, porque él se encuentra justo en frente mío, y en cuanto lo veo giro automáticamente la cabeza hacia atrás, para comprobar si venía alguna de las chicas, pero ninguna de ellas estaba ahí. Para cuando volví la mirada adelante, me encontraba a unos escasos pasos de Agustín, quien comenzó a acercarce.

- Salieron por el otro lado, acá no hay nadie que te importe - dije seca.

- Quiero hablar con vos.

- Que pena que yo no.

- Cielo, por favor - dijo y me tomó del brazo. Ay me había olvidado lo que era sentir tantas mariposas en el estómago; aproximadamente eran trescientas sesenta y cuatro las que ahora revoloteaban en mi interior y hacían que mi piel se erizace.

- ¿Ahora qué? - intenté mantener el tono firme en mi voz.

- Acá no, vamos a mi casa.

- Me vas a decir lo que tengas que decir acá, no pienso ir a ningún lado con voz.

- ¿Por qué de repente sos así?

- Vos me hiciste así. Igualmente, está bien, cada cual con lo que opine. Pero en serio decime.

- Quiero que hablemos, nada más.

- Bueno ya hablamos.

- Ya sabés a que me refiero.

- Sinceramente, no.

- Quiero hablar como antes, vamos caminando hasta tu casa si querés, pero quiero estar un rato con vos. Te necesito.

- Agustín tengo cosas que hacer, mi mamá me debe estar esperando se va a preocupar.

- Avisale. Por favor.

- Agus, andá y hablá con Bianca que ella te entiende mejor ¿Si?

- Cie, vos sola sabés porque estoy así.

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⏰ Última actualización: Nov 21, 2020 ⏰

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