C-2.

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Capitulo dedicado Sebastini16 por qué fue una de las primeras en reaccionar en los avances y a Sebastini_14     (en el capítulo anterior se me olvidó dedicar. ¡Perdón! :( Desde ahora no pasará más ;)

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TINI.

Respira. Cabeza en alto, postura firme y sonrisa perfecta.

Me repito mirándome por el espejo.

—Señorita su padre la espera abajo. — Anuncia la chica que ayuda en la casa.

—Gracias, María.— asiente y se despide.

Escucho la puerta cerrarse y lanzó un suspiro fuerte.

Hoy es el día.

Me acomodo el vestido, y me seco las manos que por los nervios ya me comenzaron a sudar.

—Buenas noches padre.— Saludo. El alza  la vista de los papeles que tiene en la mano, me mira y señala la silla frente a la mesa.

Me siento sin chistar.

—Padre...

—¿Cuando pensabas decirme, Martina?— Me callo de golpe. Sus palabras son firmes y cuando levanta su mirada se que es mi fin.

—Decirle que padre. — Evado.

—¡No estoy para bromas Martina!— Grita. Me paralizó.— cuando pensabas decirme que renunciaste.

—Es que yo...—Intento comenzar.

Pero el levanta su mano, callandome.

—¡Esto no siempre se trata de ti!—Exclama. —Tu madre estaría decepcionada de ti.— anuncia.

Entonces, todo se nubla, y no entiendo por qué hasta que siento mis mejillas húmedas. Estoy llorando.
Mi madre falleció cuando yo tenía doce años y desde entonces vivo para honrar su memoria. Y ahora la decepcione.

El pecho me aprieta, siento un nudo en la garganta que me arde.

—Yo no... Esa no fue mi intención.— la voz me sale aguda y entrecortada. Me aclaro la garganta.— Padre. —Digo la palabra, pero suena como una petición. Un ruego.

Jamás me ví en esta situación.

—¿Que haré contigo Martina?— Su voz es normal, como si el hecho de verme llorar no le importará.—Dejame pensar en algo para hacerte madurar.

Termina y me señala la puerta.

Inhaló y me levanto, no soy capaz ni de levantar la mirada.

—Vete a limpiar la cara y quiero que bajes. —lo miro. —Nos iremos al casino.

Asiento y salgo. Aunque lo que más deseo es tirarme en mi cama, envolverme con mis sábanas y recordar las hermosas historias que mamá me contaba cuando tenía un mal día.

(...)

Minutos después, estoy sentada con mi mejor sonrisa haciéndole compañía a mi padre, como si yo fuera un trofeo.

El sonido de la música clásica, el olor a bebidas de clase, y decenas de personas presumiendo sus logros sólo hace que hoy quiera salir corriendo.

De repente lo veo. Fue con si todo se volviera una película. Entró en cámara lenta, con esa sonrisa confiada y pasos firmes, como si el mundo se doblegará a sus pies.

Era él.

Y estaba caminando hacia mi.

—Es bueno verte de nuevo.— habló a mi padre.

Apostando un amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora