☽ Descanso 6

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La noche ya había caído y Killua, curiosamente, se había quedado dormido en los brazos de su amo, cansado de haber peleado porque lo bajara toda la tarde

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La noche ya había caído y Killua, curiosamente, se había quedado dormido en los brazos de su amo, cansado de haber peleado porque lo bajara toda la tarde.

Gon estaba realmente feliz, estaba tan feliz que sentía que explotaría en cualquier momento. Soñaba, literalmente, con éste día a diario. Soñaba con la persona que lo llenaba de alegría, persona que siempre pensó que no existía y que ahora cargaba entre sus brazos.

Por un segundo olvidó que el mismo Killua negaba, a veces, el hecho de haber estado en sus sueños; incluso rechazaba sus sentimientos. Pero también no era tan tonto, como para no reconocer que el mismo chico que lo rechazaba, se sonrojaba por sus cumplidos y sus acciones hacia él.

Pero nunca forzaría algo, el amor no era a la fuerza.

Suspira mientras cubre a su querido compañero con una manta antes de entrar al lugar; se vería extraño que dos hombres grandes y fuertes entraran así sin más, especialmente con la belleza sobrenatural de Killua, simplemente llamaría la atención demasiado.

Y Killua le pertenecía solamente a él.

Se acerca a la recepción, donde espera detrás de una pareja que animadamente charlan. Él sonríe al pensamiento del demonio y él charlando así, sosteniendo sus manos, cortando esa odiosa distancia que el mismo albino le había impuesto sin decirlo.

No quería siquiera imaginarse las cosas que le habían hecho para que odiara el contacto físico. Es más, se ajustaba a su personalidad, pero en el fondo la misma sonrisa que solo ponía cuando comía un choco robot o cuando aprendía algo nuevo, ¿acaso tenía miedo? ¿O odiaba que miraran su amable ser? ¿Quizás nadie era lo suficientemente apto para hacerlo?

De ser así, él quería volverse apto para poder ver la misma gentileza que en sus mejores sueños tenía. Porque si en sus sueños, con él, había actuado así, ¿había una forma de hacerlo en la realidad, verdad?

— Hmm..—escucha un suave gruñido proveniendo del albino. Mueve su cabeza preocupado y observa aquellos tiernos mechones blancos asomarse por la sábana negra, pero algo lo inquieta. No, más bien, le roba el aliento.

Killua tiene las pestañas más largas que había visto, su nariz era preciosamente perfileada, sus mejillas eran realmente tiernas y sus cejas se cruzaban intranquilas, pero perfectamente delineadas de aquel color blanco tan hermoso.

Sin embargo, Killua estaba llorando.

Las lágrimas eran extrañas, eran realmente extrañas. En vez de ser simplemente transparentes, tenían un extraño color dorado con brillos que cada vez que una nueva lágrima salía, soltaba una especie de polvo del mismo tono.

No podía simplemente quedarse quieto, se apresuró a pedir la habitación y los pases y los recibió, para así correr como alma que llevaba el diablo a la asignada para ellos.

— Killua —murmuró mientras lo recostaba en la cama, quitándole la manta mientras acariciaba su cabello.— ¿Estás bien Killua? —repetía, preocupado hasta el extremo. No tenía ni la más mínima idea de quién o qué atormentaba en sus protegidos sueños—sueños protegidos por Gon, porque no dejaría que nadie se le acercara— y si lo descubría lo pagaría muy caro.

❝Dreameater❞ | [Gonkillu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora