☽ Descanso 9

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Killua se baja de los brazos de su amo al instante de pisar la entrada del pueblo. Su ceño se frunce y se coloca frente a él, mirando con inquietud a la horda de personas frente a ambos.

Chasquea la lengua al notar las agujas en diferentes partes del cuerpo de las personas. Entonces, sabe que no están seguros allí.

— Amo —llama el peliblanco, volteando a ver a Gon con seriedad.— Son las agujas de otro demonio pecado, de Envidia específicamente. No parece estar en la zona pero aún así siento que su maestra y Lujuria están en peligro, deme un momento. 

Sin permitirle el tiempo para responder, Killian susurra las mismas palabras que dijo hacía unos días cuando lo salvó, las palabaras que parecían formar un hechizo donde las personas caían fuera de combate, sin embargo simplemente funcionó por un par de segundos antes de que volvieran a levantarse las marionetas.

El albino chasquea su lengua y nota que sus cuernos se giran y apuntan hacia arriba, al igual que en sus manos crecen unas afiladas garras que consigo hacen remarcar las venas de su dorso. Los aldeanos comienzan a moverse y correr en su dirección, pero Gon no se mueve.

Gon confía en Killua.

Y el último mencionado sonríe de oreja a oreja antes de arrojarse a la corta pelea. 

El Freecss no puede quitarle el ojo de encima al demonio. Se movía con tanta gracia, rapidez, precisión, todo junto creaba de una matanza sangrienta y absurda a una danza donde los cuerpos cedían uno a uno contra el pavimento. No sonaban duro, no sonaban sin vida, de hecho ni se escuchaba el sonido de golpes secos.

Simplemente una risa de arrogancia resonaba en medio de la horda de cuerpos inertes, la risa del demonio peliblanco, que mostraba con orgullo el par de colmillos que sobresalían de sus dientes. Colmillos gruesos que hacían contraste con el resto de sus dientes, estaban hechos para desgarrar, parecidos a los de un felino. 

Pero sus ojos brillaban con fervor, brillaban ansiosos de más. 

Acabando con la impresión de elegancia que acababa de presenciar, de pronto Gon sintió un aura aterradora. Un aura de color dorado, la forma de electricidad era lentamente visible en el cuerpo del demonio que se agachaba en medio de los cuerpos y alzaba uno, donde lentamente lo dirigía a su boca. Boca que se abría lentamente para romperse y hacer suficiente espacio para meter la cabeza del aldeano.

— ¡Killua! —exclamaba el atónito amo, saliendo de su trance y dándose cuenta de la masacre que había hecho su demonio.

No solo eso, que incluso su mandíbula se había roto de una manera atroz para comerse y seguro desmembrar a un aldeano.

Su respiración se detuvo y sus ojos se abrieron de par en par cuando la mirada de albino se posó sobre la de él. Simplemente miraba de reojo en su dirección, simplemente miraba con desinterés su avellana aterrado mientras su carmín oscuro tomaba riendas.

De pronto el albino, con su mandíbula rota, sonrió con diversión.

— ¿Me tienes miedo Gon?

No supo qué responder. Se quedó tan sorprendido como inmóvil. Seguía los pasos del demonio, quien lentamente lamía con su ahora larga lengua cada garra que se había llenado de sangre. Mientras caminaba hacia él notaba como su mandíbula iba cerrándose y volviendo a su sitio, al igual que la lengua volvía a su tamaño normal.

Sin embargo los duros colmillos seguían presentes en aquella sonrisa demoníaca.

Killua se paraba frente al Freecss con sus manos en los bolsillos, mirándolo fijamente, pero ya no sonreía. De hecho parecía estar enfadado, parecía que acababan de quitarle su comida.

❝Dreameater❞ | [Gonkillu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora