Se levantó de muy buen humor aquel día. Se sentía ligero, sin preocupaciones, se sintió él mismo. Iba impoluto, tenía muy buena cara. Su pelo no estaba ni tan mal, ni perfectamente peinado, pero se veía bien. Su sonrisa y buena cara, cómo de rosa fresca hacía que el color de su cabello también se viera más vivo de lo normal. Llevaba puesto el uniforme de gabardina y conjuntado azul, pero algo le decía que debía llevar el de conjunto y gabardina negra que utilizaba para ocasiones especiales o muy formales. Pero bueno, que en dos palabras: estaba genial.
Dirigiéndose a su despacho, iba bailando y saltando mientras cantaba "Rasputin". No le preocupaba que sus soldados lo vieran, ellos en cambio veían su actitud y sonreían también ante sus buenas vibraciones. Otros también se pusieron a cantar con él, cómo si su himno fuera. Iba a ser un gran día.
Una vez llegado a su destino, dio una vuelta y una palmada cómo toda una sevillana. Sólo le faltaba gritar "¡Olé!", una situación bastante divertida de imaginar. De camino a su preciada silla, tan cómoda y tan imponente, mirando hacia su calendario se le cayó el alma al piso al ver que se había olvidado de una reunión importante. Resulta que sí debía llevar el uniforme oscuro y no el azul que le sentaba tan bien.
No era nada del otro mundo que se le olvidara una reunión, y no le daría miedo si fuera de otro tipo ya que era el superior y podría tardar y prepararse todo lo que quisiera, no se castigaría a sí mismo. Pero esta reunión no era una cualquiera. Hoy llegaba el anterior Líder, su ascendiente, su progenitor, y por si no ha quedado lo suficientemente claro: hoy llegaba su padre, el gran Erik Larsson.
Erik, un hombre imponente. Alto, de cabello negro y liso, con barba y bigote de ojos gris oscuro los cuales depende del clima del día podían verse azules. Muy respetado por la disciplina que dio a su armada cuando estaba en el mando, por las guerras ganadas y por el miedo que daba ya que sus castigos eran brutales en aquel tiempo. A pesar de ello, el hombre también tenía su lado más humano y destacaba por su gran humor, así fue cómo de alguna manera conquistó a su mujer.
Pero bueno, regresemos al ataque de pánico que le estaba dando al actual Líder mientras trataba de cambiar su uniforme deprisa. Estaba luchando con quitarse los pantalones ya que se le había ido la cabeza y no se sacó primero los zapatos cuando tocaron a su puerta.
— Dritt*... ¡Un segundo! Ya voy, ya voy. -decía mientras trataba de subirse los pantalones con prisa aunque no estuviera con el uniforme adequado.- Joder, no voy. No llego. Jævla bukser, jævla uniform... ¡For faen!*
La puerta se abrió de par en par de un momento a otro, dejando ver a Tord saltando sobre un pie con los pantalones a medio poner y del otro lado se veía a un asustado y tenso Patryk.
— ¡Joder Pat, ordené que esperaras!
— Es que Tord- quiero decir, mi Líder. Su padre...
— Ya sé que llego tarde, ya sé que viene el pesado de mi padre a controlarme. ¡Déjame un poco en paz! -dijo alterado y avergonzado por aquella escena.
Patryk pretendía aclarar algo más, pero justo en ese momento una figura alta entró al despacho y a pasos lentos se acercó a Tord apartando sin decir una sola palabra, gesto o movimiento a Patryk. Lo miró de arriba a abajo y se detuvo en su rostro, con los ojos clavados en los del menor, tenía una cara demasiado seria cómo para ser un hombre divertido. Hubo un silencio aterrador por unos 10 segundos.
— ... ¿A esto le llamas disciplina, Larsson?
El chico no sabía que responderle. ¿Debía explicarle qué ocurrió? ¿Debía mentirle con alguna historia estúpida?
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⌇⌇ ⎙ ¡! 𝐭𝐡𝐞 𝐫𝐞𝐝 𝐥𝐞𝐚𝐝𝐞𝐫 - 𝗍𝗈𝗋𝖽 𝗅𝖺𝗋𝗌𝗌𝗈𝗇.
Fanfiction˗ˏˋ ꪔ̤̮ ---------------- ꒱꒱ ˊ˗ Esas charlas tan pesadas, se hicieron necesarias para él. Él la deseaba ver, él la necesitaba, él la amaba. ¿Por qué le haría sentir tanto su psicóloga?