Tijeras - Cap 4.

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—"Llamando." —dijo la voz del contestador.

—Vamos Tord... —la chica estaba molesta con él, llevaba casi 5 minutos llamándolo y no contestaba—. Joder...

— "El número al que ha llamado no está disponible, por favor llame más tarde o deje su mensaje después de la señal". —sonó el pitido.

—¿Larsson donde estás? Llevo horas llamándote —exageró la ojos celestes—. Ni siquiera has mencionado que no vendrías a las dos últimas sesiones. Espero que no me lo descuentes de mi sueldo. Llámame cuando puedas, ¿sí? —finalmente colgó.

—Estúpido comunista...

Se sentó en su asiento y dejó el móvil encima del escritorio, suspiraba cansada.

( ... )

El noruego estaba agitado. No dejaba de dar saltos y entonces cayó. Tropezó con un clavo sobresaliente del suelo de madera donde se encontraba.

—¡Moren som fødte meg!*

Solo esperaba y rezaba para que nadie lo hubiera visto, pero para su fortuna había dos soldados. Se empezaron a reír. No eran superiores a él por lo que no había que preocuparse si les gritaba. Se levantó inmediatamente, rojo de la vergüenza y rabia.

—¡Firmes!

—Wowowow... —alzó las manos en señal de paz—. Tranquilo "cuernitos", no hemos hecho nada malo.

—Cállate Paul, eres un imbécil al que debería haberle volado la cabeza hace tiempo y no dejar que me vacile de esa manera.

El más alto pasó por detrás y rodeó a su superior.

—¡Oh, vamos jefe! No seas un amargado. ¿Acaso esas sesiones te están haciendo efecto?

Paul encendió y le pasó un puro a Tord.

—Exacto, relájate un poco.

Suspiró cansado y tomó el puro mientras separaba a Patryck.

—No deberías hablarle así a tus amigos, ¿o sí?

—Vosotros no sois... Agh olvidadlo, volved a vuestras posiciones, soldados. Pueden retirarse.

Asintieron, pero se marcharon despreocupados.

—La semana no ha acabado aún Tordtilla. ¡Resiste un poco y sonríe!

Había olvidado otra vez la cita con su psiquiatra. Pero la recordó al preguntarse que iba a hacer.

Y volvió al mismo ritmo de antes. Correr y saltar para llegar a tiempo. Su móvil estaba apagado, y aunque estuviera encendido, lo tenía en silencio. No estaba muy comunicado con el mundo esa semana. Sus "amigos" tenían razón. La semana había sido larga y dura, pero aún no había terminado.

( ... )

—¡No lo entiendo! ¡Debiste haberme avisado antes de esperarte como una tonta! —gestaba mientras hablaba un tanto desesperada.

—Hedda... Ya te dije que lo sentía, ¿no podemos simplemente continuar con las sesiones?

Ella nerviosa, alterada. En cambio, él estaba despreocupado y totalmente manso.

—¡No Tord! ¡Me diste plantón!

—¡Por el amor de Dios, Hedda! ¡Deja de decir eso! ¡No es verdad! Además, lo dices como si fuésemos una jodida pareja. —empezó a agobiarse. Se sentó en la silla giratoria perteneciente a Hedda. Los gritos de la contraria ya le hartaban.

—¿Estás de coña?

—¿No es obvio...? —dijo para intentar calmar la situación.

Solo logró que Hedda se indignara todavía más. ¿Sabéis lo de "se podría cortar la tensión con unas tijeras"? Pues en este caso era así.

—Es que ni siquiera me has dado una razón, Larsson.

—Es algo complicado conquistar el mundo, mantener a raya a los rebeldes, formar a tus soldados, intentar comprender lo que pasa por tu cabeza... Supongo que tú me entiendes, ¿no? —se puso a juguetear y explorar cada detalle que se encontraba en el escritorio de su psicóloga. Parecía un niño pequeño.

—Olvídalo. Acuéstate y continuamos. —así como tan de repente se pusieron a discutir, fue como de repente la tormenta cesó.

Los dos suspiraron. Hedda pasó sus manos por su cabeza acomodando ciertos cabellos sueltos que se encontrasen en su camino. Tomó el material necesario como su libreta y bolígrafo y se sentó en un taburete también color granate. El comunista alza sus pies en el escritorio. No tenía intención ninguna de moverse de allí.

—Necesito que para la próxima sesión me traigas algún objeto de tu pasado. De cualquier etapa y cualquier objeto, ya sea ropa, comida, fotos... Cosas por el estilo. ¿De acuerdo?

—¿Para qué diantres nece...? —Hedda alzó su dedo índice y lo guio hasta sus labios pidiendo que hiciera silencio.

Cuando el noruego hizo lo pedido la chica mostró una linda sonrisa, tierna, cálida y confortable.

—Repito. ¿Estás de acuerdo, líder?

—Sí, Hedda.


🥀✨

¡Moren som fødte meg! ➡️ ¡La madre que me parió!


⌇⌇ ⎙ ¡!   𝐭𝐡𝐞 𝐫𝐞𝐝 𝐥𝐞𝐚𝐝𝐞𝐫 - 𝗍𝗈𝗋𝖽 𝗅𝖺𝗋𝗌𝗌𝗈𝗇.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora