09| Perrito

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Besó bruscamente sus labios, mientras que la azabache, un poco confundida trataba de seguirle el ritmo, hoy se descargaría con ella de la mejor forma en que conocía, aún seguía malditamente enfadado y celoso.

Recordó los sucesos de aquella mañana.

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Cerró los ojos con el seño fruncido y bebió un sorbo de su café, hace algunas semanas Kagome había conseguido un empleo, en poco tiempo ella fué aceptada para trabajar en una cafetería. Y no pudo evitar sentirse enfadado cada que un hombre se le acercaba con intención de coquetear, ¿es que no se daban cuenta de la maldita alianza de matrimonio que ella tenía?

Apretó su mandíbula mientras veía a un par de jóvenes idiotas observando el trasero de la azabache y murmurando cosas. A paso decidido se acercó a aquella mesa y, tomando a uno del cuello de la camisa, les advirtió.

—Escuchenme una cosa par de imbéciles, aquella hermosa mesera que ven allá, es mi esposa —señaló a Kagome—, como vuelvan a mirarle el culo, juro que les arrancaré las pelotas y se las haré tragar, ¿me entendieron?

—S-Sí señor —Respondieron al unisono.

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—Ponte en cuatro —ordenó con su grave y potente voz.

La fémina obedeció sin rechistar, le encantaba cuando su esposo marcaba dominancia, era algo tan excitante y tentador escucharlo darle órdenes. Sí, de vez en cuando le encantaba ser una sumisa, su sumisa.

Él se posicionó arrodillado detrás de ella, con su mano llevó su virilidad al bien lubricado interior de la mujer, entró de una certera estocada, causando que ella lanzara un profundo gemido mientras arqueaba la espalda tras aquella invasión.

Se abrazó a su cadera y comenzó a embestirla fuertemente, cada vez más profundo y más gustoso. Sus jadeos eran como música para sus oídos, incitándolo a aumentar el ritmo de sus arremetidas.

Se apoyó contra su espalda, y llevando una mano al erecto y caliente botón de carne que se encontraba entre sus pliegues, le habló entre gruñidos en su oído.

—Eres mía Kagome, solo mía —dijo posesivamente mientras seguía con sus estocadas y frotaba circularmente su clítoris.

El vello de la mujer se erizó, y su humedad aumentó considerablemente; se aferró con ambas manos a las sábanas, tratando así de poder contener aquellos movimientos y gritos que ansiaban salir a la luz.

—Solo tuya Sesshomaru —aceptó entre suspiros y jadeos—. Más... —Pidió deseosa.

El peliplata se abrazó más a su cintura y aumentó el ritmo de su pelvis, Kagome comenzó a mover levemente sus caderas, intensificando el placer para ambos.

Lo sentía llegar tan profundo que parecía que en cualquier comento la partiría por la mitad, pero le encantaba, amaba cuando desataba su bestia interior y la tomaba con tal pasión y desenfreno que la dejaba temblando por horas. Las estimulaciones en su vagina y clítoris la estaban llevando al cielo, y el calor que se centraba en su vientre estalló y se esparció por todo su cuerpo, causando que este temblara levemente, por unos segundos dejó de respirar y cerró los ojos, disfrutando aquel delicioso orgasmo.

Pero él no estaba satisfecho, ni siquiera había llegado, disfrutó por un corto plazo de tiempo aquellas contracciones del interior de Kagome, sintiendo el pene ser masajeado por el calor de su esposa.

Poco después de que retomó el conocimiento, él nuevamente prosiguió con el vaivén de su pelvis. Su cuerpo ardía, y el placer era tal que no podía controlar ni siquiera los sonidos que brotaban de su boca.

Siguió así por unos minutos, cambiando de vez en cuando el ritmo de sus embestidas, hasta por fin llegar al climax junto con su esposa. Tembló al conjunto de la azabache mientras vaciaba su blanquecina y espesa semilla en su interior.

—Solo tuya —susurró en cuanto él apoyó levemente su cuerpo sobre su espalda.
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¡Que no panda el cúnico! Sé que dije que había doble actualización, pero me dormí(? En fin, hoy y mañana doble actualización si o sí.
Espero que les guste 7w7.

𝟑𝟏 𝐃𝐀𝐘𝐒 𝐖𝐇𝐈𝐓 𝐒𝐄𝐒𝐒𝐊𝐀𝐆(+𝟏𝟑)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora