「53」

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⸙Hoseok]

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⸙Hoseok]

Ese fue el primer día que Yoongi me acompañó a casa. Después de lo del parque estuvimos hablando un rato, aún sin salir del enorme iglú de metal que se asimilaba a un fuerte. Era divertido, pero no podía evitar sentirme incómodo teniéndolo tan cerca. Además, a pesar de todo lo que me había dicho, tenía la misma cantidad de ganas de besarle que miedo por cansarle. No quería estropear nada, ni un solo segundo de ese maravilloso momento.

Por ello propuse salir a dar un paseo. Estuvimos caminando durante casi una hora, y lo mejor era que aún nos quedaban muchas más antes de que terminara el horario de clases. Y cuando vi una sala de recreativos a lo lejos, no me lo pensé dos veces. Las luces y el sonido de las máquinas de su interior parecían llamarme, me atraían con tanta fuerza que en menos de un segundo, sin darme cuenta, ya estaba con la cara pegada en el cristal.

- ¿Quieres entrar? –preguntó Yoongi entre risas. Le miré, aún con una mejilla aplastada contra el cristal, y asentí emocionado. – Sabes que esas cosas lo único que hacen es sacarte el dinero y crear adicción para seguir sacándote el dinero, ¿no?

- Pues como el tabaco –respondí sin prestarle mucha atención. De hecho, ni siquiera le miré. Agarré su muñeca y le arrastré con excitación al interior de la enorme sala.

Y el adjetivo enorme se le quedaba corta.

Era grandísima. Tan solo estaba iluminada con las múltiples luces que irradiaban las diferentes máquinas, y eso era suficiente para poder ver con total claridad cada paso que dabas. Incluso el tintineo y las repetitivas melodías de victorias resultaban agradables. Cada centímetro del salón que mis ojos veían, aumentaba la perfección del lugar, asimilándolo al mismísimo paraíso.

No tardé ni dos segundos en volver a tirar de Yoongi a mi antojo, colocándolo frente a una mesa enorme y situándome inmediatamente después en el otro extremo, justo frente a él. Yo desbordaba emoción, y en cambio, sus ojos no mostraban otra cosa que no fuera desconcierto.

- ¿Qué es esto? –preguntó con el pequeño artilugio de color rojo en su mano. Sí, era ese que servía para golpear el disco. Era un juego tan conocido que mi cara de asombro al ver que no lo conocía, fue imposible de disimular. – ¿Tengo que lanzártelo?

- ¡Nonono! –me apresuré a responder, dirigiéndome rápidamente de nuevo a su lado. Agarré su mano y le coloqué el objeto de la forma adecuada. – Con esto golpeas el disco que va a salir ahora.

- ¿Golpear?

- Ajá –asentí emocionado y señalé la pequeña rendija que había en mi mitad de la mesa. – Tienes que meterla ahí –me miró enarcando una ceja y decidí seguir mi explicación. – Como un partido de tenis. Golpeamos el disco hasta que conseguimos colarlo en la rendija del contrario. – me miró sin mucho interés y luego volvió a observar el objeto, analizando cada centímetro como si de un pequeño ser mutante se tratara. – ¿De veras que nunca has jugado? –pregunté curioso con tal idea. Yo me pasaba días y días jugando en esos sitios. En cambio, él negó con la cabeza sin despegar la vista del artilugio rojo, sorprendiéndome aún más.

『Mirate』⸾YoonSeok⸾ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora