「2」

3K 258 41
                                    

⸙Yoongi]

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Yoongi]

Cuando la campana sonó, yo aún estaba entrando por el portón de la institución. Sí, institución para hombres, y era tan pijo y costoso como sonaba. Llevaba asistiendo a ese centro desde que era un niño, y mi reputación seguía siendo la misma que la del primer día. Básicamente la reputación de alguien que llega tarde al comienzo de curso y no le importa en absoluto. La misma que la de mi mejor amigo, quien venía fumándose un cigarrillo unos metros atrás.

- Luego dirás que la voz ronca te viene de fábrica -bromeé cuando me alcanzó, tirando la chusta al suelo y pasando de ella sin molestarse en pisarla. Lo hice yo de forma disimulada, ya que aunque me avergonzara confesarlo, realmente odiaba dejar cigarros en la calle, y menos aún sin apagar. - A mí no me engañas, que es por todos los cigarros que te fumas al día.

- ¡Eh, tampoco te pases, que ya no son tantos! -sonrió al escuchar sus propias palabras, cargadas de tanta ironía como mentira. - Además, en ese caso jamás habría mentido. Me viene de fábrica, concretamente de las del tabaco.

Ambos echamos a reír, aligerando el ritmo y sin que nos importase la prisa que nos estuviera metiendo el secretario. Todos los años eran igual. Seguramente ese hombre soñaba con poder cerrar el portón a tiempo, pero le era imposible gracias a una cabellera multicolor que solía asomar por el fondo casi diez minutos después de que sonara la campana. Y esta vez no fue diferente. Nosotros entramos, pero Kiungsoo y su pelo, ahora rubio, asomaron por el fondo del recinto. El secretario suspiró y soltó varios tacos en voz baja.

- Me da que alguien se ha levantado con el pie izquierdo... -murmuré sonriente al pobre trabajador. Este nos fulminó con la mirada, invitándonos a marcharnos a nuestras respectivas clases.

Con la parsimonia no nos había dado tiempo a mirar las listas, pero tampoco hacía falta. Los tres iríamos a la clase de matrícula, la que inicia el abecedario y a su vez, todas las lista de notificaciones. Básicamente a la clase de los inteligentes.

En el centro las cosas funcionaban con unas bases tan crueles y fáciles de comprender, que era imposible derrumbarlas. Las letras de las clases, a medida que decrecían, también decrecía el nivel escolar que representaban, siendo el "A" con mayor media y el "E" con la peor. Supuestamente había igualdad de trato, pero a la hora de la verdad tu esfuerzo se medía en tus resultados, y lo de clases más bajas, eran considerados como alumnos vagos o perezosos, no personas con dificultades.

De todas formas, eso no importaba, o al menos no lo hacía en nuestro terreno. Entre alumnos jamás se usaba tu clase como insulto. Mismamente, en nuestro grupo, teníamos a varias personas que asistían a clases bajas. Jimin pertenecía a la "D" y yo hasta hace dos años, cursaba en la "C", así que tampoco era algo que importase.

¿Y es que había cosas que realmente importasen?

No, en realidad.

En nuestro día a día únicamente importaba si eras del grupo o no. Y era fácil clasificar a la gente, ya que en nuestra pandilla no pasábamos de las nueve personas. Nos conocíamos entre nosotros, y lo mejor era que los demás también nos conocían.

『Mirate』⸾YoonSeok⸾ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora