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Me miró una vez más al espejo y suelto un largo suspiro. Bajo por la escaleras y antes de tomar el pomo de la puerta la voz de Itachi me hace retroceder. —Deberias despedirte al menos.— Farfulla.
—Voy tarde Nii.
—Hace tiempo que no me llamabas así.— Murmura. Golpea mi frente con dos de sus dedos y se aleja. —Cuidate y saludas a Sakura-chan de mi parte.
—Lo haré. ¡Me voy!.
Caminó hacia la casa de Sakura y tocó dos veces el timbre, no tarda mucho en abrir. Me abraza fuertemente y se despide de Naruto. Caminamos a mi automóvil y comenzamos a andar. No tenemos planificado el día, pero Sakura insistió en ir a la pista de hielo que tiene el centro comercial, las grandes fiestas se acercan y ella se encuentra muy feliz. Al llegar me agarra de la mano y comienza a subir las escaleras junto a mi. En cuestión de segundos llegamos a la pista de hielo, colocó mis patines y la miró de reojo. —Sakura, ¿Sabes andar en la pista?.
Sus ojos brillan y niega. —¡No!.
Suelto un bufido. Con mi ayuda nos acercamos a la pista, la tomo de la mano y comenzamos a dar vueltas por el lugar. —Esto es divertido.— Murmura con una sonrisa.
—Lo es, si estás tu aquí.
—Cuando te lo propones eres romántico.
Nuevamente nuestras manos se juntan y seguimos andando por la pista, las personas nos miran con corazones en los ojos como si estuvieran viendo lo más increíble del mundo. Sakura suelta risitas al girar en su compañía.
Después de algunas horas nos sentamos en las bancas mientras comíamos unos bocadillos. Logro ver a Karin e Ino, quienes pasan el rato junto a sus respectivas parejas. Sakura se acerca muy feliz a ellas, dejándome atrás y algo desconcertado. —¿Que?.
—¡Ino, Karin!.
—¡Sakura! Es bueno verte.— Exclama Ino extendiendo sus brazos para que Sakura la pueda abrazar. —No creí que te encontraría en estos lugares en estás fechas.
—Lo se, pero Naruto insistió en quedarnos en la cuidad.
Me acerco al grupito y Suigetsu se apresura a saludarme.—¿Que hay?.
—Nada nuevo.— Murmuro. —¿Que hacen aquí?.
—Karin insistió en venir a este lugar, se puso como loca cuando me negué.
—Tu novia te controla.—Añadio el pálido de forma burlona.
—¡¿Y tú por qué estás aquí pedazo de idiota?!.— Exclamó Suigetsu con enojó. —Es obvio que la tuya también te obligó.
