Chapter four

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Por que somos para siempre, cariño”

“Por que somos para siempre, cariño”

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La mezcla de emociones que había comenzado a sentir desde la llegada de Sakura, me hacía sentirme de lo más extraño. Mi corazón latía rápidamente cuando nuestros ojos se encontraban y sin pensar tanto en mis acciones fui libre de sonreírle sinceramente.

Por la mañana al despertar, salí de mi casa y logré ver a Sakura y Naruto, quienes me esperaban pacientes en el porche de mi casa. Me acerque a ambos y saludé con un movimiento de manos. —¡Teme!— Exclamó con alegría Naruto.

Parecía que había olvidado de la nada el odio que me tenía por llevarme a su hermana la noche anterior.—Dobe.

A los pocos minutos de caminar por la pequeña ciudad, llegamos a el bachiller y nos sentamos en nuestros respectivos asientos. Kurenai entro y comenzó con su clase. Todas las materias suelen ser fáciles para mí, como pan comido y aún lo son, pero parte de mi atención, se la lleva una chica de cabellos rosas.

Tres horas más tarde y ya era la hora del almuerzo. Los alumnos, entre ellos Naruto, comenzaron a salir de la clase, quedando solo Sakura, quién parecía no querer salir.

Acerque mi asiento al suyo y recargue mi cabeza en su hombro. Su mano derecha acariciaba mis cabellos, en ese momento solo sentía una gran paz. Su clásico olor a frambuesas, entra por mis fosas nasales, cada que aspiro cerca de sus cabellos.

Sus manos dejaron mi cabello de lado y viajaron a su bolso, se encargo de sacar su bento y sus palillos para después mirarme por el rabillo del ojo. —¿Quieres?.— Cuestiono con una sonrisa. La mire unos segundos para después asentir levemente. —Bien. Abre grande.


Me separé de ella abruptamente, con un tenue sonrojo en mis mejillas, aquella acción era inesperada y vergonzosa. Al alejarme, escuché sus risas.— Vamos Sasuke-kun, solo quiero darle un poco de comer a mi bello novio.— Añadió.— No seas tímido.


Solté un bufido. Nada malo sucederá si le doy el pequeño gusto, por más vergonzoso que pueda ser, verla sonreír me hace feliz. Hice un mohín y apenado abrí la boca.

En cuanto lo hice, logré degustar lo que había preparado, era realmente delicioso. Abrí mis ojos y me encontré con la atenta mirada de Sakura, quién esperaba algo de mi parte. —Es muy bueno.— Admití.

Un sonrisa de satisfacción se formó en sus labios. Si, había valido la pena.


Los días pasan tan rápido, que ahora solo son recuerdos de nuestros amorosos encuentros. Desvío mi mirada de la carretera para mirar a Sakura, quién mira atentamente por la ventana del auto. Sus ojos brillan por la luz que emite el sol y nuevamente sonríe, como solo ella sabe.
Hay emoción en ella, y a mi me emociona verla de esa manera, tan solo ah pasado un mes desde aquella noche en qué confesamos nuestro amor, pero solo con eso, es que se que es con ella con quién quiero pasar mi vida.

Tras algunas hora más manejando y observando de reojo los árboles de limones que hay en la solitaria carretera, por fin llegamos a nuestro destino. Es un lugar al que solíamos venir en familia cuando todos vivíamos en esta ciudad, aún puedo recordar, los grandes arboles y el contraste en el árbol de cerezo.
Ambos bajamos del auto y caminamos tomados de las manos por el bosque. —Cuanta calma.— Murmura Sakura.

—Es normal, las personas de la cuidad no suelen venir a este tipo de lugares y tampoco es un lugar turístico como otro tantos.

Ella asiente levemente, con el pasar de los minutos llegamos a un río. Una mueca se forma en mis rostro al verlo. No debería estar esto aquí. — Esto no estaba aquí la última vez que vine.— Digo.

Pero debe a ver un forma de cruzarlo.

—¡Por aquí!— Exclama Sakura.

Ambos cruzamos el río, brincando sobre unas grandes rocas que hay sobre el mismo. Llegamos al prado, es un bello jardín, abandonado por una familia adinerada, mejor dicho abandonado por mi abuelo Madara, quién después de la muerte de la abuela Koji, dejo de cuidar de el. Pero la ama de llaves de vez en cuando lo cuida. Sobre la colina hay un gran árbol de cerezos, el cual me recuerda a los cabellos de mi novia.
Un columpio cuelga de la rama más gruesa del árbol, es decorado por un color amarillo oro y pequeñas flores descansan en las cuerdas.

Sin pensarlo más, Sakura se monta sobre el, después de asegurarse que está en buen estado y que ella no caerá. —¿Me empujas? ¡Por fis!.— Exclama con una tierna sonrisa.

—Voy, voy.

Me pongo de tras de ella y la empujó levemente, para después subir un poco más el ritmo. Escucho sus risas.

Me separó de ella un rato después, para poder colocar las cosas que trajimos. Colocó la manta azul sobre el pasto y después la canasta de comidas, que preparamos juntos.
Ella se sienta a mi lado y prueba de las galletas de chispas de chocolate que hice. —¿Cuando aprendiste a cocinar?.— Cuestiona después de dar el segundo bocado.

—Mis padres siempre están de viaje, así que siempre me quedo con Itachi, el me enseño.

—¡Vaya! Mamá nunca me enseño a cocinar.— Murmura. —Pero se lo básico. Eso significa que ya nos podemos casar.

—Eso significa, que yo tendré que preparar las comidas.— Digo de forma burlona y ella ríe. —No me molestaría.

Cuando los bocadillos se terminan, me tiro sobre la manta y observo atentamente el cielo nublado. Sakura se acerca a mi y coloca su cabeza sobre mi pecho. Juego con sus cabellos y también doy pequeñas caricias.

Sus manos se posan sobre mi pecho y ejerce fuerza sobre el mismo. Pierdo el equilibrio y caigo por la colina, rodando sobre las flores sin lastimarme, con fuerza logro pararme y corro para alcanzar a Sakura, pero ella es más rápido y se hecha a correr en cuanto me ve seguirla.
Se esconde detrás del árbol y le acerco sigilosamente, la agarró de la cintura y la cargo. —No lo hagas.— Pide entre risas.

—Tu lo pediste.

La abrazo fuertemente y ambos caemos por la colina, escucho sus risas y se hecha sobre mi.
Nuestros ojos se encuentran y nuestros labios se unen. Mis manos viajan a su cintura y las suyas se enredan en mi cuello, profundizando más el beso.

Nos separamos por la falta de aire, pero en cuestión de segundos nos unimos en un nuevo beso. Nuestras bocas, buscando más la una de la otra. Sus manos viajan a mis abdomen y lo acaricia sin apartar nuestras bocas. Llevo mis manos a su trasero y escucho como un gemido sale de sus labios. Nos apartamos por la falta de aire, ambos jadeantes.—Sasuke. . . Realmente te amo.

—Y yo a ti.

Cuando la tarde cae, regresamos a casa. Me despido de ella con un beso en la frente.

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Nota: Quizás tarde un poco en subir este capítulo, pero fue por qué estaba algo ocupada y no podía arreglar los errores que tenía.
Espero les haya gustado, sin más me despido.

Kotaru Uchiwa 🍡—

El día que la conocí ||SasuSaku||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora