Capítulo 14 - Draco Malfoy

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Voy y vuelvo constantemente. Bailo entre la oscuridad y la luz. Intento mantenerme consciente, pero el dolor me empuja al alivio de la penumbra.

No sé donde estoy. El piso debajo de mi abdomen se siente duro y frío. El olor a metal satura el aire y algo mantiene mis manos atadas sobre mi cabeza. Pequeños aguijones punzan sobre la carne abierta de mi espalda a un ritmo frenético.

No veo nada aunque tengo los ojos abiertos. Y aunque me atrevo a gritar, gruñidos de dolor se me escapan. No lo soporto y vuelvo a perderme.

Esta vez, estoy ausente más tiempo de lo esperado.

Abro los ojos y lo primero que veo son mis pies colgando sobre el suelo. El vértigo me golpea y se me nubla la vista. Miró al techo y veo mis manos atadas a una viga vieja y oxidada. Las manchas anaranjadas la han absorbido por completo. Me sorprende que logre sostenerme.

No siento las manos amarradas ni los pies flotantes. No siento nada, excepto dolor. Un dolor profundo y grave que se centra en mi espalda, y se extiende por todo mi cuerpo.

Luna está aquí, observandome. Sentada sobre una silla con los ojos bien abiertos, el cabello enmarañado con hojas y ramitas de árbol. Aún hay sangre seca en lo que, asumo, fue un vestido alguna vez.

- Luces como una loca. - Digo y mi voz suena ronca. No estoy seguro de cuanto tiempo ha pasado, pero pareciera que no he hablado en días.

Luna sonríe.

No puedo evitar notar que su sonrisa es hermosa. Me sonríe como si nada de esto hubiera pasado. Como si fuese un martes cualquiera, del que nos hemos escapado de clases para pasar un rato juntos.

- Lunática, querrás decir. -

Me corrige y sin pensarlo mucho le respondo:

- Es lo mismo. -

Sin dejar de sonreír, se levanta para hacerse a mí.

Mi estómago queda a la altura de su rostro y comienzo a temer. Pasa la punta de su dedo sobre la piel de mi abdomen y traza circulos alrededor de mi ombligo.

Mira hacia arriba, enfrentandome y deja de sonreír. Hace una mueca. Y cuando temo que vaya a golpearme, se abraza a mí y comienza a llorar mi nombre.

De pronto, estoy devuelta en mi casa. Sujetando sus brazos, ayudando a mi tía a hundir una cuchilla sobre las piernas de Luna. Mientras ella llora y llora. Llama por sus amigos, por su padre. Pero, mayormente, por mí.

"Draco, ayúdame. Draco. Draco..."

Como si no fuese yo quien le estuviera haciendo todas esas cosas.

Lo que fue de nosotros  (Druna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora