Exprime el trapo en el balde de agua que trajo hace unos minutos, acercando la tela húmeda al pecho descubierto del pelinegro, escuchando como suelta un ligero quejido cuando esta hace contacto directo con la profunda herida en el pectoral pero que le sobresaltan un poco y obligan a echar la mano atrás en un gesto asustado, viendo la expresión dolosa del herido que se recompone inmediatamente que le ve retroceder con el trapo en mano, sujetando la muñeca con suavidad, sintiendo como los largos dedos le aprisionan y traspasan el frío de su cuerpo, era como tener la mano metida en un balde de agua helada.
- Lo lamento, no quise asustarte - habla en un murmullo, tratando de tranquilizar al pelilargo que traga saliva con dureza, asintiendo aún sin estar seguro de volver a acercarse -
Observa por unos minutos los ojos carmesí que se veían apagados a comparación de las primeras veces que lo vio, esta vez sí que se veía cansado, pero aún y con eso su aspecto no le dejaba de agradar, ahora más que nunca se encontraba con los nervios a flor de piel, teniendo en cuenta que era la primera vez que tenía al pelinegro en su casa y sin camisa dejando que lo cure, tuvo que hacer todo el esfuerzo del mundo por no morir de vergüenza cuando le pidió que se retirara la prenda para limpiar las heridas y poner alguna que otra venda para parar el sangrado, se mordió el labio para no gritar como colegiala enamorada cuando la camiseta cayó al suelo y quedó a la vista un torso marcado perfectamente, unos bíceps tonificados, abdomen trabajado, unos pectorales de infarto y para terminar de darle un micro-infarto sus manos nunca le habían parecido tan estéticas como ahora en que aprisionaba su muñeca para que continúe con la labor.
- Está bien.. ya falta poco - susurró volviendo a bajar la mirada, sin querer toparse directamente con la mirada del otro -
Pasa el trapo por la herida que recorría del pecho hasta llegando casi a los abdominales, era algo larga y levemente profunda, pero sin dejar de lado su gravedad, aún siente los escalofríos de la primer impresión que tuvo cuando se quitó la camisa y vio todo el cuerpo manchado en sangre, estuvo a punto de decirle que no estaba capacitado para tratar heridas de esa gravedad pero al ver que el otro estaba a nada de caer inconsciente no tuvo ni tiempo de considerar las posibles desventajas de dejarle entrar a su hogar y único refugio, se creía incapaz de ser tan egoísta y malagradecido en dejarlo afuera cuando Shisui se había arriesgado muchas veces por él, era como lo mínimo que sentía que podía hacer para enmendar todos los problemas en los que tuvo que meterlo, pese a las advertencias de su amigo ahora ya nada parecía importarle, no cuando veía tan indefenso al vampiro que se dejaba de todas sus atenciones para curarlo, literalmente lo veía tan sereno e inofensivo que lo veía incapaz de aprovechar su ingenuidad para atacarlo a él o a su familia.
Mete una última vez el trapo en el agua que ya comenzaba a teñirse de rojo por la sangre y limpia los restos de sangre de la herida, sacando de su botiquín de emergencias una aguja e hilo de sutura, coge con nervio los instrumentos, tiempo atrás había tomado un pequeño taller de primeros auxilios pero aún así se sentía angustiado de que algo saliera mal.
- Voy a coserlo, no soy un experto en esto pero no puedo dejar la herida así, puede infectarse o algo peor - explica con pena, sin atreverse a mirar la expresión del otro -
Escucha un suspiro aliviado del otro a su vez que los fríos dedos le cogen de la barbilla, obligando a que sus orbes oscuros se fundan con los carmesí, sintiendo sus mejillas arder
- Tranquilo, vine hasta aquí porque confió en que puedes hacerlo - le regala una apenas perceptible sonrisa pero que hicieron que el corazón de Itachi latiera fuertemente -
Con un carraspeó incómodo asiente, volviendo a tomar los instrumentos para comenzar la sutura, teniendo cuidado de no dañar tejido sano, oyendo de momentos los quejidos lastimeros cada que la aguja traspasaba la piel para ir cerrando la herida, aprovechando los últimos minutos de su torso perfectamente trabajado al descubierto para tocar con la yema de los dedos los pectorales duros, queriendo abrazar a ese cuerpo esculpido por los mismos Dioses del Olimpo, casi soltando un suspiro cuando logra colar un dedo en los trabajados abdominales, aguantando el fuerte deseo de posar ambas manos en el y deleitarse con su rigidez. Nunca antes había estado con alguien en esas condiciones, tampoco es que haya tenido muchas parejas, todo lo contrario, no había querido tener nada con ningún alfa pues su madre se había encargado de que sintiera cierto rechazo entre tanta insistencia porque se emparejara y pensara en un futuro lleno de hijos y matrimonio "feliz" cosa que ni por asomo se le venía en mente por ese momento, ahora bien no es que precisamente sea una situación amorosa junto al pelinegro pero su varonil aroma y presencia imponente le erizaban la piel y hacían estremecer de momento cuando cachaba los ojos carmesí sobre él, algo que no había sentido jamás por ningún alfa, era como si su presencia sacará su más recóndito sentido omega a flote y lo orillara a ese dócil comportamiento de urgencia y necesidad que tienen cuando encuentran a su media naranja, esa irracional sensación de excitación cuando las hormonas se le alborotan, su cuerpo enardece entre flamantes llamas de placer que lo llevan a la locura, su olfato se agudiza hasta casi picarle la nariz, y poco a poco se va dejando llevar en esa espiral de su lado omega.
ESTÁS LEYENDO
Profundo carmesí (ShiIta)
FanfictionFue su voz tan grave y oscura la que lo cautivó o quizá no, tal vez fue el peculiar color rojo en sus pupilas los que captaron su atención, no estaba seguro pero la fría mirada a diferencia de las otras no le provocaron ese revoltijo en el estómago...