A la mañana siguiente estaba más que determinado a saber que diablos sucedía con los alumnos de clase nocturna, desde aquel suceso con el ojirojo su ansiedad no había parado y la cruda sensación del cuerpo helado cuando rozaron sus dedos le dejaron un sinfín de preguntas que parecían no tener una explicación lógica, en su cabeza quiso atribuir a que ya era bastante noche y la temperatura estaba muy elevada, pero por otro lado estaba la variante de que su piel fuese como un hielo, era prácticamente imposible que cualquier humano alcanzara ese grado de frialdad, sin importar que tan poco abrigado hubiese estado, además de que el extraño silencio que se formó después de su aparición, esos ojos rojos como la sangre profundizando en su córnea, como si con su sola mirada pudiera adormecer su mente y solo tuviera presente la viva imagen de ese profundo carmesí.
Era un alfa, de eso no quedaba duda, pero a diferencia de los otros no pudo percibir un olor que lo identificara como tal, simplemente con el porte y su fuerte manera de imponer en la profundidad de su voz grave es que pudo llegar a esa conclusión, generalmente tanto alfas como omegas tenían un olor distintivo lo que hacía más fácil la tarea de identificarse, evitando así los malos entendidos. Itachi siempre ocupaba inhibidores pues le disgustaba que otros pudieran percibir su aroma, aunque era un poco complicado esconder que era omega puesto que sus facciones y estética eran más suaves, aún así le avergonzaba la idea de que algún alfa estuviera olfateándolo a distancia.
Llegando al instituto busca rápidamente con la mirada a Kisame que ya se encontraba sentado en el pupitre leyendo un libro. Está vez no aceptaría un no como respuesta ni dejaría que evadiera el tema como la última vez, parecía conocer un poco más sobre lo que ocurría en el instituto.
Se apresura en llegar hasta él y dejar sus cosas al otro extremo de la mesa para que esté sea consciente de su presencia
- Itachi, llegas temprano - levantó la vista del libro, cerrandolo para prestar entera atención al pelilargo -
- ¿Qué sabes sobre la clase nocturna? - le mira fijamente, intentando que no rehuya al tema-
El peliazul carraspeó incómodo, queriendo regresar la vista a su pupitre
- Ya te lo he dicho -
- No, solamente me dijiste que no me metiera en eso - frunce el entrecejo ligeramente molesto -
- Y eso sigue en pie, no te metas en eso Itachi, hazme caso cuando te digo que no te conviene involucrarte en nada relacionado a ellos -
- ¡Pero yo quiero saber! - insiste, sentándose a un lado - ¿Porque te esmeras en ocultarlo? ¿tan peligrosos son? - arquea una ceja comenzando a pensar que quizá no era el hecho de que sean extraños sino que estuvieran metidos en problemas más graves como venta de drogas o secuestro -
Kisame se toca el puente de la nariz, cerrando los ojos con fastidio, sabe que no terminará por convencer al pelilargo de dejar las cosas así, tampoco es como si supiera la verdad absoluta del asunto pero ya había tenido sus experiencias extrañas con esa aula.
- De acuerdo te lo diré para que no temas pero sobre todo para que a partir de ahora te alejes de todo lo relacionado a ellos, entre menos contacto tengas mejor para ti, esos tipos no son de fiar - mira serio al pelilargo que le escuchaba atento - Bien, hace algún tiempo yo estaba terminando de devolver un libro que llevaba semanas leyendo, para esto mi casa es un caos total para concentrarte por lo que siempre me quedaba hasta tarde para terminarlo, un día se me pasó el tiempo muy rápido y no fui consciente de cuando empezó a anochecer, solo se que tomé mis cosas rápidamente y me volví para casa pero cuando pasaba por el aula de ellos escuché sonidos extraños, no de un alumno haciendo alguna travesura, no... sonaba como si estuvieran torturando a alguien, pensé que se trataría de algún omega siendo molestado por algún alfa pero no, el aroma no era de algún omega, ahora que lo pienso ni siquiera fui capaz de reconocer algún olor, me acerque para ver si se trataba de muchas personas e igual podría pedir ayuda porque de hacerlo yo solo seguro terminarían las cosas muy mal, pero al entrar los pasillos estaban completamente solos, ni siquiera las luces estaban prendidas -
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Profundo carmesí (ShiIta)
Hayran KurguFue su voz tan grave y oscura la que lo cautivó o quizá no, tal vez fue el peculiar color rojo en sus pupilas los que captaron su atención, no estaba seguro pero la fría mirada a diferencia de las otras no le provocaron ese revoltijo en el estómago...