Capitulo 8

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Capítulo ocho

_________.

Me acosté en mi cama, a reflexionar todo lo que estaba pasando por mi vida últimamente. La llegada de Niall. Si bien soy demasiado consciente de que es un chico cualquiera y que ni siquiera sé qué es lo que quiere de mí o conmigo, porque es libre de mentirme también, me abrí a él y le conté parte de mi vida. Siendo que hasta puede ser un ‘aliado’ de Zayn. ¡Qué carajo estoy haciendo! Me pegué un manotazo en la frente como castigo. Pero no podía negar la sensación de seguridad que me produce estar cerca de ese chico. Me sentía... bien. Él me hacía sentir de esa manera especial, única. A su lado yo me sentía feliz. Antes de él, siempre me sentí fuera de contexto, literalmente, tropezando por la vida. Ahora que existe en mi vida ya todo es más sencillo. Puedo ver las cosas de otra manera. Pero el dolor sigue ahí. Es algo difícil de remediar cuando te han lastimado, y no sólo ellos, si no yo misma. Y gracias a mí también es mi dolor. Pero, ¿qué puedo hacer cuando la persona que más daño me ha hecho soy yo misma? Con sólo dieciséis años sufría como una idiota. Por todo un poco. Puedo decir que no es tristeza, pero es de esa clase de tristeza que nadie percibe, que sólo yo siento. Bueno, en realidad no lo es. No es tristeza. En realidad, no es nada. Es que a veces la gente se cansa, se cansa de todo. Y eso era lo que yo tenía. Quería un segundo escaparme de la realidad en la que vivo, irme a la mierda. Irme lejos de todo.

Comenzar de cero.

Pero era algo que muy pocas veces se podía realizar, y muy pocas personas tenían la oportunidad de hacerlo. Yo... no soy una de ellas. Si alguna vez puedo, lo haré. Cosa que siento que este es mi castigo eterno, vivir en un mundo lleno de idiotas y de basuras. Cerré los ojos y me relajé. No quería perder mi tiempo pensando en ellos. Me di media vuelta y me acosté, pensando en él nuevamente. En cómo de a poco se iba ganando mi aprecio. Mi confianza. Cerré los ojos, intentando visualizarlo. Tener su imagen, que me dé calidez. Necesitaba tenerlo cerca, pero aunque sea, pensar en él me calmaría este tiempo. Abracé mi almohada. Pero fue por un rato, ya que papá llegó a casa. Me sorprendía que esté aquí temprano.

—__________, cariño, ¿puedes bajar? —gritó.

Me levanté desganada y bajé. Me pareció verlo enfadado.

—¿Por qué faltaste a la escuela hoy?

Me puse pálida. Iba a tener que buscar una excusa, no podía decirle que me fui con, prácticamente, un desconocido.

—Me agarró una ataque de rebeldía, quise faltar —le dije- además, por temas de estudio y todo esto —le comenté- me desperté temprano para estudiar. Siento haberte preocupado —le dije.

—Me hubieras avisado... está bien. ¿Tienes que seguir estudiando? —me preguntó-

—Sí, tengo para rato —farfullé-

—Ve entonces —me dijo con una sonrisa.

Le sonreí de vuelta y fui hacia las escaleras. Odiaba mentirle a papá. Pero me iba a sacar los ovarios si le decía la verdad, y no quería discutir con él. Subí y me tiré en la cama, de nuevo. Y me di cuenta de que todavía no había almorzado. Pero no me importa, después de todo lo que pasó hoy, no tenía ni un poco de hambre. En éste momento sólo lo necesitaría a él para llenar mi vacío. Pero era imposible.

Los Ojos de Mi Princesa- (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora