Capitulo 12

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Maratón 3/6

Niall.

Se relajó totalmente, y luego acaricié su brazo con cariño. Ella no se notaba tan demostrativa conmigo. Estaba demasiado herida como para hacerlo. Pero estoy aquí porque quiero esperarla, y no apurarla. Me preocupé, y me preocupo por ella. Si bien siempre pensé que era una chica hermosa, tanto de cuerpo como de cara. Creí que no sería la gran cosa que todos la cargaran, hasta que vi sus ojos y su cara totalmente demacrada. Y ahí fue cuando me importó. Es como que la quise, incluso antes de conocerla. Me acerqué porque sinceramente, aparte de ser hermosa, no me gustaba ver cómo otros le hacían daño. Quería saber por qué y era una respuesta que no iba a encontrar de otros. Hay que ver siempre el punto de vista de la persona afectada, si no, no tiene sentido.

Entonces ella abrió los ojos, y me encontró perdido en ella. Frunció el ceño.

—¿Qué? —me preguntó intrigada.

Fue como que se tocó la cara, y el pelo, pensando que tenía algo malo. Reí ante su gesto. Porque, a pesar de que esté hecha un desastre, seguiría siendo... hermosa.

—Nada —mentí-

—Entonces, ¿por qué me miras así?

Ella, en sus ojos, quería saber mi respuesta. Me miraba fijo.

—Porque eres preciosa.

Sonrió algo avergonzada, negando con la cabeza mientras sus mejillas se ponían rojizas, y se cubría la cara con sus manos. Soltó una corta carcajada, pero luego se puso seria. Como si algo le preocupara. La miré, esperando a que me diga qué le sucedía. Sacudió la cabeza.

—Niall, estás yendo demasiado rápido conmigo. Necesito mis tiempos —me dijo... ¿dubitativa?

No pude descifrar su expresión exacta, pero estaba extraña. Y esa expresión no me gustó tanto. Frunció otra vez el ceño, y se recostó pensativa. No respondí, estaba demasiado concentrada en algo. Su mirada se perdió entre las paredes de mi casa. Quería suplicarle que me diga sus pensamientos, pero prefería no molestarla. Todos necesitamos esos momentos ‘reflexivos’ con nosotros mismos. Y yo quiero respetar ese espacio de ella.

—Niall —apenas susurró-

—¿Sí?

—Si la persona que quieres está pasando un mal momento por tu culpa... ¿la dejarías ir?

No sabía a qué se debía su pregunta. Pero dije, lo que verdaderamente haría.

—No —respondí firme- no la dejaré ir, no puedo hacerlo. Voy a sujetarme a ella fuertemente... y hacerla feliz —la miré.

Pero ella desvió la mirada instantáneamente y se volteó hacia el otro lado de la cama. ¿No esperaba esa respuesta de mí?

—Entonces, ¿por qué él me dejó? —preguntó frustrada.

Entonces, puse mi mano por su cintura y la acaricié suavemente.

Los Ojos de Mi Princesa- (Niall Horan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora