La llamada

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"aveces las las pesadillas cobran vida"
Era una noche sobria y calmada en las calles cercanas, las personas regresaban a sus casas con una tranquilidad después de un día cansado de la vida rápida y sin paradas que siempre se tienen en una ciudad, los faros iluminaban de una forma muy tenue las banquetas, pero aun así te daba la seguridad necesaria para seguir caminando por ahí, aunque no todo era tranquilidad, en el apartamento número 44, del piso 6 del edificio número 3, el silencio no existía en esa noche, solo ruido y más ruido mientras más oscuro se volvía el cielo, el timbre del teléfono retumbaba por todas las paredes del pequeño lugar donde se dormía en completa oscuridad, el sonido era aún más alto pues había un gran eco a falta de muebles y objetos que pudieran utilizar el espacio que quedaba a disposición de él, si el teléfono no paraba de sonar rápido, alguien tocaría a la puerta, algún vecino enojado pues el edificio permitía escuchar hasta cuando alguien caminaba 3 pisos abajo, y le pediría que se callara de una vez ese maldito teléfono, pero eso no paso, por que aun en una noche sobria y calmada como para descansar Emma estaba despierta y pudo alzar el teléfono...

-¿hola? -dijo pegando el teléfono a su oreja y tomando asiento en una de las 2 sillas desgastadas que había en medio de la sala.

-¿Emma? ¿eres tú? - al escuchar su nombre de esa voz que reconocería, aunque mil teléfonos sonaran al unísono cerca de ella, sintió un escalofrió recorrerle todo su cuerpo.

-¿Qué es lo que quieres? Es muy tarde no puedo estar mucho tiempo al teléfono- Emma odiaba mentir, pero aun así sabía que esa era la forma más rápida de que esa llamada terminara rápido.

-Tu hermana no ha regresado a casa y no sé qué hacer- este escalofrió fue aún más grande que el anterior. Y por primero vez en mucho tiempo sus ojos tenían ganas de derramar algunas lágrimas.

-iré lo más rápido que pueda-y con esa frase que le costó aún más de lo que pensó colgó con tanta fuerza que cualquiera que estuviera a más de 2 metros podría escucharla. Pero no cambio en nada la noche tranquila que estaba a su alrededor.

Aun sabiendo que su hermana podría estar pasándola muy mal en cualquier lado en el que se encontrara, Emma se tomó mucho tiempo para salir rumbo a la casa de su infancia, algo en ella no quería ir, se aferraba a las paredes alrededor suyo como si su vida dependiera de ello, y es que tal vez así lo era, no había vuelto a escuchar la voz de su madre hace ya casi 4 años cuando decidió ya no querer estar cerca de ella. Se había jurado no volver, ni siquiera pensar en la idea de ir de visita y mucho menos pensaba el quedarse algunos días. Pero... no quería ser egoísta, su madre podría morirse si su hermana no aparecía y aunque no fuera sincera con ella en ese momento Emma sabía que le dolería mucho que su madre llorara.

Después de estar mucho tiempo sentada en la misma posición y pensando en los pros y los contra que tenía el ir, dejo el teléfono en la pequeña mesita que se encontraba cerca y se dirigió a su cuarto, saco del armario una maleta que ahora parecía aún más vieja que hace 4 años, mientras doblaba la ropa que se iba a llevar, un recuerdo de aquella noche se le vino a su mente, y se vio haciendo la misma acción solo que a diferencia de este, en ese momento se sentía feliz, libre, calmada, cuando termino de poner sus cosas y en el fondo aceptar que tal vez jamás volvería decidió hacer algunas llamadas, la primera fue a la universidad a la que asistía, diciendo que no se iba a presentar por un tiempo, la siguiente fue a su jefa, diciendo que renunciaba a lo que para ella era el trabajo de sus sueños, por ultimo llamo a la señora Amanda, diciendo que no iría a verla en un tiempo, pero que le hablaría cada noche para saber cómo estaba.

Un momento después se encontraba llorando en su habitación pues ella sabía que esto no estaba bien y que tal vez esta era su despedida, se secó los ojos, se puso un suéter color café que había sido un regalo de cumpleaños por parte de la señora Amanda unas semanas antes, se puso sus vans que por todo el uso ya no eran negros si no más bien de un color gris oscuro y su maleta, se aproximaba a la puerta cuando se regresó y toco 3 veces a la puerta que se encontraba al otro lado del pasillo, no oyó ningún ruido, así que decidió entrar y avisarle, frente a ella, se encontraba flora, su mejor amiga y rommie, su habitación era más cálida a comparación con todos los otros lugares de la casa, pues la lampara que se encontraba en la mesita a lado de su cama daba una luz tan naranja que casi parecía roja, se acercó a donde el cuerpo de flora descansaba y la sacudió un poco para que ella despertara, una protesta salió de la boca de flora pero aun así se despertó, Emma podría jurar que la forma en que la vio hizo que se sintiera de peor manera de la que ya estaba, parecía decepcionada ¿O mejor dicho rota? Lo que si supo Emma que en ese momento deseaba no irse, quedarse ahí, hasta que la pesadilla terminara.

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