Capítulo 3

716 43 7
                                    


Capitulo 3

Edward se sentó a su lado, sin saber que decir, muchísimas palabras se le cruzaban por la cabeza, pero no podía pronunciar ninguna. Abrumado por esta situación Edward lleva ambas manos a su rostro como gesto de desesperación.

— Winry, yo.... — Dijo al fin.

— Idiota! Ni siquiera puedes pedir disculpas como una persona normal!— Grita la muchacha ojiazul furiosa.

— Winry, yo lo siento, no dije esas cosas con ánimos de herirte, eso Jamás! Es solo que...

— ¿Solo que...?— urgió la rubia esperando una respuesta.

— Soy un tonto, te hice llorar de nuevo. Lo siento mucho.

La mirada de Ed. Era totalmente sincera y en el fondo de su corazón Winry le creyó, es que no le quedaba otra, cuando él la miraba con esos ojos ambarinos, tan inverosímiles y radiantes, sus defensas bajaban. Se notaba que Edward todavía ocultaba algo, pero no parecía ser algo grave, más bien una situación personal, alguna clase de orgullo oculto.

Se hizo un largo silencio. El alivio que sintió Winry dentro suyo fue tan grande al punto de que comenzó a reír a carcajadas y lágrimas traicioneras de emoción brotaron de sus ojos.

— Winry, ¿estás loca? ¿Por qué te ríes? Acabo de ofenderte...

— Y también acabas de disculparte ¿no?— Miró a su amigo con una leve sonrisa— Pero ¿por qué dijiste todas esas cosas tan feas?

— Porque... Simplemente soy un enano inmaduro. Lo siento.

—Mmm... ¡Está bien!— Dice incorporándose de un salto y extendiendo su mano para ayudarlo a incorporarse— Te perdono, solo porque sin mí no eres nada— Le guiñó el ojo con una sonrisa simplemente perfecta y hermosa.

Edward aceptó su mano, todavía algo embelesado por su sonrisa y se incorporó de un salto y quedó frente a frente con su amiga, la miró largamente a los ojos y de una manera indescriptiblemente profunda, hasta que Winry se ruborizó y desvió su mirada.

—¿Qué sucede Ed?— Susurra Winry intentando no mirar a los ambarinos ojos del muchacho.

Edward hizo caso omiso a su pregunta, se acercó lentamente a ella. Ambos corazones comenzaron a latir con fuerza al unísono, Winry se ruborizo el doble de lo que ya estaba y el calor subió a las mejillas de Ed. Entonces... La abrazó fuertemente con su brazo humano, ya que el otro seguía fuera de funcionamiento.

— Gracias Win, eres demasiado buena para lo que merezco. — La apretó con más fuerza atrayéndola hacia él.

Sus cuerpos estaban tan juntos al punto de que Winry podía sentir las acompasadas respiraciones de Ed chocar con su cuello, estremeciéndola por dentro, mientras hacía coro con su acelerado corazón.

Ambos cerraron los ojos y disfrutaron del momento, ocultando sus sentimientos más secretos, que aun no estaban muy claros para el muchacho, en cambio para ella...

" ¿Por qué me siento de esta manera tan extraña cuando me encuentro con el..? Porque me sonrojo y me pongo tan nerviosa? ¿Por qué me duelen tanto sus inmaduras palabras? ¿Por qué su mirada me idiotiza de esta manera? ¿Y por qué siento que haría cualquier cosa por él, a pesar de que sea un maldito enano?

Oh... ya veo, después de todo me he enamorado de él, creo que siempre lo supe solo que no quería admitirlo... ¿Por qué justo mi mejor amigo, esa persona que era un hermano para mí, a la vez es el amor de mi vida? Tantas preguntas y pocas respuestas. Te Amo Ed..."

— Gracias. — Susurró Winry en el oído de Edward, despertando de sus pensamientos, esto lo hizo estremecer repentinamente.

— ¿Por qué?— Preguntó extrañado.

— Ey! Mira cómo pasa el tiempo! Debería reparar tu brazo ¿no? Debe ser muy molesto no poder moverlo, jeje. — Repentinamente nerviosa.

Su ricita nerviosa no tranquilizaba a Edward, para él había algo más, pero que temía descubrir, así que lo dejó para más tarde y siguió a la muchacha que ya había entrado a la casa alegremente.

Al entrar pudo divisar que Winry le daba un abrazo, seguido de un "gracias" y un "te quiero", a la enorme armadura que se encontraba sentada en el sofá leyendo un libro de alquimia.

— ¿Qué hay Al? — Dijo Ed. Con naturalidad a modo de saludo, aunque en el fondo aún sentía un poco de celos.

— Todo normal hermano...

— Al, vamos a mi cuarto a reparar el automail de Ed. Vienes? — La rubia mostró una cordial sonrisa a su amigo.

_ Esto... Adelántense, yo voy a estudiar un poco más, y luego voy a preguntarle a la abuela si necesita algo, si? — Contestó el menor de los hermanos excusándose, para dejarlos a solas.

— Bueno, cualquier cosa, nosotros estaremos arriba. — Dijo a su hermano con una leve sonrisa.

— Si, no tienes por qué preocuparte.

Ambos subieron las escaleras a un ritmo normal. Al llegar al cuarto de Winry. Edward se dirigió directo a la cama y se dejo caer decididamente, mientras cerraba sus ojos.

— Veamos... — Murmuraba Winry mientras buscaba sus herramientas. Sacó una pequeña mesa portátil, de la altura de la cama y la puso pegada a esta.

— Pon ahí tu brazo. — Ordenó.

De pronto, Edward se levanta de la cama y se quita su gabardina dejándola en un perchero que estaba al lado del armario. Los ojos de Winry se desviaron hacia él sin disimulo cuando notó que estaba quitándose la camisa.

Muchas veces había visto a Edward sin camisa o en ropa interior, pero esta vez causó un efecto muy distinto... En ese momento fué cuando lo vio por primera vez con ojos de mujer y notó como su cuerpo había cambiado a lo largo del tiempo. Ahora ya no lucia como antes, era el cuerpo de todo un atleta, bien ejercitado y musculoso, con un sin número de cicatrices a lo largo de su pecho, rasguños rojos se podían notar en el, aparentemente por la lucha de la noche anterior.

Ambas miradas se cruzaron, y Winry se ruborizó, el semblante de Edward estaba intranquilo, cosa que nunca antes había sucedido, pero hoy todo se tornaba tan distinto.

"Dios, en qué momento... Tranquila Winry, deja de pensar estupideces y disimula mejor, no lo mires tanto!" Pensó la joven encandilada y nerviosa.

Ed. Se recostó en la cama y con expresión de cansancio obedeció a su amiga, que seguía con el rubor en sus mejillas, tañéndolas de un tierno rozado.

Winry puso su pequeño banco junto a él, tomo los destornilladores y comenzó con el arduo trabajo.

— Ehh... Winry...— Dijo Ed Nervioso.

— ¿Si..? — Contestó concentrada en su trabajo.

— Gracias, sabes por el automail, por todo.

— ¿Qué paso que me lo agradeces ahora? — Contesta divertida.

— No puedo ser un desagradecido para siempre ¿no? — Dice mientras deja crecer en sus labios una sonrisa incomparablemente dulce.

— No tienes porque agradecer Ed. Es lo menos que podía hacer por ti. Me basta con que te resulte útil para tu viaje. — Sonrió melancólica.

— Más útil de lo que te imaginas. — Se sonrojo y se apresuro a mirar a otro lado.

Transcurrió un largo silencio cargado de emociones no dichas y una atmosfera rara. Ed. Observaba a Winry que trabajaba con empeño y ella dirigía miradas fugaces de vez en cuando a sus dorados ojos.

— Edward... — Aventuro Winry. — Hay algo que quiero preguntarte...

Continuara!

Falso Corazón de MetalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora