Capítulo 8

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CAPITULO 8

Winry y Edward se encontraban bajo aquel árbol, en el cual el joven Elric se encontraba respaldado y Winry recostada el pecho de Edward.

Con su brazo de metal la rodeaba por la cintura, y con aquella mano, con la que aun podía sentir las texturas y sensaciones al tacto, delineaba las facciones de su amada, desde los parpados hasta sus labios.

— Te amo...— Susurró Winry pensando en voz alta.

Él Abrazó inesperadamente a la joven y le dio un beso en la mejilla.

— Me impresionas Ed. Nunca pensé que en el fondo fueras tan cariñoso y romántico.

— Pero que cosas dices tonta... Nadie está siendo cariñoso. — Susurró avergonzado mientras se sonrojaba, abrazando aun más fuerte a la mujer que se encontraba entre sus brazos, respirando su aroma... Embriagándose de amor.

— Jaja, No tienes remedio enano.

— A quien llamas Enano! Ya no tienes justificativo para llamarme así! Soy mucho más alto que tu ahora. — Exclama el rubio ofendido.

— Mmmm.... Puede ser. — Susurra Winry estirando su brazo hacia atrás para tomar a su amado de la nuca, y girando su cabeza para alcanzar sus dulces labios a los cuales besó con ternura.

— Deja de hacer eso... — Logra formular el muchacho aun con los ojos cerrados, seguido de un suspiro.

Por más que Edward afirmara que no se acostumbraría nunca a ese tipo de cariño o cosas por el estilo ambos sabían que le gustaba.

— Esta bien, pero solo si aceptas mi desafío... — Propone la joven.

— Sabes que nunca he perdido en nada contra ti... — Se burla el chico Elric.

— Muy bien... Te reto a que llegues antes que yo a la última colina de allá. — Explicaba mientras señalaba con el dedo índice el lugar.

— ¡Acepto! — Contesta totalmente seguro de sí mismo.

— Genial... Preparados! 3, 2, 1... — Winry comienza a correr a toda velocidad dejando atrás a Edward — ¡Ahora! — Grita al estar a una distancia considerable de su rival.

— ¡Winry Rockbell! Eso es trampa! — Grita fuertemente Edward echándose a correr para alcanzarla.

Ambos corrieron por las pequeñas colinas de Resembool, sin parar de reír, como cuando eran solo unos niños, pero esta vez era diferente, hasta los sentimientos eran diferentes.

Los dos ya no eran los mismos niños que solían jugar sin descanso todo el día... Tras el pasar de los años, ambos habían cambiado mucho. Las alegrías, las tristezas, los traumas y experiencias los había formado como personas maduras y consientes. Pero a veces hasta la misma razón y madurez necesita un descanso...

Edward no dejó de correr hasta que no hubo alcanzado a Winry y esta se quejaba de pura frustración. Pronto Ed. Comenzó a llevar la delantera, sus pies estaban más veloces que nunca y sus energías no se agotaban con nada. Pero esto no duró mucho hasta que sintió un impacto seguido de un dolor agudo en su cabeza que lo hizo caer al suelo.

— ¡Pero qué demonios!.. — Maldijo agarrándose la cabeza, cuando en el suelo divisó una llave inglesa. — Enserio Winry... de dónde demonios sacas esas cosas! — Gritó mientras se ponía de pie para volver a emprender la carrera. — Eso es jugar sucio!

Las carcajadas de Winry eran totalmente audibles mientras corría. Notoria era su belleza en esa situación, esa suave voz que se reía con emoción y felicidad, como en los viejos tiempos, cuando todos eran felices, sin mayores preocupaciones. Esa misma risa era la que aceleraba el corazón de Edward, mucho más de lo que podía acelerarlo la carrera.

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