The start of a cry

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Un llanto.

A entradas horas de la madrugada. Una nueva vida se hacía presente en Zaun.

Y entre todos los enfermizos colores que decoraban el paisaje de esa ciudad, se abrían los ojos más celestes y llenos de luz que se habían visto en mucho tiempo. Una belleza que no tenia lugar en la ciudad, o al menos eso pensó el apenas lo tuvo en sus brazos.

Unos ojos tan azules que no encajaban con el verde que parecía plagar todo el aire de Zaun. Pero una piel tan pálida que no encajaría con el sol cálido que siempre estaba sobre Piltover.

Y por dios, su llanto. Era el sonido más fuerte que había escuchado en mucho tiempo, el pequeño gritaba demasiado. Definitivamente ese niño iba a ser igual que su padre, igual de llamativo, se haría notar en cualquier lugar.

Pero aunque había pasado por el dolor más fuerte de su vida, aunque estuviera llorando... tener a ese pequeño niño pálido, de perfectos ojos azules, en sus brazos y pegado a su pecho... valía completamente cada segundo de dolor y más.

Y a través de sus lágrimas, hizo lo que hacía tiempo no había hecho.

Sonrió.

Sonrió, una sonrisa débil, pero la felicidad no se iba de su rostro cansado.

- D-Dacyan... -Con sus manos temblorosas envolvió al niño en sus brazos y lo atrajo más a su pecho, con su cabeza encima de su corazón, para intentar calmarlo- Mi p-pequeño niño... Te prometo q-que te protegeré con mi vida. No d-dejaré que él te dañe t-también...

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Se despertó con un ligero suspiro y con un sudor frío en su nuca. Tener sueños tan lúcidos siempre le descolocaba un poco al despertar.
Se quedó mirando al techo de su habitación unos minutos, hasta que su cuerpo por fin pudo reaccionar y por fin después moverse y levantarse de su cama.

Un recuerdo de su adolescencia le vino a la mente, cuando solía agotarse y quedarse dormido en cualquier lugar, levantándose al día siguiente con pesadez.
Al menos ahora había aprendido a ser un poco más responsable, ahora sí usaba su cama.

Rápidamente fue a su baño para poder prepararse e iniciar su rutina de la mañana, recoger un poco su cabello y demás cosas.

Su baño parecía a veces más como un taller mecánico que un baño normal, ya que ahí muchas veces se hacía arreglos pequeños a sus brazos o piernas, entonces tenía algunos destornilladores tirados por el lugar, tuercas, aceite y demás cosas.

Lo único que delataba que eso era un baño normal, era su pequeña esquina donde tenía el jabón y el shampoo, y el pequeño pez de juguete con el que solía bañarse Dacyan cuando estaba más pequeño. Hacía pucheros todo el día si no tenía el bendito juguete.

No sabía porqué, pero no podía deshacerse del pequeño pez. ¿Acaso estaba muy apegado a eso? Posiblemente, pero eran sus cosas, su baño, y nadie tenía derecho a opinar sobre lo que tenía en su casa.

Quizá cuando Dacyan estuviera más grande, se avergonzaría y le preguntaría por qué aún guardaba eso. Pero para entonces, y aún ahora, era un lindo recuerdo de cuando era pequeño, de tiempos más felices y más complicados al mismo tiempo.

Aún no entendía cómo era que había podido criar a un niño él solo.
Y la verdad, le gustaba pensar que había hecho un trabajo decente. Su pequeño Dacyan era un niño muy brillante.

Pero bueno, suficiente tiempo pensando en cosas del pasado. Si seguía por ese camino, iba a terminar pensando y/o recordando cosas que no quería.

The happiest child in ZaunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora