Capitulo 4.

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Mia no podía dar crédito a las palabras de Melanie. Esta la miró, y por la expresión de angustia que tenía, la joven se arrepintió de haberle dicho cosas que no le correspondían comunicar a ella. Intentó distraerla y viendo que Louis se acercaba, le comentó:

-Ahí viene Louis, se alegrará de que estés aquí-. Mia la miró y se fue corriendo hacia la casa sin esperarle. Entró de prisa y subió la escalera sin detenerse hasta llegar a su habitación. Cerró la puerta y se echó sobre la cama, donde lloró amargamente, sintiéndose muy sola. Ahora comprendía la actitud que había mantenido con ella. Su amabilidad la utilizaba para disimular lo que realmente sentía. Le habían hecho responsable de una carga que él no deseaba, sin embargo, por razones que desconocía, él la había aceptado.

Era increíble el cambio que había dado su vida, apenas hacía dos días que había dejado el convento y ya conocía situaciones en las que nunca hubiera supuesto que se encontraría algún día. Las tres personas que vivían en Grey Witches eran muy extrañas y cada una tenía sus propios problemas.

Se puso de pie y acercándose al espejo observó su esbelta figura. El pantalón que le había prestado Lily le sentaba muy bien. Su apariencia no era la de una niña, y se preguntó si Louis Tomlinson habría notado el cambio sufrido con sólo variar de atuendo. Si se hubiera dado cuenta, ahora sabría que no podría tratarla como a una chiquilla.

Se retiró del espejo, y se arregló un poco, no quería que la vieran en ese estado tan depresivo. Después del desayuno se cambiaría de ropa, ahora tendría que salir, aún no habían limpiado su habitación y supuso que no tardarían en ir a hacerlo.

Se quitó la goma de la coleta, y se cepilló el pelo.

Infinidad de pensamientos seguían dando vueltas en su cabeza. Al principio no entendía cómo se le había ocurrido al tío Henry dejarla bajo la tutela de su hijo. ¿Por qué en vez de eso, no le había dejado una pequeña suma de dinero que le hubiera permitido terminar sus estudios y así poder situarse en la vida? Ahora que sabía que vivía allí, gracias a la caridad de los Tomlinson, sentía deseos de marcharse de Grey Witches.

Unos golpes en la puerta la sacaron de sus pensamientos. Dio su consentimiento para que entraran, pensando que sería Lily, y continuó cepillándose el cabello.

Louis abrió la puerta, entró y la cerró tras él. A Mia le sentó muy mal que fuera él el que había interrumpido sus pensamientos. Parecía enfadado, su mirada era fría y no la apartaba de ella. No le agradó que la viera sin peinar y en ese estado de confusión.

Se acercó a ella y le preguntó:

- ¿Me quieres decir qué fue lo que te contó Melanie? ¿Qué te dijo que te hizo correr como una endemoniada?

- Prefiero no hablar de eso ahora - respondió nerviosa -. No creo que sea el momento oportuno.

- ¡Vamos Mia! - exclamó -. Sé muy bien lo que mi prima te dijo.

- Si lo sabes, ¿por qué me lo preguntas? - murmuró sonrojada -. Me aclaró mi posición y la tuya. Ahora necesito tiempo para decidir qué haré.

- No lo necesitas. No habrá ningún cambio en los planes.

- Sí lo habrá - afirmó con decisión -. No deseo tu caridad ni la de tu familia, así que buscaré trabajo y me iré de aquí, no deseo ser una carga e inspirar compasión.

- ¿Eso es lo que piensas?

- No se trata de lo que yo piense, sino de la realidad - replicó mordiéndose el labio para evitar que le temblara.

- Escucha, Mia -dijo con cariño -. Quiero que olvides todo lo que te dijo Melanie. No le des importancia, desgraciadamente, tanto ella como mi madre, están acostumbradas a luchar contra todos durante toda su vida para conseguir lo que desean, sin importarles el que puedan hacer daño a alguien. Con el tiempo, te darás cuenta de que no son malas, lo que les sucede es que creen que la gente piensa de la misma forma que ellas.

El sueño de una adolescente | l.t|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora