Capitulo 9.

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Mia volvió muy pronto a su vida normal. Ingresó a sus tareas, pero siempre bajo la vigilancia de Melanie, ésta no le permitía hacer muchas cosas, o que se cansara innecesariamente. Geraldine, al no estar su hijo, se preocupaba poco porque Mia se restableciera del todo, la trataba sin delicadeza, y le encomendaba las mismas tareas que solía llevar a cabo antes de caer enferma. Le asignó entre otras obligaciones, el que se encargara de llevarle el desayuno a la signora Mercinello a su habitación. Lo hizo una sola vez, ya que Lucía para no darle trabajo a la joven, a partir de entonces, bajó a desayunar con los demás. Mia pasaba la mayor parte el día en la granja, daba de comer a los caballos y los sacaba a pasear, Melanie no le permitía hacer más. Parecía que la presencia de Mia alegraba el lugar, los dos hombres que se encargaban de la granja le dieron la bienvenida deseándole un completo restablecimiento.

Lucía pasaba la mayor parte del tiempo en su habitación. De vez en cuando iba hasta el pueblo, alquiló un coche y con él se desplazaba. Muchas veces le decía a Mia si quería que fueran a dar un paseo, pero ella no podía soportar la compañía le Lucía, ya que pensaba que sería la futura esposa de Louis. Su tutor negaba tener algún interés especial en ella, pero sus palabras distaban mucho de su forma de actuar. De cualquier forma, pensaba, que si no fuera Lucia o Yvonne, sería cualquier otra mujer que le aceptara, era un soltero muy codiciado para las mujeres que querían casarse y estas las había en todo el mundo.

Mia se resistía a pensar en lo que haría cuando regresara, no faltaba mucho, la Navidad se aproximaba y ella no deseaba estar allí cuando él volviera. Pero no podía marcharse porque carecía de dinero para subsistir mientras conseguía un empleo. Alquilar una habitación en una pensión no era ninguna solución, porque le pedirían el alquiler por adelantado, así que no tenía más remedio que resignarse a permanecer en Grey Witches.
Quince días después de que Louis se había ido a Londres, se le presentó la oportunidad de resolver sus problemas. Vincent la había llevado al cine y cuando la acompañaba a la casa, le propuso matrimonio. Al principio pensó que era una broma, pero cuando vio la expresión de su rostro, se dio cuenta de que el joven hablaba en serio.

— Apenas nos conocemos, Vincent. ¿Cómo puedes estar tan seguro de tus sentimientos?
Él aparcó el coche a un lado del camino y encendió las luces interiores.
— Estuve seguro desde el primer día que salimos juntos, eres una chica muy especial. Seria, no te agradan las diversiones frívolas, y eso es muy importante para la clase de trabajo que desempeño.
Mia no sabía cómo responder sin herir sus sentimientos. Nunca se había dado cuenta de que Vincent la amaba.
— Yo no te amo — respondió ella.
— Eso no es tan importante ahora, el amor vendrá después — replicó —. Pienso que las parejas que se casan no se aman realmente, creen hacerlo, pero el amor es algo que va creciendo conforme pasan los días, los meses. Amar es compartir muchas cosas, alegrías, tristezas, no se ama hasta que se vive con la otra persona y se le conoce profundamente.

Mia esbozó una sonrisa, su concepto del amor era muy diferente al de Vincent.
— Creo que confundes la simpatía con el amor, —murmuró la joven —, para mí el amor es un sentimiento avasallador, que te hace necesitar a la persona que amas, pensando que sin ella no puedes vivir, que tu existencia lejos de ella es inútil.
— Eso no es amor, Mia, es más bien capricho. ¿Cómo puedes saber tanto sobre el amor? A menos, claro está, que estés enamorada de alguien y hayas sentido en tu propia carne todo lo que acabas de decir.
— Puede ser — admitió sonrojándose —, pero de lo que estoy segura es de que no te amo. Tal vez Melanie te haría feliz, es una chica con muchas cualidades y es dichosa viviendo en el campo.
— ¿Melanie? —preguntó alzando el tono de la voz —. A ella no le interesa nada más que sus caballos. Además, a mi madre no le agradaría.
Mia pensó que resultaba gracioso estar en medio del camino discutiendo el futuro de su amigo.
— ¿Por qué es tan importante para ti que tu madre apruebe a la mujer con la que te cases, Vincent? Ella se morirá algún día, no deseo que eso suceda pronto, pero piensa que debes vivir tu propia vida, no la que tu madre te elija. No olvides lo que te he dicho sobre Melanie. Es una muchacha estupenda, te haría feliz siendo una buena esposa y buena madre.
Vincent estaba confundido.
— Pero es que no deseo casarme con Melanie, aunque pienses que me conviene. Con la única persona que deseo contraer matrimonio es contigo.
— No puede ser, lo siento—dijo bajando la cabeza.
— ¿Quieres decir que amas a otra persona?
— Tal vez.
— ¿A quién? —preguntó mirándola inquisitivamente —. No me dirás ahora que estás enamorada de Louis Tomlinson.
Mia sintió que el rubor invadía sus mejillas. — ¿Por qué piensas en él? — preguntó, tratando de parecer indiferente.
— Porque él y yo somos los únicos hombres con los que tratas, y en quienes podrías interesarte, no hay ningún otro candidato por aquí.
— Puede ser alguien a quién conocí cuando estaba en el convento.
— No lo creo. Tu explicación es ridícula. ¿No has pensado que Louis es diez años mayor que yo y que yo pronto cumpliré veintinueve.
— Eso no tiene importancia.

El sueño de una adolescente | l.t|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora