Cap 1. Una Risa Alarmante

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Todos los estudiantes regresaban de su breve descanso o pequeñas vacaciones, ya que tuvieron 2 días festivos y se incluyo el fin de semana. Fueron como unas pequeñas vacaciones para todos ellos.

Ayumi - Chicas me la pase genial en la playa con ustedes.

Eri - Debimos haberlo hecho desde que estábamos en primer año.

Platicaba unas buenas amigas en el pasillo y miraban las fotos que tumbaron sobre su pequeño viaje que hicieron en esos cuatro días libres.

Yuka - Ya que entraremos a la misma preparatoria deveriamos repertirlo cada año. Que sea una tradición de nosotras.

Eri- Es verdad, por cierto hace un momento mire a Hojo y me pidió tu revista Ayumi.

Ayumi- ¿La que te preste? Pero es para chicas. No será que Hojo este...

En ese momento su amiga Yuka le dio un alto utilizando su dedo y mirada seria. Hojo era un compañero del grupo vecino. Su cabello era castaño y su personalidad demaciado generosa, sinsera y sencilla.

Yuka - No no no, ni se te ocurra decirlo. Ese hombre ni en sus más oscuros pensamientos cambiaria de esa forma tan drástica.

Eri - En especial cuando está enamorado de nuestra mejor amiga.

En eso hizo su apareción una chica de cabello azabache, piel blanca y ojos color chocolate.

Kagome - ¡Buenos días amigas!

Eri/Yuka /Ayumi - Buenos días

Kagome era su amiga desde que estuvieron en primer año, siempre estaban juntas y compartían secretos y aventuras. Solo que Kagome escondía un secreto que sólo su familia sabe y que no se puede hablar del tema.

Kagome - ¿De qué tanto hablan?

Yuka - Sobre nuestras pequeñas vacíones, en especial cuando fuimos todas a la playa.

Sus amigas le muestran las fotos a Kagome y le explican sobre lo pensaron hacerca de ir a la playa como una costumbre de amistad. Le pareció buena idea y así las cuatro hicieron ese acuerdo. La campana sonó, dando inicio a las clases, pero un profesor pidió prestada un momento a Kagome. Se la llevó a la oficina de la psicóloga y ella extrañada solo tomó asiento esperando a la psicóloga mientras el profesor se retiraba.

Kagome - ¿Qué extraño? Desde mi última visita con la señora Irasue, pensé que ya no iba a volver aquí. ¿Mis notas habrán bajado?

En eso dio la puerta de la oficina se abrió y se mostró a una elegante señorita de cabello castaño largo, ojos café oscuro y vestía con una bata y tenía leve sombra de color rosa en sus ojos. Kagome no podía parar de verla puesto que no era la psicóloga que estaba comúnmente en la escuela. La señorita tomó asiento en el otro lado del escritorio y reviso unas hojas.

Kagome - Di...Disculpe, el profesor me trajo y pensé que miraría a la señora Irasue.

Sango - Tranquila, la señora Irasue se retiro y en estos cuatro días me e dedicado a estudiar a todos los estudiantes a quienes estuvo ayudando. Me llamó Sango y seré la nueva psicóloga de la secundaria.

Sango le Sonrío amablemente a Kagome y ella por fin entendió. La señora Irasue ya era una señora de la tercera edad, incluso parecía cansada cuando la miraba en los pasillos saludando. Fue una buena desicion de ella retirarse a descansar, después de años de servirle a la secundaria.

Kagome - Entonces mucho gusto, me llamo Kagome Higurashi pero igual, no sé por qué me llamaron. La señora Irasue me terminó de evaluar en primer año y por eso determinó que no tengo problema alguno.

Sango - Como dije, soy nueva y estoy estudiando a sus alumnos, en base a las evaluaciones que dejo y también conociéndolos frente a frente. Tu caso Higurashi, es el que me impacto al leer sus notas y me gustaría saber ¿Aún tienes esas pesadillas?

Kagome solo miro al suelo sin dejar de sonreír. Ese tema era muy delicado para ella y quería olvidarlo. Sango la observó y se puso sus lentes de contacto al leer las hojas donde se presentaba el caso de Kagome.

Sango - Sabes, no eres mi única paciente con ese tipo de sueños. No tienes por qué temer a contarme o no ya que estoy dispuesta a creerte, lo sé, no es común soñar algo así.

Kagome - No es tanto a temor a que me crea o no, sin embargo, prefiero ignorar el tema. De esa forma no me pasa nada.

Sango escuche atentamente sus palabras y al ver a Kagome, miró su aterradora historia en su mirada.

Sango - Esta bien, no hablemos si no quieres, pero me gustaría que respondieras a la pregunta. Me preocuparía si aun te sigue pasando.

Kagome - No, así como se lo dije a la otra psicóloga y espero que lo haya escrito en su evaluación. No e vuelto a tener pesadillas desde que comencé a ignorar a este demonio.

La psicóloga escribió algo en las hojas de Kagome y Suspiro quitándose los lentes.

Sango - Muy bien, veo que no mientes y también que te incomode Higurashi. Me disculpo por eso, solo que me preocupe cuando leei tu historia y mi trabajo es ayudarte a superar ese aterrador obstáculo que te atormento por años.

Después de eso, se dio por terminada la visita con la nueva psicóloga y Kagome camino pensativa por los pasillos. Ya había pasado tiempo desde que recordaba su aterrador pasado sobre aquellas pesadillas.

Desde que era muy pequeña, soñaba siempre con el mismo sueño. Un demonio persiguiendola y queriéndolo alcanzar. Solo recordaba esas fraces, esa voz furiosa y llena de rencor y sobre todo, su sonrisa malévola y garras manchadas de sangre una vez que despertaba. Sufrió por años pero encontró la solución de ignorarlo, y este un día desapareció con la promesa de regresar.

Kagome - ¿Por qué será? Estoy bien y me olvido de las cosas malas y de nuevo... Vuelven aparecer.

Escucho pasos atrás de ella y pensó que quizás era otro estudiante o algún maestro que se aproximaba, por lo tanto siguio su camino para llegar a su salón. Cuando llegó a las escaleras, imagino que la persona siguiera por el pasillo o de igual forma, tomar las escaleras pero no ocurrió eso. Kagome de inmediato sintió que era observada y miró por las escaleras pero no hubo nadie que pasara o que subiera con ella.

Kagome - ¿Hmm?

Al no ver a nadie, se dispuso seguir y llegó a, su salón. Sus amigas le lanzaron mensajes en pequeñas notas para preguntarle qué pasó y para qué la querían. Sus amigas no sabía que Kagome tenía ese problema y quería mantenerlo así. Su familia se preocupo demaciado por ella y no quería que sus amigas igual se sintieran así por ella. Solo les dijo que hubo un error al pasar un trabajo al sistema y que le pedían disculpas por las molestias.

Conforme avanzaba la clase, de nuevo volvió a sentirse observada y no la dejaban concentrar. Miró a su alrededor y todos estaban concentrados y poniendo atención en la clase. Después, miró por la ventana y sintió un escalofrío y de pronto escucho una risa.

Kagome - ¡No es gracioso, quien es el que se está riendo!

Maestro - Nadie se está riendo Higurashi y por favor no interrumpa así la clase.

Kagome miró a sus compañeros y todos la miraron extrañada por su grito. Esa risa, esa voz, le provocó muchos escalofríos y mucho miedo. Muchos años habían pasado desde que la escucho por última vez.

¿Qué está pasando?

El Demonio de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora