Cap 3. Una Sombra

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Había pasado una semana después de aquel terrorífico momento. Después de la fiebre, Kagome cayó resfriada y no pudo asistir a clases. Sus amigas la visitaban y la ponían al corriente tanto con las materias como con Hojo, quien no había ido a visitarla, pero si le mandaba mensajes de texto al celular para preguntar por su bienestar.

El abuelo y su madre estuvieron observando a Kagome para poder confirmar sus sospechas, pero no fue así después de ese día de la fiebre.

Mamá de Kagome - Ella se está recuperando del resfriado...

Abuelo- Así es hija, creo que mi nieta esta fuera de peligro.

Se encontraban en la sala, charlando sobre la situación de Kagome. Desde ese día que Hojo estuvo en la casa, no había pasado otra cosa fuera de lo normal, por lo tanto descartan que el horrible demonio que tormento a su pequeña haya regresado.

Kagome - Entonces las respuestas las encuentro desde la página 23 en adelante.

Ayumi - Claro, Kagome.

Esta vez la visitó sólo Ayumi, ya que las demás tuvieron algunos pendientes que hacer.

Ayumi - Oye Kagome, la nueva Psicóloga escolar a preguntado por ti.

Kagome - ¿Porqué? Si ya todos saben que no puedo asistir por mi resfriado.

Ayumi no supo de que manera preguntar, solo se sentí en la cama y miro a su amiga.

Ayumi - Sea lo que haya pasado con Hojo, la semana pasada, tienes mi apoyo amiga.

Kagome - ¿Eh? Espera un minuto... ¿A qué te refieres Ayumi?

Su amiga solo suspiró y le contó lo que Hojo le platico a la Psicóloga escolar. Hojo confundió a la psicóloga por enfermera por llevar una bata blanca. Le pidió un consejo de cómo ayudar a su amiga y le contó cómo fueron los hechos.

Kagome - Hojo quería ayudarme...

Ayumi - Nos enteramos las chicas porque la psicóloga fue a preguntarnos si ya habías tenido una reacción anormal. Le dijimos solo la del salón que dijiste haber escuchado una risa.

Kagome le latió el corazón muy fuerte, estaba asustada de contarle su pasado a sus amigos. Se supone que todo había terminado años atrás, pero solo llegó esa nueva psicóloga a su vida y en un solo día, volvió a escuchar a ese Demonio.

Ayumi - Si no quieres decirlo por hoy, está bien amiga. Tu misma nos lo díras cuando te sientas preparada. Te queremos mucho Kagome.

Kagome - Muchas gracias Ayumi

Después, su amiga se retiro y se marchó. Kagome no estaba segura de decirles a sus amigos sobre su pasado ¿Cómo creer en lo paranormal? ¿Seguirán siendo sus amigas después de contarles? ¿Hojo querrá estar con ella después de explicarles? Dudaba que fuera una buena idea contar su pasado.

La noche llegó y ella estaba aburrida. Sus amigas no estaban en línea y Hojo si estaba, pero sabía que no hablarían más que medicina y por más que apreciaba sus atenciones, no era un tema que le gustaba escuchar a diario. Se cambió y se tomó la temperatura. Estaba normal y bajó con su familia.

Abuelo - Kagome, ¿Cómo estas?

Kagome - Ya mucho mejor, ya no tengo fiebre y mi resfriado se termino. Solo me gustaría salir un momento.

Sota - ¿Salir? ¿A dónde si ya es de noche hermana?

Señora Higurashi - ¿Hmm? Bueno no es tan tarde, además has estado en cama toda la semana sin bajar o salir al patio. Puedes ir a caminar hija.

El abuelo miró de reojo a su hija un tanto desconcertado ¿Cómo era posible que una madre, le diera permiso un viernes en la noche a su hija?

Kagome - ¿¡De verdad!? Muchas gracias mamá

Kagome tomo su dinero en caso de querer comprar algo en algún lugar y salió de su casa. Camino dirigiendose en la entrada para llegar a las escaleras. La luna brillaba y el viento soplo muy leve. Ella pasó al lado de aquel árbol que representa al templo por la cual, su familia es lo que es ahora.

Kagome - Que bien se siente salir, la noche es hermo...

No pudo terminar la frace debido a que sintió un escalofrío en su espalda. Miró al suelo temblando y por la poca luz, logró mirar con terror de que no sólo su sombra se proyectaba en este si no otra más. Deseaba gritar, quería correr, ya que sintió una presencia negativa atrás de ella, podría sentir su coraje y lo más aterrador, podría persibir esas ganas de dañarla.

Kagome - ¿Qui-quién eres? ¿Qué quieres de mí?

La respuesta fue tomarla del hombro sin hacerla voltear. Al sentir aquella mano, la pudo observar a detalle, no era normal. La mano parecía humana, pero las uñas están muy largar y estas parecían manchadas de sangre. Esa mano, no le pertenecía a un humano o alguien de su familia, solo a un ser que la persiguió en sus sueños.

Kagome - Por favor... Dime ¿Qué quieres de mi? ¡SI NO TE HICE NADA!

Una risa aterradora y un leve apretón en su hombro la hicieron gemir de dolor y llorar del miedo. Entonces fue jalada hacia atrás y el otro brazo de aquel sujeto, la pasó por su bientre y la otra que estaba en su hombro, la pasó por su cuello. Sus Garras las tenía en su garganta, parecía que realmente quería hacerle daño.

Kikyo... Tu sabes lo que hiciste y por ello lo pagaras

El Demonio de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora