¿Qué somos? ↷ kookmin auᵎ

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—Hola.—Sonrió de lado arreglando un poco los mechones que se escurrían por su rostro.

Tratando de lucir presentable frente a Jungkook. Tratando de lucir menos roto ante los ojos redondos de la persona que alguna vez le sostuvo entre sus brazos.

—Hola, Jimin.—Trató de darle una sonrisa, pero no pudo, no cuando veía el notorio penar en los ojos del rubio.

Le daba mucha tristeza verlo así, le recordaba a cuando lo encontró llorando en los baños del colegio por la gran desplantada que su amado novio le había hecho, la misma pena seguía en sus orbes.

—Ah, yo de verdad no sé como llegué hasta aquí, mis pies me trajeron por si solos.—Rió, recostando su cabeza en el marco de la puerta.—Siento que...—Me trajeron a mi lugar seguro.

—¿Bebiste?

—Un poco.—Sonrió poniéndose erguido.

—Deberías ir a tu casa...ya es de noche y es peligroso.

—Lo sé.—Asintió.—Pero no quiero irme.

Estaba haciendo mal, pues sabía muy bien que Jungkook no le negaría nada, si ahora Jimin le pidiese al tatuado que le baje una estrella lastimosamente Jungkook podría hacerlo, aunque caiga del quinto piso, intentaría todo para conseguir un pedazo de estrella para Jimin.

Y eso era tan triste.

Pues Jungkook de cierta forma aún estaba atado a su amor incondicional por Jimin.
Y Jimin aún estaba atado a su amor dependiente por Taehyung.

—¿Puedo...pasar?

Podría echarlo, dejarlo al merced de la noche estando ebrio. Pero no lo haría.

No por amor, sino por una buena obra, no podría pegar un ojo en toda la noche sabiendo que dejó a Jimin solo a la merced de la fría noche.

—Puedes.

Le dio paso para que pudiese entrar, con pequeños tambaleos fue a sentarse hacia el sillón en medio del salón. Jungkook con un suspiro y cerrando los ojos cerró la puerta.

No podría moverse del sentimiento por Jimin si se lo encontraba todos los días.

Jimin le estaba haciendo difícil olvidarle.

—¿Quieres algo?

—No, está bien.—Siempre tan servicial. Pensó con una sonrisa.—Solo...quisiera que te sientes a mi lado, si no es mucho pedir.

—No lo es.

Jungkook a pasos lentos se iba acercando al sillón donde estaba sentado Jimin, una ola de recuerdos le invadió. Recuerdos en donde los dos apoyaban sus cabezas en el hombro del otro mientras jugaban videojuegos o miraban alguna película. Eran recuerdos que de vez en cuando le dolían, pero prefería recordarlos con una sonrisa.

A excepción de ahora.

Pues era diferente recordar que revivir algún momento pasado.

Se sentó a su lado y de forma inmediata el olor a trago inundó sus fosas nasales, Jimin había bebido una gran cantidad de alcohol, lo podía sentir en el aire.

—Gracias por dejarme pasar.—Susurró mirando el suelo.

—De nada.

—¿Mis ojos están hinchados?

—Lo están.—Asintió mirándolo.—¿Puedo...preguntar algo?

—Puedes.—Sonrió.

—¿Por qué bebiste?