Capítulo III

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Tras aquella cena, Jungguk se encerró en su habitación y aún frustrado por aquello, se dejó caer en su cama.

Cualquiera quería llevar una vida como la de el príncipe, eso era obvio... riquezas, poder, oro, tenía todo lo que quería cuando quería. Pero... ¿De qué valía tenerlo todo si no podías estar con quien amabas?

Sabía que el amor era una cosa que no se podía controlar, sin embargo la gente no lo veía así, estarías con quien se te obligará a estar, quisieras o no... y no con quien querías de verdad.

¿Qué pasaría si tomará la decisión de escapar de aquellas cadenas?

Tocaron ligeramente la puerta de su habitación y sin dudarlo, dio el permiso de entrar.

-¿Ggukie? ¿Estas bien?... e-escuché que hubo una discusión en la cena - dijo con preocupación.

-¿Uh? Oh... algo así, estoy bien Minie. - respondió con una sonrisa al verle.

-B-bien... también escuché que vendrá Taehyung ¿no estas contento? - preguntó mientras trataba de esbozar una sonrisa.

-Sí... es bueno verlo después de tanto tiempo. - respondió sin interés.

-...Ya veo, tal vez no estés de buen humor ahora, pero... ¿Te parece si vuelvo otra noche?

-¿Qué? No - exclamó - quedate a mi lado esta noche, por favor...

Ante la petición, Jimin cerró aquella puerta, asegurándose de que nadie pudiera abrirla.

En silencio se acercó al príncipe, deteniendose frente a él y pasando sus brazos sobre sus hombros para poder abrazarlo. Aquel momento era recorfornate y era relajante para ambos.

Jimin sin darse cuenta se sentó sobre las piernas del príncipe para poder comenzar a besar sus labios.

Ya no había nadie en los pasillos y las paredes eran demasiado gruesas para que alguien pudiera escuchar...
Solo seria un momento de pecado ¿no?

Comenzarón a desvestirse de forma rápida pero cuidadosa, Jungguk consideraba que la piel de Jimin era las más delicada, suave y limpia que jamás había tocado.

En cambio Jimin al ver el cuerpo de Jungguk, aceptaba que lo devoraba con la mirada, pues tenía un cuerpo que parecía ser bendición de algún dios, su color de piel era ligeramente bronceada y aquello era un peligro para cualquiera.

Jungguk puso de espaldas a Jimin, mientras comenzaba a besar y morder ligeramente el cuerpo del más bajo.

-Ah~...

-¿Te gusta? Eres muy sensible - dijo con voz ronca, mordiendo nuevamente la zona de su cuello.

-Hmng~ Gguk~ - gimió en voz baja.

Jungguk llevó dos de sus dedos a la boca de Jimin para que fueran lubricados con su saliva.

Segundos después esos mismos ya hacían en la entrada de Jimin.

Este último sintió su cuerpo estremecer al sentir como los dedos largos y gruesos de Jungguk estaban en él, abriendo sus paredes poco a poco.

-Ahh~ s-se siente extraño~ - dijo Jimin levantando sus caderas hacia Jungguk.

-Tu cuerpo dice otra cosa... ¿Quieres que vaya despacio o llegue más profundo? - cuestionó esbozando una sonrisa lasciva

-Mngh~ a-ambos~...ah~!

-Bien... lo que usted pida, Jiminie~ - respondió mientras sacaba sus dedos del interior de Jimin.

-Ah~!

𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐋𝐚 𝐌𝐚́𝐬𝐜𝐚𝐫𝐚 𝐃𝐞𝐥 𝐑𝐞𝐲                              ᵏᵒᵒᵏᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora