Volviéndote a encontrar

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Hatake Kakashi hijo único de Colmillo Blanco, el mejor ninja que haya pisado la aldea de la hoja a los ojos de su hijo; cumplió su cometido hasta el final así significara abandonar una misión por salvar a sus compañeros, pero, ¿de que le sirvió eso? Cuando esos mismos compañeros le dieron la espalda y lo culparon por el fracaso de la misión, las demás personas juzgaron a su padre sin conocerlo. Con el paso del tiempo su padre se fue deprimiendo hasta que un día no pudo más con la culpa que termino suicidándose en su casa, un día antes de que su único hijo, el único familiar vivió regresara de su misión y lo encontrara muerto en la sala de su casa.

Desde entonces Kakashi le guardo rencor a todos aquellos que orillaron a su padre a cometer tal atrocidad, culpaba a todo el mundo por darle la espalda al hombre que su único delito fue ver por el bien de los demás. No confiaba en nadie, el odio de la gente no solo provoco la muerte de su padre sino también que lo orillaron a vivir solo, hacer que un niño de tan solo 9 años comenzara a independizarse. Cuando entro a la academia pudo abrirse solo un poco a sus compañeros Rin y Obito dándose la idea que serian equipo hasta que uno de los tres muriera; su maestro le enseño más cosas como la confianza y no hacer las cosas por recibir algo a cambio, aun así, no podía derribar aquella gruesa pared de hielo que lo separaba de la confianza a ciega hacia alguien. 

Ahora con la nueva llegada de aquel misterioso maestro que le sonría con mucha nostalgia como si lo conociera de toda la vida, logro despertar ciertos sentimientos encontrados que solo sentía con su padre, era una conexión paternal, era una conexión de rencontrarse con algún familiar, era simplemente inexplicable. 

-Mi nombre es Obito Uchiha y me convertiré en el mejor ninja que esta aldea pudo haber tenido- dijo con mucho orgullo. Se llevo una mano al pecho y la otra la estiro al techo del lugar como si le estuviera prometiendo eso a alguien más. 

Sakura se le quedo viendo mucho más tiempo del que le hubiera gustado, lo ponía nervioso aun que no le pudiera ver los ojos, sabia que su cabello era rosa por los pequeños mechones que salían de la capucha, que su piel es blanca y que su sonrisa es de modelo.

-Mucho gusto Obito-chan- le respondió segundos después con una grande sonrisa, era su única forma de expresarse ahora que no le pueden ver los ojos.

Cuando estaba con Sasuke era un dolor de cabeza tener que expresar todo con los gestos de los ojos y la cejas, ahora, llegaba a casa con la cara entumida por tanto sonreír. 
Intentaba buscar algún indicio que le diera a ver la verdadera personalidad de Obito pero solo encontraba a un chico alegre.

-"En algún momento de su vida algo le hará cambiar, tuvo que hacer algo traumático para que desapareciera aquella sonrisa"- recordó aquellos ojos rojos que la miraban con un odio infernal que le quemaba el interior con tan solo recordarlo-. y por ultimo...

-Mi nombre es Kakashi Hatake y no tengo ninguna aspiración, por el momento lo único que me dedico es completar misiones- se recargo en el banco cruzando los brazos sobre su pecho sin mostrar mucho interés en seguir hablando, evitaba mirarla a ella viendo por la ventana como el sol estaba por ocultarse. 

Sakura le regalo una sonrisa leve para nada sorprendía por su presentación a comparación de Minato que se quedo callado varios segundo creyendo que seguiría hablando; sin duda su maestro no había perdido para nada su esencia lo único diferente era que de niño tenia una mirada de ausencia a comparación de adulto que era más desinteresada con la vida. 

-Muy bien ahora que ustedes se presentaron será mi turno- se levanto del escritorio para ponerse en frente de los tres-. Mi sobre es Sakumi, tengo... am...- comenzó hacer memoria de cuantos años en verdad tenia, hace mucho que no celebraba su cumpleaños-. ¿16 años? Y vengo de esta aldea solo que estuve de misión por un largo tiempo; mis gustos son la medicina y trabajar en equipo- casi se mordió la lengua por decir lo ultimo. 

-Sakumi-sensei... ¿Por qué se tapa los ojos?- Obito fue el valiente en preguntar la incógnita de los presentes.

-Porque... nací con una enfermedad que vuelve mis ojos muy sensibles a la luz por eso tengo que usar esto- agarro la capucha-. Para poder ver, además, se van asustar al verme.

Los chicos guardaron silencio analizando sus palabras, Obito en verdad pensaba que unos ojos podían causar temor por eso se imagino los diferentes tipos de ojos que su sensei pueda tener desde ser un ciclope hasta a no tener ojos, Rin era un poco más centrada a la realidad creyendo fielmente que en verdad su maestra tenia esa enfermedad generándole lastima pero también admiración, en cambio Kakashi sabia que su maestra mentía con descaro y grande fue más su sorpresa al ver que sus compañeros se lo habían creído. 

Sakura dio la clase por terminada prometiendo que mañana se verían para su primera misión juntos, cada quien se fue por su lado en cambio Kakashi se propuso en seguir a su maestra para ver que ocultaba. La siguió por varias horas dándose cuenta que buscaba por perderse entre las personas, caminaba entre calles, caminaba por los techos, se iba hasta al bosque solo para regresar de nuevo a la academia. Se estaba cansando al ver que nada de esto tenia hasta que vio en frente de sus ojos como su sensei desaparecía para aparecer atrás de él.

-¿Te divertiste Kakashi-chan?- su voz era divertida, había logrado captar la atención de su maestro y eso la tenia feliz

El joven brinco del susto por la cercanía que habían tenido hace unos segundos, literalmente su maestra le había hablado cercas de la oreja poniéndolo incomodo.

-Yo... yo- por primera vez en su vida no tenia excusa para algo, agradeció tener la mitad de su cara cubierta por la mascara para que no viera su sonrojo.

Sakura sonrió de una manera que el joven no pudo descifrar.

-Tranquilo la verdad que acabo de darme cuenta de tu presencia- mintió.

Kakashi se tranquilizó un poco después de escuchar aquello.

-¿Tienes hambre?- se estaba arriesgando mucho, pero, no podía evitar tener la presencia de su sensei cercas.

El joven dudo un momento pensando si era buena idea comer en público hasta que terminó aceptando.

-Vamos a comer ramen... Yo invito- así ambos se fueron caminando.


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El Kakasaku es una de mis parejas favoritas, se me hace muy tierno y a la vez trágico por la gran diferencia de edad que hay aún así no es impedimento para shipeos.

Sus ojos verdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora