Capítulo 5

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No había vuelto con los de mi clase el el autobús.

¿La razón?, Literal tenía los ojos rojos por haber estado llorando y me daba vergüenza que me vieran así.

Obviamente a Persona y mi padre no les había hecho ni pizca de gracia verme llorando, y eso solo empeoro cuando se dieron cuenta que ni lo que normalmente me alegraba, esta vez no lo hacía.

Me había dado cuenta que algunas veces las emociones de un niño eran demasiado fuertes como para ser controladas aun siendo una persona adulta dentro de el cuerpo de uno.

Entonces si, estaba reaccionando como un niño haría cuando se da cuenta que no ha podido conseguir algo que con mucho empeño necesitaba para hacer con su esfuerzo un regalo para una persona especial.

Eso había llevado hasta casi un tercer grado hacia Persona del porque estaba llorando, obviamente había tenido que explicar el motivo entero.

Padre se había enternecido y enfadado a partes igual, enternecido porque, bueno su bebe quería darle un regalo hecho con esfuerzo por el mismo, lo que para un padre yandere es como el regalo de los mismos dioses, y por otro lado estaba extremadamente cabreado porque una niñata se había atrevido a interponerse entre él y ese hermoso regalo además de poner triste a su bebe.

Y todos sabemos que en un internado las noticias vuelan pronto y mas cuando tus dos mejores amigos están enfadados por igual con dicha niña.

Lo que había llevado a que en todo el fin de semana no se supiera nada de Harry, mientras este estaba en la habitación de su padre, siendo mimado y consentido por este mientras lo animaba hacerle dibujos, que eran regalos igual de buenos o incluso mas que algo hecho con arcilla.

Y Harry siendo el inocente pan de dios que es, cayo rotundamente en la táctica de distracción.

Mikan por su lado, no lo estaba pasando realmente bien en estos momentos, era perseguida por arañas a donde fuera y tenía que huir de otros insectos asquerosos y que daban mucho miedo.

Después los de su clase no la ayudaban cuando iba a contarles sobre los insectos molestos, y el único que podía ayudarle por su alice de fuego casi la calcina viva si no fuera gracias a su alice de nulificación.

Y como puedes intuir toda la academia alice estaba enfadada, todo dependía de que Harry estuviera feliz para que ellos no fueran miserables o tratados como armas, y esa niña había conseguido que la relativa paz que tenían desde hace años colgara de un hilo extremadamente fino.

La gran mayoría podía entender que quisiera ganar dinero para comprar esos dulces, pero si desde un principio hubiera preguntado amablemente por uno, seguramente se lo hubieran dado, y, si te dicen que hay otros sitios a los que se debe de ir antes de poder descansar, todos los que habían pasado por tener un compañero para poder ir a Central Town sabían que tenían que hacer caso a su compañero.

Y los directores restantes, bueno ellos estaban a la que saltaban, realmente no tenían nada contra la niña, pero la mocosa había alterado la paz y eso podía ser peligroso si el director que faltaba decidía que la tregua de tranquilidad se había acabado.

Solo rezaban para que el hermoso niño de ojos verdes, volviera a su vivaz yo de siempre, esa misma alegría que los había enamorado profundamente y sin marcha atrás.

Y Harry, bueno durante todo el fin de semana durmió en la misma cama con su padre, como hacía cuando estaba enfermo, triste o cuando era mas pequeño, en este caso eso le había ayudado a que la tristeza tonta que sentía se fuera mas rápido, pasando el cumpleaños de su padre solos los dos y como regalo de cumpleaños muchos dibujos y una pulsera hecha con cuentas brillantes, las cuales adoraba, las encontraba hermosas.

Y su padre obviamente, había pasado su cumpleaños como cada año desde que había recuperado a su hijo, de su forma especial, solo ellos dos mientras podía poner toda su atención en su bebe, y su bebe a cambio solo le prestaba atención a él.

Le encantaba ser el único centro de atención de su bebe, tal como él lo era desde que se reencontraron, su mundo siempre es y será su hermoso niño de ojos verdes.


Pobre Harry, el inocente no sabe que la obsesión de un yandere solo aumenta con el tiempo.

Mi hermoso niñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora