Doctober Stone - SenGen (Dr. STONE)

Día 16: Family/Familia (SenGen)

—Oye, mentalista.

—¿Si, Senkuu–chan?

—Deja de temblar.

Gen soltó de inmediato la mano de Senkuu al escucharlo, causando que el chico soltara una risa ante su reacción.

—No estoy temblando—negó, haciendo un puchero y frunciendo las cejas.

—Ajá, como digas—contestó divertido, para luego tocar el timbre de entrada que tenían enfrente.

Gen volvió a tensarse.

En ese momento estaban fuera de la residencia Ishigami, el hogar de Senkuu.

Gen estaba a solo instantes de ser presentado a la familia de su novio, los cuales solo conocía por fotografías que él le había mostrado y ciertas cosas básicas que él le había contado (como que tenía una madrastra y tres medias hermanas, además de su padre). Era navidad y ambos venían llegando hace solo unas horas a Japón, ya que ambos estuvieron un tiempo en Estados Unidos; Gen haciendo su trabajo de artista y Senkuu haciendo prácticas en la NASA.

Byakuya, el padre de Senkuu, se había ofrecido a ir a recogerlos al aeropuerto, pero Senkuu se negó, sabiendo que ese día su familia tenía muchas cosas que preparar por la fecha.

Gen se sentía agradecido en el fondo. Le daba más tiempo para prepararse mentalmente.

Nunca había estado tan nervioso en su vida, ni siquiera la primera vez que había subido a un escenario. Y es que en verdad tenía mucho miedo de no encajar. No sabía cómo eran las familias normales (la suya nunca fue una como tal) ni cómo debía comportarse.

¿Y si la jodía?

Ni siquiera su basto conocimiento en psicología se sentía suficiente en estos momentos.

—Gen—lo llamó nuevamente Senkuu, antes que abrieran la puerta—Todo estará bien.

Este lo miró, sin saber qué expresión estaba haciendo realmente y asintió.

Justo en ese momento, la puerta principal fue abierta y un hombre de cabellos cenizos y ojos rojos apareció detrás de ella.

Su rostro se iluminó en menos de un segundo.

—¡Senkuu!—exclamó a la vez que abría sus brazos y atrapaba entre ellos a su hijo mayor.

—Hola, viejo—se dejó hacer. Después de todo, habían pasado meses desde la última vez que se vieron.

Luego, los ojos de Byakuya se posaron en Gen y este se tensó.

—Tu debes ser Gen ¿no?—la voz de él seguía sonando cálida a sus oídos y la sonrisa no desapareció. Soltó a Senkuu y estrechó la mano su mano—¡Un gusto conocerte!

—El gusto es mío, Byakuya–san—intentó que su voz sonara neutra, pero un leve temblor lo delató.

Senkuu soltó una risa ante eso, ganándose una mirada de reproche por parte de este.

—Por favor, solo dime Byakuya—le pidió, sin dejar aquella calidez—¡Vengan! Liliam y las chicas están terminando de decorar el árbol.

Los tres finalmente ingresaron.

Para Gen, el interior del hogar se sentía realmente cálido y reconfortante, haciéndolo sentir fuera de lugar. ¿Acaso todo era real...?

—¡Senkuu! ¡Bienvenido!—una mujer mayor y rubia apareció en su campo de visión, con una gran sonrisa.

Le recordó un poco a Byakuya, pero ella era menos efusiva.

—¡Llegaste, Senkuu!—una chica, también rubia y con una coleta alta le saludó desde el árbol, donde estaba agachada. Junto a ella, estaba otra chica de casi la misma edad de largos cabellos y una niña que no pasaba de los seis años. Gen supuso que eran Kohaku, Ruri y Suika, las medias hermanas de Senkuu.

La rubia mayor le regaló un corto abrazo a su novio, diciéndole lo mucho que lo había extrañado y luego miró a Gen.

—Buenas tardes, Gen. Es un placer conocerte—su sonrisa era realmente hermosa, tanto que Gen sentía que sus ojos dolían.

—El placer es mío—le contestó, también sonriendo.

—¿Así que este es el Gen del que tanto hablas, hermanito?—Kohaku apareció junto a ellos, mirando a Senkuu de forma burlesca a su hermano mayor.

—No sé de qué hablas—se hizo el desentendido, sin siquiera mirarla.

—Oh, claro—contestó de forma sarcástica.

Liliam y Byakuya rieron.

—No molestes a Senkuu, Kohaku—le reprochó Ruri, llegando también a su lado—Sabes que siempre ha sido un vergonzoso.

Senkuu bufó.

Ante las bromas, Gen se permitió reír, sintiéndose más relajado.

—¡Mucho gusto, Gen!—Suika le saludó—¡Y bienvenido a nuestra familia!

Gen sintió una desconocida calidez en su pecho.

Familia... que lindo sonaba aquella palabra.

—Muchas gracias, Suika–chan—y le regaló una caricia en sus rubios cabellos.

Sí, podría acostumbrarse a esto.